Gioachino Greco nació en el año 1600, en Celico,
Calabria (Italia). Falleció en el año 1634, en algún
país de América. Ambas fechas son sólo estimativas,
ya que no existen datos confirmados sobre su nacimiento
o su fallecimiento.
De nada sirve conocer el ajedrez actual si intentamos
comprender como era este deporte hace siglos. Hoy en día
el ajedrez está extendido por todo el mundo y en todos
los estratos de la sociedad. En la época en que este
artículo está ambientado el ajedrez era minoritario,
apenas era practicado por el clero y por la parte más
alta de la sociedad. Los caballos, alfiles y torres
estaban recluidos en palacios y monasterios, y las
personas del pueblo llano, que eran la gran mayoría de
la población, apenas conocían su existencia.
Los jugadores más talentosos eran protegidos por reyes
y cortesanos, lo que les permitía poder vivir de su
maestría en el tablero. Su juego era admirado y eran
solicitados en las cortes de toda Europa, recibiendo auténticas
fortunas por mostrar su talento y enseñar sus
conocimientos.
La historia del joven Gioachino no parecía destinada a
visitar palacios y castillos, más bien parecía
encauzada a luchar por sobrevivir escapando del hambre,
ya que provenía de una familia de condición humilde.
Pero la llave para escapar a su destino estaba en su
mente: su talento natural para jugar al ajedrez. Los
datos que existen no son muy concretos, pero se sabe que
en su juventud Greco deslumbró con su juego brillante,
lo que le dio una gran notoriedad. La fama de Greco
llego a oídos de la Iglesia y el cardenal Savelli
decidió ponerle bajo su protección... era el comienzo
de una nueva vida donde poder ganarse la vida haciendo
lo que más le gustaba. Más adelante recibió la
protección de otras autoridades de la Iglesia, lo cual,
como ya he mencionado, era habitual en la época.
Resulta curioso comprobar que nadie enseñó a jugar al
ajedrez a Greco, lo hizo de forma autodidacta apoyándose
en los libros escritos por Ruy López de Segura y
Alessandro Salvio. En 1619 siguió la estela de sus
'maestros' y escribió un libro por encargo de los
prelados que le brindaron su protección. El título de
su libro, del que se conservan 15 ejemplares en la
actualidad, es "Primo
Modo del gioco de partito".
Greco,
el caballero errante
Greco labró su reputación inicial jugando en Italia,
pero ya en su juventud comenzó a viajar, acudiendo allí
donde sus servicios en el tablero fueron reclamados. En
1621 se desplazó a Nancy (Francia), para jugar al
ajedrez en el palacio del duque Enrique de Lorraine. De
Nancy se desplazó a París, donde jugó en la corte de
Luis XIV, durante ese tiempo consiguió derrotar a los
jugadores franceses más famosos, como el Duque de
Nemours, Armand le Carabin, Chaumont o La Salle, a los
que venció incluso jugando contra varios a la vez.
Estas victorias le reportaron una pequeña fortuna: 5000
escudos.
En 1622 cruzó el Canal de la Mancha y dirigió sus
pasos a Londres, con tal mala suerte que fue asaltado
por unos bandidos que le robaron toda la fortuna ganada
en Francia, trance en el que estuvo a punto de perder la
vida. Por fortuna para él, pudo seguir valiéndose de
su talento en el tablero y logró rehacer su fortuna al
derrotar a los jugadores ingleses Francis Godolphin y
Nicholas Mounsthepen.
En 1624 regresó a París, donde se dedicó a seguir
jugando partidas y sobre todo a escribir copias de su
tratado de ajedrez. Hay que resaltar que este libro fue
muy innovador en su época, ya que estaba compuesto de
decenas de partidas comentadas jugadas por el propio
autor, muchas de ellas bellas miniaturas donde despliega
un espectacular ajedrez de ataque. Generalmente, Greco
obsequiaba con una copia (transcrita por él mismo) a
todos los monarcas que le acogían temporalmente en su
reino. El libro fue traducido a varias idiomas y fue el
manual de referencia en Europa hasta el siglo XVIII.
Además también publicó varios manuscritos con
finales, algunos compuestos por él mismo y otros
tomados de distintos autores.
La siguiente etapa de su viaje le llevó hasta España,
donde jugó en la corte de Felipe IV. Allí se enfrentó
con el cura siciliano Mariano Marano, que según cuenta
Salvio logró derrotar a Greco con asiduidad. Pero un
caballero errante no puede tener una residencia fija
durante demasiado tiempo y aceptó acompañar a un noble
español en un viaje a América, el cual decidió
incluirle en su séquito ya que era un gran aficionado
al ajedrez. En tierras americanas vivió durante unos años
y allí fue donde falleció, se especula con que fue en
un naufragio, pero este dato no se puede comprobar.
Así era la vida de los jugadores errantes, sin tiempo
de echar raíces en ningún lugar, siempre viajando y
conociendo nuevas tierras. Sólo con un espíritu
aventurero se podía sobrellevar este tipo de vida,
pudiendo ser asaltados, apresados, timados... pero
recibiendo grandes riquezas por su pericia a la
hora de conseguir que las piezas danzasen por el tablero
con armonía.
El estilo de juego de Greco fue calificado como rabioso
(de ahí el título del artículo) debido a los fieros
ataques que lanzaba contra la defensa de sus rivales.
Greco jugaba con una idea clara en su mente: atacar.
Para ello no dudaba en sacrificar las piezas que
hiciesen falta para desarrollar más rápido sus fuerzas
o para abrir líneas por las que poder lanzar las piezas
que le quedasen. Podemos decir que Greco fue el creador
de una forma de jugar, de un espíritu romántico
que llegó al ajedrez como un soplo de aire fresco. Esta
forma de jugar, siempre buscando posiciones abiertas,
fue decayendo con el paso del tiempo, para renacer con
entusiasmo en el siglo XIX, en la que fue conocida como
época romántica, auténtica edad de oro del ajedrez
que nos legó un auténtico tesoro en forma de partidas
que son unánimemente consideradas obras de arte. Por
tanto, a pioneros como Gioachino Greco debemos la forma
de jugar que tanto entusiasmó y entusiasma a los
aficionados al ajedrez, y que es la fuente principal de
la que se nutre esta web.
A continuación pueden ver 3 partidas de las que Greco
publicó en su libro y otras muchas más que fueron
publicadas con anterioridad en Ajedrez de ataque: (Partidas
de Greco).
Javier
Cordero Fernández
(3
Mayo 2011) |