Inicio  |  Mapa Web  |                                                                                                                              |  Partidas  |  Estudios  |  Contacto  |

La decadencia del artista

Alekhine posando en primer plano con una mano sujetando su cabeza. La foto es de sus últimos años

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Un genio siempre es un genio, pero el cuerpo humano se puede deteriorar a una velocidad asombrosa y de nada servirá entonces la genialidad. Alexander Alekhine lo había conseguido todo en el mundo del ajedrez, pero la historia de una vida siempre tiene una inevitable decadencia y en el caso del campeón del mundo llegó a ser dramática.

          La decadencia real de Alekhine comenzó en sus encuentros contra Euwe, tal vez algo antes. Sus problemas con la bebida llegaron a afectar seriamente a su salud y, por supuesto, a su ajedrez El alcohol fluía por sus venas demasiado a menudo, incluso durante las partidas, y esto le costó la corona por la que tanto había luchado. Tras su derrota ante Euwe, en 1935, Alekhine tocó fondo e hizo propósito de enmienda abandonando la bebida de forma drástica, resolución que mantuvo durante 6 años. Sin embargo, su mundo había comenzado a desmoronarse y en semejante situación no supo tomar las decisiones correctas.

Todo cambia desde la cima del ajedrez

Cima de una montaña entre nubes

          Alcanzar la cima de un mundo como el ajedrez es una tarea más que ardua. Por ese motivo, cuando se consigue parece que un halo de irrealidad rodea al nuevo campeón. El comportamiento de Alekhine cambió tras su victoria en Buenos Aires, desde lo alto de la montaña todo se ve diferente y el nuevo campeón empezó a dar muestras de encontrarse por encima del resto de los mortales, con ciertos comportamientos que mostraban un ego que había ido engordando demasiado. A los organizadores de los torneos cada vez les costaba más trabajo cumplir sus exigencias y su comportamiento altanero afloraba muy a menudo, como ocurrió en varias simultáneas donde consiguió indignar a más de un aficionado.

           Alekhine cambió su forma de comportarse o tal vez afloró a la superficie su verdadero yo. Se obsesionó con conservar su título de campeón, tomando decisiones poco éticas, como sus duelos con Bogoljubow, que no han sido bien vistos con el paso del tiempo. En su afán oportunista, el campeón del mundo no supo gestionar correctamente su posición durante la II Guerra Mundial, lo que le granjearía la enemistad de gran parte del mundo ajedrecístico y lo que, a la postre, fue el comienzo de su fin.

Los escritos antisemitas de Alekhine

Texto en hebreo con una pluma estilográfica encima

          En 1940 Alekhine decidió disputar varios torneos organizados en territorio nazi. Creyendo que el destino de Europa estaba en manos de las tropas de Hitler, también supuso que el destino del ajedrez estaría en dichas gélidas manos cubiertas por un guante de hierro. No crean que Alekhine estaba a favor de Hitler, sólo un año antes se había posicionado del lado francés, aunque cambió de parecer cuando el ejército galo sucumbió con gran rapidez ante el empuje de los Panzer alemanes. Simplemente Alekhine fue una persona ventajista, como muchos seres humanos con los que tratamos a diario, y lo fue durante toda su vida. En esta ocasión Alekhine buscaba proteger su corona de campeón y sacar el máximo beneficio de ella, y creyó que Alemania sería la nueva Meca del ajedrez tras la guerra.

          Esta forma de proceder causó muchas suspicacias dentro de los países Aliados, las cuales se tornaron en irrefrenable irritación cuando aparecieron varios escritos antisemitas firmados por Alekhine. Vaya por delante que Alekhine siempre declaró no haber escrito ni una sola palabra de dichos artículos y si se tiene en cuenta su contenido, parece que el campeón del mundo decía la verdad.

