Ramón
Rey Ardid, Doctor en psiquiatría y en ajedrez
( Autor :
Javier Cordero Fernández -
©
Ajedrez de
ataque )
Ramón Rey Ardid marcó una época en el ajedrez español
y lo consiguió por varias motivos: unos resultados
excelentes en competición, una constante dedicación a la
difusión del juego y un gran afán investigador en
prácticamente todas las modalidades del ajedrez. Por todo
ello fue un pilar importante en el, por otro lado, lento
desarrollo de este deporte en España.
Ramón Rey Ardid nació el 20 de Diciembre de 1903, en
Zaragoza (España). Falleció el 21 de Enero de 1988, en
su ciudad natal.
Rey Ardid se adentró en el extenso mundo del ajedrez a la
tardía edad de 15 años, siendo su padre el encargado de
enseñarle a dar 'sus primeros pasos', todavía
tambaleantes, dentro de un tablero. Sin embargo, en
primera instancia no se sintió excesivamente atraído por
torres y alfiles, y no empezó a jugar con asiduidad hasta
dos años después, al finalizar el bachillerato, tras
quedar gratamente impresionado por lo que vio en un torneo
organizado en el Casino de Zaragoza en el que participaba
Manuel Golmayo, gran dominador del ajedrez nacional. La
experiencia produjo un gran entusiasmo en su inquieta
mente adolescente y comenzó a devorar los pocos libros de
ajedrez a los que se tenía acceso en la época, como el
manual de Philidor o la obra de Paluzie y Lucena.
El aprendizaje del ajedrez, y de cualquier otra
disciplina, se realiza de forma más sencilla y natural si
se lleva a cabo en la niñez, por eso sorprende la
facilidad que mostró Rey Ardid para aprender y progresar
en su juego, lo que muestra un talento innato para el
ajedrez. En sólo dos años Rey Ardid consiguió ser
jugador de 1ª categoría, logrando su primera victoria en
el Campeonato de Zaragoza. Con 19 años su fama le
precedía y su nombre era conocido por toda la geografía
española, como lo demuestra algunas sesiones de
simultáneas que dio lejos de Zaragoza: en Gijón fue
sometido a una dura prueba, jugó una sesión de
simultáneas a la ciega contra 5 de los jugadores más
fuertes de la ciudad cosechando un mal resultado (=1 -4);
dos días después dio unas simultáneas de partidas
normales en las que logró resarcirse de sus malas
sensaciones (+19 =4 -4). Este tipo de sesiones fueron muy
comunes a lo largo de su carrera, lo que suponía una
fuente extra de ingresos y la posibilidad de conocer
nuevos lugares.
En aquella época se reunía con asiduidad con José
Juncosa, jugador más importante de la ciudad, y otros
jugadores veteranos de los que pudo aprender... y
aprendió rápido, tanto, que fue seleccionado para
representar a España en la Olimpiada, no oficial, de
París (1924). El ajedrez en España no atravesaba su
mejor momento y sólo se pudo enviar a 3 jugadores para
cubrir los 4 puestos requeridos: Marín, Golmayo y Rey
Ardid. Curiosamente, esta sería la única participación
de Rey Ardid en unas Olimpiadas por motivos que
conoceremos más adelante. Su actuación en París fue
irregular, en la fase preliminar se quedó lejos de
clasificarse para la final (4º de 6 jugadores y sólo se
clasificaba el primero) y en la final de consolación no
logró mejorar sus resultados, finalizando con 6 puntos en
13 partidas; España finalizó en décima posición en la
clasificación global, sobresaliendo Manuel Golmayo que
logró un puesto en la final, en la que ocupó el
penúltimo lugar.
