Los ajedrecistas de los siglos XVI y XVII poco o nada
tenían que ver con los actuales. El ajedrez era un lujo
encerrado entre las paredes de palacios y monasterios,
por lo que sólo las clases altas tenían acceso a él.
Los mejores jugadores eran llevados ante los nobles para
que exhibiesen su talento a cambio de importantes sumas
de dinero. De este modo, se convertían en trotamundos,
aventureros sin patria que acudían allí donde
solicitasen sus servicios.
De entre los ajedrecistas de esa época destacaron los
jugadores italianos, no sólo por sus victorias, sino
por imponer una nueva forma de jugar. Con ellos llegó
el ajedrez de ataque, las combinaciones y las posiciones
complicadas. Sabiendo que una partida de ajedrez
finaliza con un jaque mate, esta saga de jugadores
decidió que la forma más contundente de lograrlo era
atacar sin respiro, sin importar las piezas que hubiese
que sacrificar en el camino. El juego de la época romántica
se basó en la forma de jugar de estos pioneros:
posiciones abiertas, rápido desarrollo de las piezas y
contundentes ataques contra la defensa rival.
Eran tiempos difíciles para el ajedrez, sólo era
practicado por una minoría elitista, por lo que su
difusión era muy baja. Lo que si puede resultar
sorprendente es su proliferación entre el clero, se
conocen varios casos de Papas que fueron entusiastas
aficionados al ajedrez, como Urbano VIII e Inocencio X.
León X, por su parte, no sólo era aficionado, sino que
fue un gran jugador que además se preocupó de difundir
el juego por toda Europa encargando la impresión de
libros y manuscritos.
En aquellos tiempos no existían los torneos de ajedrez.
Los jugadores más prestigiosos exhibían su juego en
las cortes ante la realeza y algunos eran protegidos por
el clero. Este tipo de vida les impedía tener una
residencia fija, ya que se veían obligados a cambiar de
ciudad cada cierto tiempo. Eran, por tanto, ajedrecistas
aventureros, siempre viajando y conociendo nuevos países,
en definitiva, jugadores con una vida errante y
emocionante. Para conocer como era la ajetreada vida de
estos pioneros, conozcamos a 4 de ellos, todos ellos
fueron considerados los más fuertes del mundo en sus
respectivas épocas:
Javier
Cordero Fernández
(4
Octubre 2006) |