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Ajedrez a la ciega

"Los jugadores de ajedrez", de Henry Edridge

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Nos encontramos ante la modalidad del ajedrez más espectacular que existe. El ajedrez a la ciega resulta sorprendente e incomprensible a primera vista, se juega sin poder ver el tablero ni las fichas y el jugador se vale simplemente de su mente para ir transmitiendo cada jugada.

          El aficionado observa ensimismado como el maestro retiene la posición en su mente como si pudiese ver las fichas, cada jugada parece realizada a través de unos pases mágicos y resulta difícil comprender como un como un ser humano puede lograr recordar y calcular tantas variantes a la vez. 

          Pero esto es sólo la punta del iceberg. Lo habitual es jugar sesiones de simultaneas, donde se juegan varias partidas al mismo tiempo. Pero la dificultad sigue en aumento, ya que todos los rivales de la sesión juegan viendo sus fichas en sus respectivos tableros.

          El primer caso registrado de ajedrez a la ciega está datado en el año 970. Un manuscrito del Museo Británico cuenta como Joseph Techelebi jugaba contra sus rivales sin ver el tablero. Este jugador mostró su arte en distintos países: Italia, Persia y varias naciones del Este.

          Pero también los árabes reclaman el privilegio de haber sido los primeros en jugar a la ciega. Según sus tratados, el primero en jugar sin ver el tablero fue Said Ben Yugair al Kufi y lo hizo en el Siglo IX. De hecho es conocido que todos los ajedrecistas árabes de los Siglos IX y X jugaban a la ciega (también los que habitaban en la Península Ibérica).

          En 1265 se produjo la primera sesión de simultaneas, el sarraceno Buzzeccia jugó 3 partidas a la vez (2 a la ciega y 1 normal) en Florencia, ante los 3 mejores jugadores de la ciudad, el resultado fue de 2 victorias y unas tablas para el jugador 'ciego'. Según algunos escritos, los jugadores persas daban sesiones de simultaneas de 4 ó 5 partidas a la ciega en los Siglos XIV y XV.

          Los jugadores de las escuelas italiana y española también dominaban el arte de jugar sin ver el tablero. Ruy López, Alfonso Cerón, Leonardo da Cutri y Paolo Boi deslumbraron a los cortesanos al vencer a sus rivales sin mirar el tablero.

Andre Danican Philidor (Francia). Ajedrecista y compositor de música clásica

            El juego a la ciega no es nada sencillo, exige un esfuerzo descomunal y no todos son capaces de soportarlo. Un ejemplo muy ilustrativo es el de Kermur de Legal, considerado el mejor jugador del mundo en su época, que sólo llegó a jugar una partida a la ciega en su vida y quedó tan agotado que prometió no volver a disputar otra jamás.

            La notoriedad del ajedrez a la ciega se extendió como un reguero de pólvora gracias a otro jugador francés: Andre Danican Philidor. Sus exhibiciones en el café de La Regence eran seguidas por auténticas multitudes y fue reclamado en distintos países para realizar simultaneas. Pero las hazañas de Philidor quedaron en el olvido con la llegada de otro genio: Paul Morphy. El estadounidense jugó 6 partidas a la vez en 1858 (New Orleans), hazaña superada al poco tiempo por Louis Paulsen, que jugó 8. Morphy batiría esa marca acto seguido con 10 partidas. Éste fue el comienzo de una gran rivalidad entre los maestros, buscando el record de más partidas disputadas a la vez.

          En el año 1924 se decidió homologar estas marcas debido a los intentos de fraude de algunos jugadores. La primera marca homologada correspondió a unas simultaneas de Alexander Alekhine, 26 partidas en New York.

          Todos estos records deben valorarse en su justa medida, un punto importante a tener en cuenta es la calidad de los rivales a lo que se enfrentan los maestros, a veces el número de contrincantes es alto, pero si son simples aficionados la dificultad disminuye. Por eso las actuaciones más meritorias correspondieron al estadounidense Harry Nelson Pillsbury, que era quien añadía más dificultades a sus exhibiciones. Por ejemplo, en el año 1902 (durante el Torneo de Hannover), Pillsbury se enfrentó a 21 rivales (todos participantes del torneo) durante 12 horas, con un resultado de : +3 =11 -7. Éste puede ser considerado el mayor esfuerzo que se ha realizado en la historia del ajedrez a la ciega, sobre todo teniendo en cuenta que también jugó manos de whist y que repitió una lista de palabras "complicadas" que le habían sido comunicadas horas antes.