A estas alturas hay que mencionar un importante detalle:
Rey Ardid simultaneaba sus breves incursiones en el mundo
del ajedrez con los estudios de Medicina (en la
especialidad de Psiquiatría) que cursó en Zaragoza de
1920 a 1927. Ni durante su formación ni más adelante,
cuando comenzó a ejercer como médico, pudo dedicar
demasiado tiempo a su preparación ajedrecística y se vio
en la obligación de rechazar invitaciones a torneos que
provenían del extranjero e incluso tuvo que resignarse a
no participar en alguna prueba nacional. Rey Ardid
comprendió que sus nuevas ocupaciones le iban a impedir
dedicarse al ajedrez de competición de forma activa, por
lo que buscó otras ramas por las que poder dar salida a
sus inquietudes por el juego de Caissa, encontrando en el
ajedrez postal una forma ideal de seguir jugando. Las
partidas por correspondencia, que empezó a jugar con
asiduidad desde los 20 años, fueron un refugio ideal para
poder seguir compitiendo y entrenando. Veamos a
continuación algunas partidas brillantes que disputó en
esta modalidad:
En 1926 participó en su primera competición importante:
el torneo internacional de Barcelona, donde se
encontraría con el vigente campeón de España, Manuel
Golmayo. Su actuación fue positiva, finalizando en un
meritorio 4º
lugar, aunque todavía lejos de Golmayo,
claro vencedor de la prueba, cuyo título era el objetivo
que Rey Ardid vislumbraba en su horizonte ajedrecístico.
En 1927, tras finalizar sus estudios de Medicina, Rey
Ardid se trasladó a Madrid con la intención de cursar el
Doctorado en la especialidad de Psicología y
Psiquiatría. La experiencia vivida en la capital fue muy
positiva para su ajedrez, allí pudo entrar en los
círculos ajedrecísticos de la ciudad y jugar con
asiduidad por primera vez en su vida, por lo que su nivel
de juego ascendió de forma vertiginosa. Sólo un año
después logró el triunfo en un torneo clasificatorio
para la Olimpiada (logrando 13 puntos en 14 partidas, sin
perder ninguna), superando a José Sanz, Martín Ortueta y
Rodríguez Lafora entre otros y logrando distanciar al
segundo clasificado en 4 puntos... aunque nuestro
protagonista tuvo que soportar el peso de una sorprendente
injusticia: finalmente no fue seleccionado para la
Olimpiada, en una decisión difícil de comprender que
levantó una gran polémica. Un año después, Rey Ardid
se encargó de demostrar lo desacertado del criterio de
los miembros de la Federación con su brillante actuación
en el torneo de Barcelona, en el que finalizó como
primer español clasificado en una competición durísima
que contó con Capablanca, Tartakower o Colle: Ver
tabla. Por esta notable actuación, se le
concedió el derecho a retar al campeón de España Manuel
Golmayo, encuentro que fue concertado para finales de
1930.
Andor
Lilienthal vs Rey Ardid
El titulo de campeón de España llevaba 9 años sin
ponerse en juego, Golmayo no tenía rival y nadie parecía
dispuesto a plantarle clara, por lo que el duelo con Rey
Ardid levantó una gran expectación. Golmayo era el
favorito, pero la figura de Rey Ardid había crecido más
de lo que los expertos suponían y desde el principio,
gracias a una mayor fuerza en el terreno posicional,
logró dominar el match con claridad. El resultado, 5-2,
no deja lugar a la duda: Ver
tabla y partidas. Rey
Ardid cobró 960 pesetas, más los gastos del viaje, por
su victoria... Golmayo, curiosamente, cobró una cifra
más alta aunque fue el derrotado. El reinado de
Rey Ardid duró 14 años, poniendo su título en juego en
4 ocasiones hasta que fue derrotado por José Sanz en
1943. En el siguiente enlace podéis seguir el
devenir de sus luchas en los campeonatos nacionales:
El 25 de Marzo de 1931 comenzó a colaborar en el
periódico La Vanguardia con una columna semanal en la que
repasaba con amplitud la actualidad ajedrecística
nacional e internacional, la cual se prolongó hasta el 17
