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Gioachino Greco, el calabrés rabioso

Dibujo de Gioachino Greco con una corona sobre su cabeza

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Gioachino Greco nació en el año 1600, en Celico, Calabria (Italia). Falleció en el año 1634, en algún país de América. Ambas fechas son sólo estimativas, ya que no existen datos confirmados sobre su nacimiento o su fallecimiento.

          De nada sirve conocer el ajedrez actual si intentamos comprender como era este deporte hace siglos. Hoy en día el ajedrez está extendido por todo el mundo y en todos los estratos de la sociedad. En la época en que este artículo está ambientado el ajedrez era minoritario, apenas era practicado por el clero y por la parte más alta de la sociedad. Los caballos, alfiles y torres estaban recluidos en palacios y monasterios, y las personas del pueblo llano, que eran la gran mayoría de la población, apenas conocían su existencia.

           Los jugadores más talentosos eran protegidos por reyes y cortesanos, lo que les permitía poder vivir de su maestría en el tablero. Su juego era admirado y eran solicitados en las cortes de toda Europa, recibiendo auténticas fortunas por mostrar su talento y enseñar sus conocimientos.

           La historia del joven Gioachino no parecía destinada a visitar palacios y castillos, más bien parecía encauzada a luchar por sobrevivir escapando del hambre, ya que provenía de una familia de condición humilde. Pero la llave para escapar a su destino estaba en su mente: su talento natural para jugar al ajedrez. Los datos que existen no son muy concretos, pero se sabe que en su juventud Greco deslumbró con su juego brillante, lo que le dio una gran notoriedad. La fama de Greco llego a oídos de la Iglesia y el cardenal Savelli decidió ponerle bajo su protección... era el comienzo de una nueva vida donde poder ganarse la vida haciendo lo que más le gustaba. Más adelante recibió la protección de otras autoridades de la Iglesia, lo cual, como ya he mencionado, era habitual en la época.

            Resulta curioso comprobar que nadie enseñó a jugar al ajedrez a Greco, lo hizo de forma autodidacta apoyándose en los libros escritos por Ruy López de Segura y Alessandro Salvio. En 1619 siguió la estela de sus 'maestros' y escribió un libro por encargo de los prelados que le brindaron su protección. El título de su libro, del que se conservan 15 ejemplares en la actualidad, es "Primo Modo del gioco de partito".

Greco, el caballero errante

Galeón de la época. Una barca de remeros trata de llegar a él

           Greco labró su reputación inicial jugando en Italia, pero ya en su juventud comenzó a viajar, acudiendo allí donde sus servicios en el tablero fueron reclamados. En 1621 se desplazó a Nancy (Francia), para jugar al ajedrez en el palacio del duque Enrique de Lorraine. De Nancy se desplazó a París, donde jugó en la corte de Luis XIV, durante ese tiempo consiguió derrotar a los jugadores franceses más famosos, como el Duque de Nemours, Armand le Carabin, Chaumont o La Salle, a los que venció incluso jugando contra varios a la vez. Estas victorias le reportaron una pequeña fortuna: 5000 escudos.

           En 1622 cruzó el Canal de la Mancha y dirigió sus pasos a Londres, con tal mala suerte que fue asaltado por unos bandidos que le robaron toda la fortuna ganada en Francia, trance en el que estuvo a punto de perder la vida. Por fortuna para él, pudo seguir valiéndose de su talento en el tablero y logró rehacer su fortuna al derrotar a los jugadores ingleses Francis Godolphin y Nicholas Mounsthepen.

           En 1624 regresó a París, donde se dedicó a seguir jugando partidas y sobre todo a escribir copias de su tratado de ajedrez. Hay que resaltar que este libro fue muy innovador en su época, ya que estaba compuesto de decenas de partidas comentadas jugadas por el propio autor, muchas de ellas bellas miniaturas donde despliega un espectacular ajedrez de ataque. Generalmente, Greco obsequiaba con una copia (transcrita por él mismo) a todos los monarcas que le acogían temporalmente en su reino. El libro fue traducido a varias idiomas y fue el manual de referencia en Europa hasta el siglo XVIII. Además también publicó varios manuscritos con finales, algunos compuestos por él mismo y otros tomados de distintos autores.

Escribiendo con una pluma a la luz de una vela

            La siguiente etapa de su viaje le llevó hasta España, donde jugó en la corte de Felipe IV. Allí se enfrentó con el cura siciliano Mariano Marano, que según cuenta Salvio logró derrotar a Greco con asiduidad. Pero un caballero errante no puede tener una residencia fija durante demasiado tiempo y aceptó acompañar a un noble español en un viaje a América, el cual decidió incluirle en su séquito ya que era un gran aficionado al ajedrez. En tierras americanas vivió durante unos años y allí fue donde falleció, se especula con que fue en un naufragio, pero este dato no se puede comprobar.

           Así era la vida de los jugadores errantes, sin tiempo de echar raíces en ningún lugar, siempre viajando y conociendo nuevas tierras. Sólo con un espíritu aventurero se podía sobrellevar este tipo de vida, pudiendo ser asaltados, apresados, timados... pero recibiendo grandes riquezas por su pericia a la hora de conseguir que las piezas danzasen por el tablero con armonía.

          El estilo de juego de Greco fue calificado como rabioso (de ahí el título del artículo) debido a los fieros ataques que lanzaba contra la defensa de sus rivales. Greco jugaba con una idea clara en su mente: atacar. Para ello no dudaba en sacrificar las piezas que hiciesen falta para desarrollar más rápido sus fuerzas o para abrir líneas por las que poder lanzar las piezas que le quedasen. Podemos decir que Greco fue el creador de una forma de jugar, de un espíritu romántico que llegó al ajedrez como un soplo de aire fresco. Esta forma de jugar, siempre buscando posiciones abiertas, fue decayendo con el paso del tiempo, para renacer con entusiasmo en el siglo XIX, en la que fue conocida como época romántica, auténtica edad de oro del ajedrez que nos legó un auténtico tesoro en forma de partidas que son unánimemente consideradas obras de arte. Por tanto, a pioneros como Gioachino Greco debemos la forma de jugar que tanto entusiasmó y entusiasma a los aficionados al ajedrez, y que es la fuente principal de la que se nutre esta web.

          A continuación pueden ver 3 partidas de las que Greco publicó en su libro y otras muchas más que fueron publicadas con anterioridad en Ajedrez de ataque: (Partidas de Greco).

Javier Cordero Fernández

(3 Mayo 2011)

 

G. Greco - N. N.,  Europa  1620

N. N. - G. Greco,  Europa  1620

G. Greco - N. N.,  Europa  1620

(VER)

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BIBLIOGRAFÍA

"Gioachino Greco on the game of chess" - William Lewis

"Larousse del ajedrez"


 

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