          Otra especie de milagro, difícil de comprender, fue obrado por Jacques Mieses en el año 1943, en Londres. A la tierna edad de ¡¡78 años!! jugó 5 partidas simultaneas a la ciega (+2 =3), parece algo paranormal que un cerebro en el final de sus días pueda rendir a un nivel tan espléndido.

 

George Koltanowski (Estados Unidos)

          Finalmente, el privilegio de ostentar el record vigente en la actualidad corresponde a George Koltanowski, marca lograda en la ciudad de San Francisco el 13 de Diciembre de 1960, jugando contra 56 rivales a la vez. Koltanowski venció en 50 partidas e hizo tablas en las 6 partidas restantes. Se había estipulado que Koltanowski tendría sólo 10 segundos por jugada y la sesión duró un total de 9 horas y 45 minutos. Valorar el mérito de este récord no es sencillo, ya que los rivales no eran de entidad.

          Podéis seguir la evolución de estos records a lo largo de la historia, en el siguiente enlace: (Ver records). Alguno de ellos son menos meritorios debido a los rivales de bajo nivel que participaron o por normas que imponía el maestro -por ejemplo George Koltanowski exigía a sus rivales abandonar si tenían 2 peones menos ó 1 pieza de desventaja-.

 

          A lo largo de la Historia también se han organizado diferentes eventos relacionados con el ajedrez a la ciega, algo que era más común en épocas lejanas que en los tiempos actuales. Podéis ver alguno de ellos en: (Más a la ciega).

          En la actualidad el ajedrez a la ciega es poco practicado, los GM consideran que supone un esfuerzo demasiado grande, algo que terminaría por afectar a sus resultados -en la URSS prohibieron a sus jugadores jugar sin ver por este mismo motivo-. Sin duda el acontecimiento más esperado del año, en cuanto a ajedrez a la ciega se refiere, es el Torneo Melody Amber que se disputa en Mónaco. Dicho torneo consta de dos competiciones: una de rápidas y otra de partidas a la ciega. Ésta es prácticamente la única oportunidad de ver a los mejores jugadores del mundo jugando a la ciega, a Mónaco suelen acudir los primeros del ranking FIDE y se suelen presenciar grandes espectáculos, ya que al ser partidas rápidas, no computan para la puntuación Elo y los jugadores pueden jugar sin tanta presión, por lo que se atreven a corres más riesgos de los habituales.

          Para terminar este artículo veamos como afrontaban las partidas a la ciega diversos jugadores. Aunque pueda parecer que existe un método universal, esto no es así y cada jugador tiene su propio modo de encarar las simultaneas. Por ejemplo, Blackburne visualizaba un tablero y las piezas en su mente y en ese tablero imaginario hacía los movimientos. Esto no es nada común porque entraña una gran dificultad y un mayor esfuerzo (por ejemplo Alekhine no visualizaba las piezas, sino signos convencionales). Harry Nelson Pillsbury utilizaba un método fotográfico, a la mitad de cada sesión era capaz de reproducir todas las posiciones sin vacilar. Para comprender mejor todas estos métodos, podéis ver como jugaban los siguientes jugadores:

Harry Nelson Pillsbury  -  Siegbert Tarrasch  -  Pierre Biscay

Alexander Alekhine  -  Reuben Fine

          Como pueden ver, el ajedrez a la ciega es una disciplina muy complicada, exige un esfuerzo sobrehumano y está reservado sólo a las mentes más brillantes. Para el aficionado es un espectáculo atrayente, sobre todo cuando el GM realiza una partida con combinaciones espectaculares. Aquí tenéis 3 ejemplos: una partida de Blackburne en la que anuncia mate en 6!!, otra de Tartakower y para finalizar una de el ex-campeón del Mundo Veselin Topalov ante Vladimir Kramnik, ojalá hubiese jugado así hace un mes en el Cto. del Mundo. También podéis consultar decenas de partidas a la ciega en esta misma web: (Ver partidas).

Blackburne - Collins,  Hastings  1896

Tartakower - Hagen,  Viena  1914

Topalov - Kramnik,  Montecarlo  2002

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BIBLIOGRAFÍA

Ajedrez a la ciega - Benito López Esnaola


 

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