de Julio de 1936, cuando fue cancelada por el comienzo de
la Guerra Civil. Sin duda, esta columna fue un aporte
importantísimo en la divulgación del ajedrez, tratando
temas muy diversos: torneos, ajedrez por correspondencia,
partidas brillantes, actualidad, actividad de los clubes,
estudios y finales, artículos... un extenso legado que
incluso hoy en día representa una importante fuente de
consulta. Rey Ardid colaboraría con otros periódicos,
como El Heraldo de Aragón o Amanecer, así como en
multitud de revistas de ajedrez internacionales. Su forma
de escribir, clara y elegante, era su mejor credencial, lo
que unido a un profundo conocimiento de la actualidad del
mundo del ajedrez (a través de la lectura de todo tipo de
revistas y libros) hizo que fuese un columnista muy
solicitado. Me he permitido rescatar uno de sus artículos
publicados en La Vanguardia, con una temática muy
relacionada con esta web, lo que nos permitirá conocer su
faceta periodística:
En 1931 Rey Ardid regresó a Zaragoza con su título de
Doctor bajo el brazo y un puesto de médico esperándole
en el Sanatorio Nuestra Señora del Pilar de su ciudad
natal. Volcado en su nueva profesión, el ajedrez fue
relegado a un segundo plano no pudiendo competir en
ningún torneo durante 2 años. Sin embargo, durante ese
tiempo Rey Ardid no dejó pasar ninguna oportunidad que le
permitiese sentarse de nuevo ante el tablero... aunque no
tuviese ningún rival en frente: en 1931 jugó el match
por correspondencia entre Alemania y España y lo hizo con
un éxito que traspasó fronteras, derrotando por 2-0 al
campeón del mundo de la especialidad Eduard Dyckhoff;
España logró el triunfo con claridad: 7'5-4'5.
En 1933 repitió experiencia, aunque en esta ocasión
enfrentándose a la selección de Suecia. Rey Ardid jugó
en el primer tablero y empató 1-1 con Nils Johansson...
su derrota ante el jugador sueco fue una verdadera obra de
arte: Ver
partida. El resultado final fue de 9'5-6'5
a favor de España. También en 1933 participó en el
encuentro entre Zaragoza y Barcelona cono primer tablero,
empatando con Ángel Ribera y perdiendo los maños el
match por 4'5-1'5. En esos dos años sólo pudo participar
en un torneo local en Zaragoza y lo pudo hacer porque no
interfirió de forma directa en sus ocupaciones laborales;
Rey Ardid venció de forma clara, aunque cediendo una
derrota: Ver
tabla.
A Rey Ardid no le había tocado vivir una época sencilla
en lo que al ajedrez se refiere, apenas se organizaban
torneos y se jugaba de forma prácticamente amateur. El
ajedrez no era una profesión para los ajedrecistas de
aquellos tiempos, sino una pasión, pasión que les
permitía progresar a pesar de tener que dedicar la mayor
parte de sus vidas a otras ocupaciones laborales. Rey
Ardid nunca ocultó lo que el ajedrez significaba para
él: “Para
mí el ajedrez es el pasatiempo más maravilloso que
existe, por las bellezas que encierra y por su intrínseca
dificultad. Es un juego que una vez aprendido creemos
poder llegar a dominar, pero es tan esquivo que casi
siempre se nos escapa de las manos”.
En 1933 Rey Ardid conoció el lado amargo de la vida,
teniendo que soportar una dura prueba con el fallecimiento
de su hija de sólo 16 meses, a la que rendiría un
emotivo homenaje desde su columna de La Vanguardia. Como
es lógico, su actividad en el tablero se paralizó casi
por completo durante aquel año.
En 1934 tuvo la
actuación más brillante de su carrera, desplegando un
juego de primer nivel durante el torneo de Sitges,
donde finalizó en un meritorio segundo
lugar superando a varios jugadores de renombre
internacional como Tartakower, Spielmann o Koltanowski.
Además firmó la que tal vez es su victoria más famosa,
un triunfo meteórico y brillante ante Tartakower: Ver
partida. Por
este gran resultado cobró la nada despreciable cifra,
para aquella época, de 400 pesetas; el ganador del
torneo, Andor Lilienthal, se embolsó 500 pesetas.