          Los escritos cargaban de forma inmisericorde contra Emanuel Lasker, que fue perseguido por los nazis y encontró refugio en Inglaterra. Otro objetivo fue otro ex-campeón del mundo: Wilhelm Steinitz. Tomando como referencia a estas dos figuras, se disertaba sobre el 'ajedrez judío', siempre desde una posición de despiadada crítica. De forma reiterada se definía a los ajedrecistas judíos como: "jugadores que sólo se preocupan de ganar material cueste lo que cueste y que hacen gala de un oportunismo llevado al extremo". También se hacía constante hincapié, casi de forma obsesiva, en que ningún jugador judío contaba con el talento de los artistas. Durante varios párrafos también se atacó en términos semejantes a Janowski (al que se definió como un engaño que sólo se atrevía a combinar ante rivales flojos... echen un vistazo a ésta web y comprobarán lo falso de esta afirmación), Schlechter, Rubisntein o Weiss. A la hora de hablar de Nimzowitsch se alababan sus ideas innovadoras, para acto seguido decir que fueron robadas a los campeones anteriores... pero, si eran innovadoras, ¿cómo pudieron ser robadas del pasado?

         Cuesta trabajo creer que Alekhine, que era un gran estudioso del juego de sus rivales, pudiese haber escrito semejantes cosas sobre Lasker, de sobra conocido por sus sorprendentes combinaciones con trasfondo psicológico, o sobre Janowski, que demostró rasgos de genialidad a lo largo de toda su carrera. Más bien, parece que detrás de toda esta historia se encontraba la maquinaria de propaganda nazi, cuya intención era difamar a los judíos con la idea de extender el antisemitismo en los países conquistados. Se utilizó la firma de Alekhine por la repercusión que tendría algo escrito por el campeón del mundo, intuyendo que éste nunca protestaría. Aunque la sarta de disparates que se escribieron resta toda la credibilidad que los nazis trataron de buscar.

          Pero no nos engañemos. A pesar de que probablemente Alekhine no realizó esos escritos, existen pruebas de su antisemitismo que incluso datan de antes de la guerra, como las declaraciones al respecto realizadas por Tartakower y Spielmann. Muchas historias del mundo del ajedrez son preciosas, aunque a veces es necesario palpar una dosis de realidad y conocer el lado oscuro del ser humano. Alekhine fue un genio, pero algunos aspectos de su personalidad simplemente dejaban mucho que desear.

Deambulando por la vida en busca del final del camino

Camino que discurre entre unos pocos árboles con una persona recorriéndolo

          Los escritos antisemitas atribuidos a Alekhine tuvieron una repercusión muy negativa para el campeón del mundo. Fue repudiado por media Europa, mientras la otra mitad ardía por el fragor de la guerra. En esta situación, Alekhine empezó a tener problemas económicos y una perspectiva muy oscura ante sí. No veía porvenir en ningún rincón de Europa y por ello, al darse cuenta de que Alemania nunca ganaría la guerra, trató de alejarse del conflicto todo lo posible, intentando conseguir un pasaje que le llevase a Estados Unidos... pero el visado nunca le fue concedido y decidió refugiarse en España y luego en Portugal, donde pasó los últimos años de su vida (de 1943 a 1946). Alekhine comenzó a deambular, de ciudad en ciudad, de hotel en hotel, sin encontrar su sitio y sintiendo el rechazo absoluto del ajedrez europeo, siempre perseguido por su pasado, tiempos de gloria que nunca volverían. Su único medio para subsistir fueron las sesiones de simultáneas y la disputa de algún esporádico torneo, algo a todas luces insuficiente para una persona con semejante tren de vida.

          Y volvió a recaer en el alcohol, donde encontró el refugio para soportar el peso de sus recuerdos, recuerdos de un hombre que había tocado el cielo con sus dedos y ahora tenía que errar por la tierra junto al resto de los mortales. Su salud empeoró con una rapidez asombrosa y los médicos le diagnosticaron una cirrosis hepática, advirtiéndole de que unos cuantos tragos más podrían resultar letales. Alekhine era consciente de su problema y sabía que cada trago le acercaba más a su inevitable muerte, pero a pesar de ello se negó a dejar la bebida. Los organizadores de torneos y exhibiciones vivieron este problema desde dentro, viendo como Alekhine jugaba borracho algunas partidas o daba sesiones de simultáneas tambaleándose entre mesa y mesa. La siguiente anécdota nos muestra hasta donde llegó esta situación: los organizadores de uno de los torneos a los que acudió, conscientes del problema, decidieron rellenar con agua las botellas del mueble bar de la habitación de Alekhine... infantil truco que no surtió el efecto deseado, ya que Alekhine salió del hotel y entró en el primer bar que encontró en su camino.

