Arturito,
un halo de luz entre las tinieblas
( Autor : Javier
Cordero Fernández -
© Ajedrez de ataque
)
Eran
tiempos difíciles para España, la posguerra, el
hambre, la miseria... una época recordada como la
España negra. Pero de entre tanta oscuridad surgió un
niño que jugaba al ajedrez como un maestro, un
auténtico fenómeno social que maravilló a todo el
país cuando su cabeza apenas asomaba por encima de la
mesa donde estaba colocado el tablero.
Tras
la Guerra Civil, España
se había convertido en un país de sombras, la ciencia y la
cultura fueron literalmente desterradas, algo que hoy en
día todavía estamos pagando. Poetas, artistas,
científicos, ninguno tenía cabida en un país
donde la represión aguardaba a la vuelta de cada esquina
y donde la
palabra 'libertad' había sido borrada del diccionario.
Como es de suponer, en semejante ambiente el ajedrez se
encontraba anclado y retrasado con respecto al resto de
Europa, apenas unos pocos maestros de cierto nivel se
repartían los torneos que se disputaban a nivel
nacional.
La aparición de Arturo Pomar fue como un soplo de aire
fresco para el ajedrez español, de repente este deporte
aparecía en los periódicos y en la televisión, la
gente se agolpaba en torno a su mesa para verle jugar y
la venta de juegos de ajedrez se disparó hasta cifras
nunca conocidas. El Régimen vio un auténtico filón en
el pujante niño prodigio y trató de mostrarlo al mundo
entero como el prototipo de español. Concozcamos al
niño que logró que el ajedrez sufriese un gran impulso
en España, conozcamos a Arturo Pomar.
Un
niño con un talento muy especial
Arturo Pomar Salamanca nació el 1 de Septiembre de 1931, en Palma
de Mallorca (España).
Los primeros contactos de Arturito con el ajedrez recuerdan a los de
otro niño prodigio: José Raúl Capablanca. Al igual
que el cubano, Pomar aprendió los misterios del ajedrez
viendo jugar a su
padre y a su abuelo, sólo con eso, nada más. Al poco
tiempo ya derrotaba a sus dos parientes dándoles alguna
pieza de ventaja, mostrando un talento natural fuera de lo
común; nadie de su entorno dudaba de su prometedor
futuro en el ajedrez.
Con sólo 8 años ya era capaz de jugar a la ciega, sin
ver el tablero ni las fichas, algo realmente increíble.
A los 11 años hizo su aparición en torneos de cierto
nivel al disputar el Campeonato de Baleares y
posteriormente el de España. En ninguno de ellos obtuvo
la victoria, pero su presencia levantó una expectación nunca vista en un torneo de ajedrez. Los medios de
comunicación se hicieron eco de la aparición de un
niño prodigio que jugaba como un maestro curtido y por
primera vez el ajedrez apareció en periódicos y
televisión. En esa época también comenzó a dar
sesiones de simultáneas, algo que haría durante muchos
años de su vida, aunque tal vez en demasía, algo que a
largo plazo le perjudicó de
forma notable.
Pronto comenzaron a llegar los triunfos, incluido un
campeonato de España con 14 años, récord de
precocidad que aun no ha sido batido. Durante su carrera
logró otros seis títulos nacionales, por lo que es,
junto a Medina e Illescas, el jugador que más veces ha
obtenido este campeonato. En su palmarés podemos
encontrar un gran número de trofeos, podéis
consultarlo en: Palmarés de
Pomar.
Con 13 años logró hacer unas tablas con el campeón
del mundo Alexander Alekhine, aunque en esa época la
fuerza del ruso había decaído ostensiblemente.
Aprovechando la estancia de Alekhine en España se le
contrató para que diese unas clases a Pomar (un total
de 20), las cuales
fueron muy beneficiosas para el niño. Este laureado
profesor trató de enseñarle sobre todo táctica,
Arturito poseía un talento especial para jugar de una manera natural,
encontrando fuertes jugadas idóneas para cada posición, pero no era capaz de realizar
combinaciones profundas donde se calculan infinitas
variantes; Alekhine trató de mostrarle la importancia
de desarrollar ese apartado del juego.
Nunca tuvo entrenador (salvo las breves clases de
Alekhine) ni tuvo acceso a publicaciones ajedrecísticas. Si uno echa un vistazo al ajedrez de la
época que le tocó vivir a Pomar no encontrará ningún
jugador de la élite que no tuviese un entrenador o
varios ayudantes, salvo casos como el de Bent Larsen que
siempre prefirió prepararse en solitario. Un entrenador
siempre ayudará a pulir los defectos de su pupilo,
hará el 'trabajo sucio' a la hora de preparar aperturas
y será un gran apoyo psicológico durante los torneos.