En Septiembre, Rey Ardid pudo disfrutar de unas vacaciones
después de mucho tiempo y decidió aprovecharlas para
viajar a París junto a su esposa, un viaje que ambos
necesitaban después de haber vivido una tragedia de tal
magnitud. Su paso por la ciudad de la luz estuvo muy
ligado al ajedrez, por lo que merece la pena contar sus
vivencias en el siguiente apartado:
La importancia que Rey Ardid había alcanzado en el mundo
del ajedrez no pasó desapercibida en su ciudad natal y
desde el Centro Regional Aragonés se intentaron organizar
diversas actividades que podían ser beneficiosas para su
desarrollo como jugador. En 1934 invitaron al talentoso
joven Andor Lilienthal a pasar unos días en la ciudad, lo
que se aprovechó para organizar un match que le
enfrentaría a Rey Aridd: el jugador húngaro venció con
claridad por 5'5-2'5. En 1935 se repitió experiencia con
el campeón del mundo Alexander Alekhine y con el francés
Victor Kahn, actividades que pusieron a Zaragoza en la
primera plana del ajedrez español. Tras la retirada de
Rey Ardid, unos años después, Zaragoza perdió
relevancia y pasó a un segundo plano en el panorama
nacional.
Rey Ardid tuvo que tomar dolorosas decisiones en aquella
época, rechazando varias invitaciones de torneos
internacionales en los que hubiese deseado participar. Sus
ocupaciones laborales eran muy absorbentes y sólo podía
acudir a torneos durante sus vacaciones. Por este motivo,
en 1935 tuvo que declinar la invitación llegada de la
lejana Buenos Aires para participar en un torneo donde
competirían los jugadores iberoamericanos más
destacados. Incluso tuvo que renunciar a participar en
varias Olimpiadas y ni siquiera pudo tomar parte en el
torneo nacional de Reus 1936. Sin embargo, en ocasiones la
suerte le sonreía y podía acudir a la disputa de algún
torneo, tal como hizo en Hastings (1936). Esta
competición se desarrollaba durante las vacaciones de
Navidad y Rey Ardid fue invitado al torneo 'B', en el que
sería su primer torneo fuera de España. Su actuación
fue realmente destacada compartiendo el primer puesto con
otros 4 jugadores: Ver
tabla. Este resultado tiene
un gran mérito, ya que, como el mismo reconoció, apenas
se había podido preparar para esta prueba.
Del 16 de Abril al 5 de Mayo de 1936 Rey Ardid participó
en su segundo y último torneo fuera de España, en la que
tal vez fue la competición más importante en que tomó
parte: el torneo de Ostende. Como siempre, tuvo grandes
dificultades para organizar su vida laboral de tal modo
que le permitiese viajar a Bélgica. Finalmente pudo
confirmar su participación y viajó, junto a su esposa, a
una ciudad de gran tradición ajedrecística. En Ostende
se vio lastrado por su falta de preparación y no
consiguió finalizar en los puestos de cabeza, aunque su
actuación, logrando la mitad de los puntos en juego, no
puede catalogarse como un fracaso: Ver
tabla.
El estallido de la Guerra Civil española, sólo unos
meses después de su participación en Ostende, paralizó
toda actividad en el país. Zaragoza fue sacudida con
fuerza por el conflicto, ya que el frente llegó a estar
en sus mismas puertas. Aún así, Rey Ardid se resistió a
que la guerra también quebrara los tableros de ajedrez y
dio alguna sesión de simultáneas durante el conflicto,
época de la que también se conserva alguna partida que
disputó de modo amistoso.
Tras la guerra, al ajedrez español le costó levantarse y
volver a caminar. Rey Ardid regresó a la competición en
1941 y lo hizo con gran éxito venciendo en los torneos de
Madrid
y Zaragoza sin perder una sola partida. Un año después,
retuvo su título de campeón nacional sin demasiados
problemas ante Juan Manuel Fuentes. Sin embargo, lo que no
es tan conocido es que Rey Ardid negoció, sólo unos
meses después de su triunfo ante Fuentes, la disputa de
un encuentro valedero para el Campeonato de España que le
enfrentaría al pujante Antonio Medina. Incluso se fijó
fecha y lugar: Junio y Sitges. La noticia causó una gran
sorpresa y levantó mucha expectación. Sin embargo, el
mundo del ajedrez nunca llegaría a ver este interesante
duelo, ya que la FEDA nunca dio su respaldo a esta
iniciativa y finalmente impuso su poder para cancelarlo.