          Los 3 años que Alekhine pasó en España fueron realmente duros para el campeón del mundo. En ningún momento consiguió recuperar la fuerza de su juego y sufrió varias derrotas ante rivales claramente inferiores. Disputó 7 torneos, de los cuales sólo logró triunfar en 4; un pobre bagaje si se tiene en cuenta que el nivel del ajedrez español en aquella época no era excesivamente alto, al menos no lo era al nivel que estaba acostumbrado el campeón del mundo, que competió con los jugadores más fuertes del planeta.

          Su principal anhelo era volver a poner en juego su corona y para ello había escogido rival: Mikhail Botvinnik. Alekhine sabía perfectamente que no tenía la más mínima posibilidad ante el soviético, pero necesitaba ese dinero para seguir sobreviviendo. Su estado de salud y su adicción al alcohol no le hubiesen permitido competir como un campeonato del mundo exige: un mes de lucha agotadora capaz de robar varios años de vida al jugador más saludable. Las negociaciones llegaron a estar muy avanzadas, aunque finalmente no llegaron a buen puerto. 

          Los problemas de Alekhine parecían no tener fin y sus actos pasados le perseguían como una oscura sombra. En 1946 se formó un comité de ajedrecistas para juzgar el comportamiento antisemita y pronazi de Alekhine. Aunque no todo el mundo se apuntó al linchamiento; Tartakower, siempre cabal y osado, opinó que aquello era un deshonor e hizo una colecta para ayudar al campeón del mundo, ya que sabía que estaba en la ruina. Al poco, los organizadores del Torneo de Londres retiraron la invitación que le habían cursado unos meses atrás, por lo que su situación se volvió desesperada.

          El 24 de Marzo de 1946 la historia de Alekhine llegó a su fin, ya que apareció muerto en un hotel de Estoril. El final de Alekhine fue triste, sumido en la soledad y la miseria, olvidado por el mundo del ajedrez al que había dedicado su vida. Pero también fue polémico, ya que la versión oficial (muerte por ahogamiento con un trozo de carne) parece que tuvo bastantes lagunas. Según la foto que se realizó en la habitación del hotel (que pueden ver aquí), estaba sentado, con su abrigo puesto, ante un tablero donde se podía ver la partida Medina - Rico (ésta es la partida en cuestión). Muchos se ha escrito sobre esta foto y si se mira, se aprecia que lo de la partida es falso, ya que las piezas están en su posición inicial, Tampoco existían otros objetos que vienen referidos en algún libro, como una manta en sus piernas o un libro de poesías. También se aprecia que los platos están vacíos, lo que echa por tierra la versión de ahogamiento con un trozo de carne. Sin embargo, todo parece colocado a propósito en esa instantánea y son varios los investigadores que aseguran que fue un montaje y en realidad Alekhine fue asesinado... enemigos no le faltaban.

          Alekhine dejó el mundo con la imaginaria corona del ajedrez ceñida sobre su cabeza, aunque hacía muchos años que había abdicado y su trono estaba esperando pacientemente un nuevo inquilino, que dos años después cobraría forma en el pujante Mikhail Botvinnik. Tal vez sea un final poco digno del talento que atesoraba Alekhine, cuyo legado en forma de belleza sitúa al ajedrez en la categoría de arte.

         En sus últimos años aun quedaban los rescoldos de un brillante jugador, pero no eran más que eso, los restos de una hoguera que había ardido con una fuerza imparable y que se había convertido en apenas una columna de humo... humo que pueden contemplar a continuación:

Javier Cordero Fernández

(7 Enero 2013)

 

Alekhine - Gonçalves,  Estoril  1940

Alekhine - López,  Almería  1945

Alekhine - De las Clotas,  Gijón  1945

Alekhine - Pérez,  Bilbao  1945

(VER)

(VER)

(VER)

(VER)

  


BIBLIOGRAFÍA

"Agonía de un genio. A. Alekhine" - Pablo Morán


 

Tu opinión es importante: Libro de visitas

© Ajedrez de ataque. Todos los derechos reservados