Las
partidas a la ciega jugadas por el Doctor Tarrasch no
han sido muy divulgadas, por eso no es muy conocida su
afición a esta modalidad del juego. De todas formas, él
mismo comentó que podía llegar a jugar hasta 8
partidas a la vez, por lo que su capacidad está más
que demostrada.
Tarrasch
tenía su propio sistema para jugar partidas a la ciega
y era verdaderamente curioso. Antes de cada movimiento,
cerraba los ojos y sólo entonces se le aparecía la
posición en un tablero muy pequeño que podía ver en
la lejanía (no lo veía con nitidez, pero según él
eso no era importante). Esto, como es lógico, exige una
gran memoria, ya que no recuerda las jugadas que ha ido
realizando, lo que retiene son todas y cada una de las
posiciones de la partida.
Al
tener la posición tan clara en su mente no tiene
ninguna dificultad para jugar a la ciega, el problema es
que no se pueden jugar muchas partidas a la vez porque
la mente no puede retener un número muy alto de
posiciones. Tarrasch podía jugar las partidas con más
facilidad que otros jugadores, pero no podía llegar al
número de contrincantes a los que se enfrentaban otros
adversarios como Alekhine o Reti.
Como
es lógico, Tarrasch aligeraba la tarea apoyándose en
el conocimiento de las aperturas (como se ve, ni los
jugadores se ponen de acuerdo sobre cual es la fase más
complicada en una partida a la ciega, ya que esto
contradice lo dicho por Pillsbury). Según avanzan las
partidas le resultaba más fácil aislarlas entre si y
de ese modo el alemán podía recordar de forma más
sencilla cada posición.
Tarrasch
identificaba cada partida con algún rasgo característico,
con la idea de reducir el esfuerzo hecho. Por ejemplo:
"en la partida 4 tengo un buen desarrollo de piezas
y mi rival todo lo contrario" o "en la partida
7 hice un sacrificio de Caballo que mi rival no aceptó".
De este modo puede reconocer cada partida en el acto y
se le aparece la "foto" de la posición con más
sencillez.
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