Como ya hemos visto, Rey Ardid perdió su corona en 1943
ante José Sanz en una encarnizada lucha que se decidió
en la última partida. Antes, durante y después del match
Rey Ardid se mostró muy molesto con la Federación
española, ya que había sido obligado a poner en juego su
título 11 meses después de su match contra Fuentes,
cuando se había estipulado que debía hacerlo 2 años
después del mismo. Rey Ardid solicitó que se jugase un
match de revancha ante Sanz y el campeón, a través de
una carta publicada en el diario Sol, mostró su
conformidad. Incluso se llegó a fijar la duración del
mismo en 10 partidas, aunque fue la propia Federación
española de ajedrez la que frenó en seco la iniciativa y
prohibió la organización del match. Ante esta
situación, un encolerizado Rey Ardid decidió darse de
baja en la Federación, motivo por el cual fue sancionado
por un año. Una vez transcurrido el año de sanción, Rey
Ardid fue invitado al torneo de candidatos que dirimiría
el nombre del aspirante al título nacional, aunque se
negó a acudir. Rey Ardid contaría esta historia en una
entrevista casi 30 años después, el paso del tiempo no
había cicatrizado las heridas y seguía estando molesto,
sobre todo con el presidente de la FEDA de aquel tiempo al
que se refirió con acritud: "no recuerdo su
nombre, creo que era un marqués".... su nombre
era Raúl de Ory y Barat, marqués de Monte Corto.
Como es bien conocido, Alexander Alekhine, campeón del
mundo de la época, residió
en España en 1944. Alekhine pasó varias
temporadas en Zaragoza durante aquel año y se reunió con
Rey Ardid a menudo, con el que disputó multitud de
partidas amistosas de media hora, unas 300 según el
Doctor Rey, de las cuales no ha quedado sino el recuerdo.
Ambos maestros también disputaron un match serio a 4
partidas, en el que Alekhine ganó de forma apurada por
2'5-1'5 (+1 =3).
Una vez cumplida su sanción, Rey Ardid, todavía molesto
por lo que consideraba una injusticia, volvió a la arena
ajedrecística en el torneo Duque de Alba (1946), reto que
le atrajo irremediablemente ya que tendría la oportunidad
de enfrentarse a los jugadores más importantes del país
(Pomar, Medina, Golmayo y Sanz) en el Palacio del Duque de
Alba en Madrid. Rey Ardid mostró un juego superior y
obtuvo el triunfo con comodidad tras vencer en todas sus
partidas salvo las tablas que logró ante Golmayo: Ver
tabla. Fue un triunfo inesperado debido la
inactividad del Doctor que, con modestia, justificó en la
buena gestión que hizo del tiempo en cada una de sus
partidas. En 1947 participó en el II Torneo Duque de
Alba, competición organizada en Zaragoza como homenaje al
torneo jugado en Madrid. Rey Ardid, que estuvo en cabeza
todo el torneo, se vio sorprendido en la penúltima ronda
por Armando Fernández Serrano (que sería el vencedor
final) y cayó derrotado en un brillante final, quedando
relegado a la segunda posición: Ver
tabla. Pero esto sólo
fue una despedida. Desencantado, decidió retirarse del
ajedrez, aunque todavía tuvo una última aparición en un
match amistoso que le enfrentó al joven talento Miquel
Albareda: su falta de entrenamiento le pasó factura y fue
claramente derrotado por 4'5-1'5 (-3 =3). Rey Ardid
cumplió su palabra y abandonó el ajedrez durante 27
años.