Arturo Pomar siempre estuvo sólo, como Gary Cooper en
'Solo ante el peligro', lo que representó un handicap
difícil de superar.
Debido a esto, su preparación teórica nunca fue
demasiado fuerte, algo
que compensaba con un talento natural para el ajedrez
que le permitía moverse como pez en el agua en las
complicaciones del medio juego. Curiosamente, en este
aspecto se parecía a otro niño prodigio del ajedrez: Samuel
Reshevsky, que se vio obligado a descuidar su
preparación debido a su trabajo de contable, por lo que
su repertorio de aperturas era muy corto, viéndose
sorprendido en esta fase del juego en multitud de
ocasiones.
En 1950 recibió el título de MI por sus buenas
actuaciones en torneos internacionales. Dos años
después inició una gira por América donde
disputó un gran número de torneos y simultáneas, que
comenzó en La Habana (Cuba). La gira duró 3 años y en
ella visitó multitud de países de Sudamérica y
Centroamérica, además de Estados Unidos y Canadá. Para hacernos
una idea de la tremenda actividad a la que se vio
sometido Pomar, nos basta conocer el siguiente dato: en
sólo 4 meses dio 100 sesiones de simultáneas por Norteamérica.
Pomar se vio obligado a buscar un trabajo con el que dar
sustento a su familia y comenzó a trabajar en Correos, ya que apenas recibía
ayudas para poder dedicarse al ajedrez. El franquismo se
había aprovechado de la imagen de Arturo de cara al
exterior, para luego dejarle prácticamente solo en su
lucha en el tablero. Además, las autoridades españolas
le pusieron muchas trabas a
la hora de competir en el extranjero, sobre todo cuando
debía jugar en países del este o contra
jugadores soviéticos. Con todo esto era imposible que
pudiese desarrollar una carrera medianamente normal y da
la impresión de que su
talento fue desaprovechado por culpa de una España que
se cerraba de cara al mundo exterior.
Los años siguieron pasando y Pomar continuó obteniendo
muchos triunfos en España, donde por otra parte no
había una competencia demasiado amplia. En 1960 se organizó un
torneo zonal en Madrid, a la capital española
llegaron varios de los mejores jugadores del mundo... y
Pomar no defraudó, logró el primer puesto (empatado
con otros 3 jugadores) y en el desempate consiguió una
de las plazas para disputar el Interzonal de Estocolmo
(la antesala del torneo de candidatos)... este fue el
punto álgido de su carrera. Podéis ver la
tabla en: Madrid 1960.
Una año después tuvo una de sus mejores actuaciones,
su triunfo en Torremolinos: Ver
tabla.
En 1962 recibió el título de GM, una gesta que
resultó muy complicada debido a las dificultades que
tenía Pomar para participar en torneos internacionales
por los motivos anteriormente explicados. Obtuvo el
título gracias a actuaciones como la que tuvo en la
Olimpiada de 1960, donde obtuvo la medalla de bronce en
el primer tablero (con 10 puntos en 16 partidas). Pomar
participó en otras 11 Olimpiadas, así como en otras
citas por equipos a nivel europeo.
Y llegó la gran cita para Arturito: el Interzonal. Pero
Arturito ya no era Arturito, era Arturo y por tanto
había dejado de ser un niño prodigio... y dejó de interesar a la
dictadura que le negó cualquier tipo de ayuda, Pomar se
quedó absolutamente solo ante este importantísimo torneo.
Tuvo que costearse su estancia en Estocolmo y fue
el único jugador que acudió sin ningún ayudante ni
entrenador. El jugador Román Torán protestó por esta situación
y fue sancionado y expedientado por las autoridades. A
pesar de todas estas dificultades, Pomar comenzó el torneo con fuerza y realmente estaba cuajando
una gran actuación, no hay que olvidar que se estaba
enfrentando a jugadores de la talla de Fischer, Geller,
Petrosian, Korchnoi, Benko o Portisch. Pero el cansancio
fue haciendo mella en él y terminó el torneo cediendo
en varias partidas. Esto no nos puede extrañar, la
labor de los ayudantes es esencial en este tipo de
torneos, te ayudan a investigar sobre el rival, son un apoyo
constante y son de gran ayuda a la hora que analizar partidas aplazadas por la
noche (en muchas ocasiones hasta altas horas de la
madrugada).
