Alekhine puso un gran empeño en ir batiendo el record
de más partidas en unas simultaneas a la ciega y lo
consiguió en varias ocasiones.
Nuestro protagonista perfeccionó su juego a la ciega de
una forma que jamás hubiese deseado: jugando en la cárcel.
Cuando estalló la I Guerra Mundial, Alexander se
encontraba jugando un torneo en Mannheim (Alemania) y
allí fue inmediatamente detenido por las tropas
alemanas, junto a varios compatriotas (como Bogoljubow,
Romanovsky o Bohatirchuk). Como es lógico, en su
presidio no contaban con tableros de ajedrez, por lo que
tenían que conformarse con jugar a la ciega, lo que
desarrolló su instinto para este tipo de juego.
En cuanto a su método, Alekhine siempre comentó que no
disponía de ninguno en especial, simplemente recordaba
todas las posiciones de una forma natural. Esto sólo se
puede realizar si has sido recompensado con el
privilegio de una memoria fotográfica. Pero la forma en
que Alekhine veía cada posición se diferencia de lo
tratado hasta ahora, el campeón ruso no visualizaba las
piezas, sino símbolos convencionales.
Alekhine, como Pillsbury, dividía sus partidas en
grupos para así reconocer cada juego con más
facilidad. Por ejemplo, en una simultanea de 26 tableros
hacía 5 grupos. En dos de ellos planteaba partidas
abiertas, 1.e4. En otros dos grupos planteaba partidas
cerradas, 1.d4. En el quinto y último grupo solo incluía
dos partidas, en las que jugaba 1.f4.
En una entrevista comentó que cada vez que obtenía
ventaja en una de las partidas, entraba en un estado de
relajamiento al poder visualizar de manera sencilla el
camino hacia la victoria y de este modo podía reservar
energía para partidas que se presentasen más
complicadas.
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