Pomar vs
Rey Ardid (1946), observan el Duque y la Duquesa de Alba
En 1945 Rey
Ardid había sido nombrado director del Sanatorio
psiquiátrico Nuestra Señora del Pilar y, una vez
retirado del tablero, se consagró a su trabajo y a su
familia. Muchos años más tarde, en 1966, fue
catedrático en la Facultad de Medicina de Zaragoza. En el
campo de la Medicina también logró destacar, haciendo
que su nombre fuese conocido y reconocido, llegando a ser
nombrado
académico de la Real Academia de Medicina...
tras estos nuevos logros se escondía mucho trabajo:
ponencias, conferencias, publicaciones en revistas (más
de 100 en total) y libros escritos en un caudal de horas
dedicadas a su profesión. Incluso fue el creador de un
método para la terapia de la esquizofrenia: el bombeo
espinal, que levantó expectación incluso fuera de
España, llegando a dar conferencias sobre el tema en
Austria y Alemania, Y entre tanta actividad, aún tuvo
tiempo para el ajedrez, aunque de un modo más relajado
disputando partidas de forma amistosa. En esos años de
retiro llegó a participar en algún torneo menor, siempre
en su querida Zaragoza y siempre por no decepcionar a
quiénes le habían invitado: por ejemplo, venció en la
Copa de Zaragoza de 1956 (ver
tabla) y en el torneo de
Zaragoza de 1958.
Eso sí, el ajedrez le llamaba constantemente, del tablero
siempre terminaban llegando cantos de sirena que le
tentaban, tal como ocurrió cuando realizó un viaje a
Innsbruck (Austria) con motivo de un congreso de
psiquiatría al que había sido invitado en 1951. Allí
realizó varias ponencias... y accedió a disputar un
pequeño torneo de ajedrez del que no se conserva casi
ningún dato, sólo una partida jugada por Rey Ardid
contra Hans Müller y otra entre Egger y Raffay.
En 1973, tras toda una vida de trabajo, le llegó el dulce
momento de la jubilación. Disponiendo de tiempo libre
prácticamente por primera vez en su vida, decidió
retomar su pasión dormida por el ajedrez. Tras prepararse
durante unos meses, decidió volver a competir en torneos,
parte de la historia que podéis conocer en el siguiente
enlace (con la idea de no alargar en demasía la parte
principal del artículo):
Rey
Ardid estuvo jugando torneos hasta su fallecimiento, el
cual se produjo en Enero de 1988. Con su desaparición,
Rey Ardid dejó un vacío difícil de llenar, tanto por
sus distintos aportes al ajedrez como por su
caballerosidad con todo aquel con el que trababa
relación. Todos los testimonios que existen sobre él nos
hablan de una persona amable, muy culta, con extensos
conocimientos fuera del ajedrez y de buen corazón, capaz
de atender en su consulta a enfermos mentales sin recursos
y no cobrarles nada, o tener el detalle de enviar dinero a
alguno de sus rivales para que compraran algo a sus hijos
por Navidad. También solía escribir cartas a sus rivales
para felicitarles cuando éstos lograban un buen resultado
y animarles a seguir por ese camino.
En el
tablero siempre mantuvo una curiosa dualidad,
debatiéndose entre el ajedrez posicional, estilo que su
mente metódica le recomendaba, y el ajedrez táctico,
estilo que admiraba. En su trabajo se vio obligado a ser
cuidadoso y hermético, siempre conduciéndose entre unos
raíles que no le permitían salirse de una ruta marcada,
sin tiempo para la improvisación, aspecto que le dio un
punto de prudencia a su estilo en el tablero. Pero en el
ajedrez encontró algo más: la posibilidad de crear, de
liberar al artista que llevaba dentro. Por este motivo,
nunca rehuyó el combate en posiciones complicadas,
buscando destellos y combinaciones brillantes siempre que
la situación se lo permitía. Fue un gran teórico y
estudioso del ajedrez, además de un excepcional
finalista. Como muchos jugadores de aquella época,
sentía admiración por los maestros clásicos y entendía
a la perfección su responsabilidad con la parte
artística del juego.... y es que Rey Ardid siempre
comprendió la grandeza del deporte que practicaba: "El
ajedrez... nunca está del todo al alcance de la mano...
ese algo que no llegamos a dominar es donde reside su
mayor encanto: siempre va un poco más allá en su
dificultad de lo que la capacidad humana puede
alcanzar".
