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Andrija Fuderer, talento sin pasión

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Andrija Fuderer nació el 13 de Mayo de 1931, en Subotica (Yugoslavia), ciudad situada al norte de Serbia que perteneció al Imperio austrohúngaro, de hecho el idioma principal que se hablaba en la región era el húngaro. Falleció el 2 de Octubre de 2011, en Palamós (España).

          La situación en Yugoslavia antes de la II Guerra Mundial era complicada, en la zona se produjo el éxodo de miles de personas, lo que afectó directamente al pequeño Andrija. Su familia se fragmentó y se dispersó por toda Europa, por lo que nuestro protagonista se quedó solo en Yugoslavia, sin sus padres. Simplemente, sus padres decidieron que su hijo no debía huir, arriesgándose a que fuese una más de las víctimas de las limpiezas étnicas que se producirían en la zona durante esos meses... su vida empezaba con una dosis de buena suerte, ya que pudo evitarlas, tal vez debido a su corta edad, ya que apenas era un niño.

          Al finalizar la guerra, Andrija regresó al instituto, época en la que empezó a dar sus primeros fogonazos en un tablero de ajedrez. Desde sus inicios mostró un talento innato que le permitía jugar con facilidad y profundidad, lo que le hizo destacar por encima del resto. En 1949 se trasladó a Zagreb para cursar estudios de Ingeniería Química, los cuales pudo costearse gracias a los premios que conseguía en los torneos.... y al contrabando que pasaba por la frontera cada vez que acudía a un torneo organizado fuera de Yugoslavia, práctica que parece ser que era bastante más habitual de lo que podamos suponer.

          Tras unos comienzos dubitativos, debido a su inexperiencia en torneos importantes, el año 1951 fue el de su consagración. Desde ese momento sus resultados fueron excelentes, siempre finalizando en los puestos de honor de todos los torneos a los que acudía. Estas buenas actuaciones le sirvieron para conseguir el título de MI. La FIDE reconocería su talento muchos años después: a finales de los 80 le fue otorgado el título de GM honorífico.

         La afición yugoslava se mostró entusiasmada con la aparición de Fuderer, convirtiéndole en uno de sus jugadores favoritos... y lo hizo por algo más que por sus resultados. Su original estilo de juego era del gusto del aficionado, Fuderer nunca rehuía las posiciones complicadas y solía buscar finas combinaciones que daban a sus partidas un toque artístico inconfundible. La afición yugoslava solía admirar a los jugadores tácticos que daban espectáculo en sus partidas, muy recordada es la buena sintonía que siempre mantuvo con Mikhail Tahl, auténtico ídolo dentro del país a pesar de ser soviético. Algo similar ocurriría unas décadas después con la aparición de Albin Planinc, jugador que nunca consiguió resultados sobresalientes, pero que contaba con la admiración de todo su país y con las invitaciones de los torneos más prestigiosos.

          A pesar de que sus resultados estaban siendo destacables, su primera victoria en un torneo se hizo esperar, ya que no llegó hasta 1953, en Saarbrucken: Ver tabla. La buena racha se mantuvo y en el campeonato yugoslavo de ese mismo año estuvo muy cerca de repetir triunfo, ya que finalizó empatado en cabeza con Rabar y Pirc, aunque este último venció en el desempate. El triunfo en Saabrucken fue el único de su corta carrera, realmente Fuderer fue el Poulidor del ajedrez, ya que logró un gran número de segundos puestos, quedándose con la miel en los labios en muchos torneos. Podéis conocer su corta trayectoria en: (Ver palmarés).

          En 1954 alcanzó su nivel más alto. Su buena actuación en el campeonato de Yugoslavia le había dado derecho a participar en el Zonal de Munich, antesala del Campeonato del mundo, donde consiguió finalizar en una excelente 4ª posición, por lo que se clasificaba directamente para el Interzonal. De los Interzonales saldrían los nombres que competirían en el Torneo de Candidatos... entre los que no estaría el de Andrija Fuderer, ya que no logró estar a la altura de la cita, finalizando en los últimos puestos (hay que tener en cuenta que la competencia fue durísima: Bronstein, Keres, Panno, Petrosian, Geller, Spassky, Szabo, Pachman, Najdorf, etc).