Arturo acusó el esfuerzo y las pocas horas de sueño, y
finalizó el 11º de 23, un buen resultado dadas las
circunstancias. Es curioso lo que le dijo Bobby Fischer:
"Pobre cartero español, con lo bien que juegas,
tendrás que volver a poner sellos cuando acabe el
torneo".
En muchas crónicas de la época se ensalzaba el ajedrez
táctico de Pomar... esto no parece ajustarse a la realidad,
Pomar era un jugador eminentemente posicional al que no
le gustaba correr riesgos en el tablero, basaba su juego
en una gran
técnica que le permitía encontrar buenas jugadas de
forma intuitiva. También era un virtuoso de los
finales, algo que le sirvió para conseguir un buen
número de triunfos en posiciones aparentemente igualadas. Su
estilo me recuerda mucho al de Henrique Mecking, son jugadores de un gran talento natural que
entienden los misterios del juego con gran facilidad y
juegan de forma natural, pero a los que les falta
instinto asesino para llegar a ser jugadores tácticos.
Y esa falta de instinto es debida a su carácter tranquilo, algo que trasladan a su forma de jugar al
ajedrez. Sin duda, creo que la forma de ser está solidamente
relacionada con el estilo de todo jugador de ajedrez,
veamos algunos casos que ilustran esta idea:
-
Alexander
Alekhine, de carácter oportunista --->
aplicaba cualquier estilo con tal de llegar hasta la
victoria
-
Carl
Schlecher, de carácter tranquilo ---> un poderoso poder táctico frenado por
su forma de ser, que le convirtió en un jugador
posicional
-
Mikhail
Botvinnik, persona metódica y de carácter
difícil --> jugador posicional al que era muy
complicado derrotar
-
Mikhail
Tahl, de natural alegre e ingenioso --->
jugador de fantasía
-
Gary
Kasparov, temperamental ---> estilo agresivo
-
Anatoly
Karpov,
frío como un témpano ---> jugaba como una computadora
Tras Estocolmo vinieron años de gran irregularidad,
donde Pomar alternaba grandes actuaciones con otras
mucho más discretas. La explicación es sencilla: su
falta de preparación casera. Los factores que
influyeron en esta floja preparación parecen claros, Pomar estaba saturado de
ajedrez, había disputado demasiados torneos y
demasiadas sesiones de simultáneas (las cuales le dejaban
agotado). En ese
estado era complicado poder estudiar teoría en sus
ratos libres o mejorar su
repertorio de aperturas... Pomar, en ocasiones, se
encontraba hastiado y esto hizo que decayese su interés y sus
ansias de triunfo.
A partir de los años 70 sus resultados fueron
discretos, con torneos donde Pomar firmaba muchas tablas
sin demasiada lucha. En 1992 disputó su último torneo individual y durante
los últimos años de su carrera se dedicó a disputar
competiciones por equipos como el Campeonato de
Cataluña o el de España.
Analizándolo desde fuera, parece que la carrera de Arturo Pomar
no estuvo bien gestionada. Durante muchas épocas de su
vida tuvo una actividad excesiva, no sólo a nivel
competitivo sino a través de las ya mencionadas
simultáneas, con las que se trató de sacar partido a
su fama de niño prodigio. Sin duda, esta no es la mejor
manera de enfocar una carrera en el mundo del ajedrez,
donde hay que economizar los esfuerzos y prepararse
durante muchas horas al día. Parece claro que Pomar
tuvo cierta
saturación respecto al ajedrez, lo cual repercutió
negativamente en su preparación a nivel teórico y en
su energía a la hora de afrontar los torneos. Da la
sensación de que se desaprovechó un enorme talento
para el ajedrez y que no se llegó a conocer cual
podría haber sido su techo en realidad, no en vano varios de sus rivales opinaban
que podría haber alcanzado un nivel similar al de los
jugadores soviéticos... pero le tocó vivir unos
tiempos muy complicados, y el miedo al hambre y la
pobreza influyeron en la manera de llevar su carrera,
algo que sin duda no podemos reprocharle.
Finalicemos con algunas bellas partidas jugadas por un
niño prodigio que podría haber alcanzado las cotas más
altas, pero las circunstancias de su época no jugaron a
su favor.
Javier
Cordero Fernández
(4
Agosto 2010)
Pomar
- Sicilia, Valencia 1947
Alemán
- Pomar, La Habana 1952
Trifunovic
- Pomar, P. de Mallorca 1966
Pomar
- Torán, Olot 1969 Pomar
- Larsen, Zaragoza 1976 |
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