Rey Ardid
vs Alexander Alekhine (1944)
Su
aportación a la literatura ajedrecista fue amplia, lo
cual no nos debe sorprender debido a su facilidad para la
escritura y a un estilo que conectaba rápidamente con el
lector. Entre sus obras más conocidas se encuentran: 'Los
principios del ajedrez', 'Cien partidas de ajedrez', 'Cien
nuevas partidas de ajedrez', 'Aperturas abiertas' y
'Tratado de finales' (que consta de 5 volúmenes). Además,
hizo su aportación a la teoría de aperturas con una
variante del gambito de dama declinado, que lleva su
nombre: 1.d4 d5 2.c4 e6 3.Cc3 c5 4.cxd5 exd5 5.Cf3 Cc6
6.g3 c4 7.e4.
También
fue un apasionado de la composición de finales y estudios
artísticos, logrando varios premios por sus
composiciones. Además, trató de apoyar esta disciplina,
que en España estaba poco desarrollada, desde su columna
de La Vanguardia, en la que solía publicar problemas con
asiduidad o trataba noticias relacionadas (como la
creación de la SEPA (Sociedad Española de Problemistas
de Ajedrez), a la que dio gran difusión). A continuación
podéis descargar una selección de sus problemas
(cortesía del siempre amable Joaquim Travesset), una base
con sus partidas (tal vez la más amplia que existe en
internet) y podéis consultar su palmarés:
93
problemas de Rey Ardid |
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269
partidas de Rey Ardid |
|
Palmarés
de Rey Ardid |
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|
La
importancia de Rey Ardid ha trascendido al paso del
tiempo: en 1994 se creó la Fundación Rey Ardid,
destinada al tratamiento de enfermedades mentales. Su
pasado ajedrecístico ha sido recordado en la Fundación,
que entrega los premios "Peón" en los que se
reconoce la labor de organizaciones o empresas volcadas en
la integración de personas con enfermedades mentales.
Dentro
del mundo del ajedrez también tuvo varios
reconocimientos. Tal vez el más célebre fue la
organización de un torneo en su memoria, que se disputó
desde 1989 en Zaragoza (realmente se trataba del antiguo
Open Ibercaja, que cambió su nombre para pasar a
denominarse Memorial Rey Ardid en recuerdo al jugador más
destacado de la ciudad: Ver
palmarés).
Aunque menos conocido, en los años 70 también se jugaba
un torneo por eliminatorias que llevaba su nombre,
también en Zaragoza. Y su nombre también fue utilizado
para bautizar a varios clubes de ajedrez, entre los que
destacan la Peña Rey Ardid de Bilbao,; fundado en 1945,
que llegó a ser uno de los clubes más importantes de
España, o el Club Rey Ardid de Almería, fundado en 1947,
que nombró al Dr. Rey presidente de honor. Otro
recóndito lugar en el que un club quiso homenajear al
campeón de España llevando su nombre fue Tetuán.
Esta
es la historia de un jugador diferente, aunque tal vez sea
la historia de una época diferente, tiempos donde el
poder del dinero todavía no lo había corrompido todo,
tiempos de caballeros que consideraban que no todo estaba
permitido para logran un fin... fin hacia el que nos
dirigimos dando los últimos pasos como siempre lo hacemos
en esta web: con unas partidas brillantes de un brillante
Doctor y un brillante ajedrecista:
Javier
Cordero Fernández
(25
Marzo 2017, varias veces actualizado)
Rey
Ardid - N. N., Gijón 1931
Rey
Ardid - Karlin, Zaragoza 1933
Rey
Ardid - Karlin, Barcelona 1933
Estella
- Rey Ardid, Zaragoza 1934
Rey
Ardid - Fuentes, Madrid 1942 |
(VER)
(VER)
(VER)
(VER)
(VER) |
"Si
un tablero tan pequeño no llega a dominarse, ¿cómo
llegaremos a dominar nada en
la vida?" - Ramón
Rey Ardid
BIBLIOGRAFÍA
"Los
campeones y los campeonatos de España".
Pablo Morán
Hemerotecas:
ABC, La Vanguardia, Mundo Deportivo y
Pensamiento Alavés
Varios
números de las revistas Jaque y Ajedrez canario
Entrevista
en "Mundo Gráfico" - 07-01-1931
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