          Tras el fiasco del Interzonal, no volvió a competir durante dos años, centrándose en terminar sus estudios. La obtención de su título universitario marcó su vida y el principio del fin de su carrera en el tablero. Llegados a este punto, es necesario explicar algo importante y necesario para conocer el desenlace de esta historia: realmente Andrija Fuderer no sentía pasión por el ajedrez, simplemente tenía un talento natural para este juego y quiso aprovecharlo para ganarse la vida y procurarse una formación. Una vez logrado este objetivo, decidió abandonar su carrera en el tablero y dedicarse a la ciencia, que era su verdadera pasión, a la que se entregaría hasta el fin de sus días.

          A pesar de que su decisión era firme, aun participó en alguna competición de selecciones, tal vez ante el miedo a posibles represalias por parte de las autoridades de su país. De este modo, en 1958 acudió a las Olimpiadas, aunque lo hizo como segundo reserva, ya que su caché había bajado ostensiblemente ante su renuncia a competir. A pesar de ello tuvo una actuación sobresaliente al lograr 8'5 puntos en 11 partidas, obteniendo la medalla de bronce en ese tablero y la de plata con Yugoslavia. Dio sus últimos coletazos en 1959 al jugar los encuentros amistosos ante la URSS y Hungría, para desaparecer de la escena ajedrecística de forma drástica. Por motivos desconocidos reapareció en el torneo de Zagreb en 1964, para no volver a hacerlo nunca más.

          La retirada de Fuderer, cuando sólo tenía 29 años, fue un duro golpe para la afición yugoslava. Andrija era uno de los jugadores favoritos de los yugoslavos, por su estilo de juego vistoso y por sus resultados, y su repentina desaparición fue una sorpresa muy desagradable y una gran pérdida para el ajedrez.

          La vida de Fuderer no se detuvo por su decisión, se casó y continuó trabajando como químico, transmitiendo su pasión por la ciencia a su hijo. Sin embargo, el clima en Yugoslavia era parecido al de varios países del este y Fuderer nunca se sintió cómodo bajo el férreo control al que las autoridades sometían a los ciudadanos. Por este motivo, decidió abandonar el país en 1968 junto a toda su familia, aunque no lo hizo de forma clandestina, simplemente esperó un momento favorable y recibió el permiso de las autoridades. Empezó entonces un peregrinaje por varios países: en apenas 3 años estuvo en Italia, Alemania y Bélgica. Finalmente se estableció en Italia, donde pasó un largo tiempo. Sus pies inquietos hicieron que cambiase de residencia una vez más, estableciéndose en Cataluña, donde pasó los últimos años de su vida. Tras su muerte fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas por el Mediterráneo... un bello e ideal homenaje a una persona que viajó por toda Europa y vivió la vida de forma apasionada.

           Fuderer nunca retomó el ajedrez, para él fue una etapa cerrada, una herramienta que le resultó útil en su momento y que simplemente sería una actividad más en sus recuerdos. Nada se le puede reprochar, cada persona debe dar rienda suelta a sus pasiones y si el ajedrez no estaba entre ellas, es lógico que dejase de competir y buscase otros horizontes donde buscar la felicidad. Para el recuerdo quedarán sus partidas, que son de auténtica calidad y muestran las combinaciones de un jugador profundo y sutil:

Javier Cordero Fernández

(21 Julio 2013)

 

Fuderer - Puc,  Belgrado  1948

Fuderer - Nedeljkovic,  Yugoslavia  1950

Fuderer - Kostic,  Ljubljana  1951

Fuderer - Winiwarter,  Año  1953

Fuderer - Milic,  Zagreb  1955

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BIBLIOGRAFÍA

"Enciclopedia de ajedrez". Harry Golombek

"Artículo en memoria de Andrija Fuderer". Pavica Luetic (hijo de Fuderer)


 

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