Ajedrez
en la ciudad de la luz
( Autor :
Javier Cordero Fernández -
©
Ajedrez de
ataque )
En Septiembre de 1934, Rey Ardid se tomó unas merecidas
vacaciones y visitó una de las ciudades más bellas del
mundo: París. La idea era descansar, conocer la ciudad
junto a su esposa y visitar monumentos y museos. Pero
cuando uno tiene una pasión, ésta te acompaña allá
donde vayas y Rey Ardid no pudo dejar pasar la ocasión de
conocer el ambiente ajedrecístico de la capital francesa.
La historia del ajedrez en París está irremediablemente
ligada al mítico Café La Régence y aunque en muchas
crónicas se asegura que el café cerró sus puertas a
principios del siglo XX, eso no es cierto. En 1934 el
café seguía funcionando y seguía atrayendo a
aficionados y jugadores de ajedrez, como lo prueba las
conocidas partidas jugadas allí por el músico Sergey
Prokofiev contra Saviely Tartakower en ese año... y como
lo prueba el paso de Rey Ardid por el café durante los
días que pasó en París.
Rey Ardid aprovechó el tiempo al máximo durante su
estancia en París. Se reunió en varias ocasiones con el
campeón del mundo Alexander Alekhine, que en aquella
época residía en la ciudad, con el que analizó
posiciones y conversó largamente sobre ajedrez y sobre
los próximos retos a los que el campeón se tendría que
enfrentar... sin duda una gran experiencia.
Pero no sólo se reunió con Alekhine, Rey Ardid quiso
aprovechar la ocasión para conocer a otras figuras del
ajedrez y también pasó parte de su tiempo con jugadores
tan conocidos como Znosko Borovsky, Tartakower, Ossip
Bernstein (con el que jugó la única partida a ritmo
clásico que disputó durante su estancia en París),
Victor Kahn, Rossolimo, Romi o el genial pintor Marcel
Duchamp.
Como no podía ser de otro modo, Rey Ardid visitó el
emblemático Café La Régence. El café era el centro
neurálgico del ajedrez parisino es esa época, aunque
años atrás había dejado de serlo: tras la I Guerra
Mundial La Régence había perdido gran parte de su fama y
los aficionados se habían desplazado a otros locales de
la ciudad, como el café Montmartre. Sin embargo,
en los años 30 La Régence recuperó parte de su antiguo
esplendor, ascenso motivado por el cierre paulatino de los
cafés en los que se jugaba al ajedrez. En esa época, si
uno entraba en el café, un objeto llamaba la atención y
atraía todas las miradas: una mesa que se encontraba
sobre un pedestal en el centro de la sala... se trataba de
la mesa en la que había jugado al ajedrez Napoleón
Bonaparte durante sus visitas a La Régence. Rey Ardid se
vio atraído, como por un poderoso campo magnético, por
la atmósfera del café y allí jugó varias partidas
rápidas con Ossip Bernstein, una de ellas bellamente
rematada por Rey Ardid:
Bernstein,
Ossip - Rey Ardid, Ramón
Café
La Régence, Paris 1934
Ver
diagrama en notación FEN
1...Ad4
2.Tf8+ Rh7 3.Dxb8 De1+ 4.Tf1 Dxf1+ 5.Rh2 Ag1+
6.Rg3 Df2+ 7.Rg4 Dxg2+ 8.Rf5 Dg6+ 0–1 |
Parece que en cierto sentido el tiempo se había detenido
en el café, al igual que en sus épocas más gloriosas un
jugador se había erigido como gran dominador de las
luchas ajedrecísticas: el eslavo Stefan Kesten, jugador
que apenas participaba en torneos (aunque sí lo hizo en
la Olimpiada de 1950, representando a Francia), pero que
demostró ser un virtuoso del ajedrez rápido. E
históricamente esa ha sido una cualidad imprescindible
para destacar en el café, donde las piezas siempre se
movían a un ritmo trepidante, en muchas ocasiones
impulsadas por el dinero que había en juego. Kesten
batía incluso a los maestros que pasaban por el café,
tal como hizo con Romi en varias ocasiones:
Y su estancia en París, tan satisfactoria, llegó a su
fin, por lo que el Doctor Rey Ardid emprendió el viaje de
regreso a su querida Zaragoza donde retomaría sus
consultas, su cruzada en pro del ajedrez y su preparación
ante el tablero, en definitiva, retomaría su vida, aunque
siempre con el recuerdo de su fructífera visita a una de
esas ciudades que hay que visitar al menos una vez en la
vida.
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