Sin
duda, Pillsbury ha sido el jugador más genial a la hora
de dar simultaneas, nadie ha podido igualar las gestas
del americano y muchos jugadores se aficionaron al
ajedrez viendo alguna de sus exhibiciones (por ejemplo
Alekhine y Capablanca).
Para
Pillsbury jugar a la ciega no suponía ningún esfuerzo,
de hecho no se preparaba de ningún modo antes de cada
exhibición, ya que no lo necesitaba.
Utilizaba
el método fotográfico (visualizar cada posición en
cada jugada) y se organizaba de la siguiente manera: En
una exhibición de 12 tableros separaba las partidas en
3 grupos:
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Grupo
1 :
tableros 1, 4, 7 y 10. En estos jugaba 1.e4. Si el
rival respondía 1...e5 se continuaba por 2.Cf3
planteando una Ruy López con 3.Ab5 en los tableros
1, 4 y 10, y una Guiuco Piano con 3.Ac4 en el
tablero 7. De esta forma conseguía individualizar
las partidas.
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Grupo
2 :
tableros 2, 5, 8 y 11. Los dividía a su vez en dos
subgrupos: Dos gambitos de Dama 1.d4 en los tableros
5 y 11. Dos aperturas vienesas en el tablero 2 y 8.
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Grupo
3 : tableros
3, 6, 9 y 12. En todos plantea un gambito de Rey
(apertura de los románticos).
Si
sus rivales no respondían con la apertura esperada, por
ejemplo si se decidían por 1...e6 (Defensa francesa),
separa estas partidas en un cuarto grupo separándolas
del resto.
Para
Pillsbury, la parte más delicada de la partida era la
apertura (aunque pueda parecer que es la más sencilla,
al ser parte del juego más conocida), la explicación
es que en el medio juego y en el final hay puntos
sencillos de reconocer, Pillsbury comenta que los ve de
forma natural como si mirase un cuadro en una pared. Sin
embargo, cualquier error en la apertura puede echar por
tierra toda la partida.
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