Una de las vías más rápidas para obtener la victoria en una partida de ajedrez es cazar a la pieza más valiosa de nuestro rival: la Dama. En muchas ocasiones esta pieza se pone en juego demasiado pronto, por lo que puede ser objeto de ataques por parte de piezas menores y peones, eso hace que el riesgo de caer en una emboscada sea muy grande.

         Esto suele ocurrir cuando se han realizado pocas jugadas en el tablero, por lo que se producen emocionantes miniaturas. Seguro que a todos nos ha ocurrido esto alguna vez, la cara de tonto que se te queda al tener que abandonar, muchas veces en plena apertura, es algo que no se te olvida fácilmente.

         Un especialista en lograr este propósito fue el austriaco Josef Emil Krejcik, un auténtico cazador acostumbrado a las escaramuzas y a poner peligrosas trampas.

         Krejcik fue un jugador modesto, con un palmarés sin resultados brillantes. Su carrera transcurrió al completo en su país de origen, Austria, con esporádicas apariciones en torneos, lo que nos dice que fue un jugador amateur. Su nombre empezó a ser conocido tras vencer en unas simultaneas al campeón del mundo, Emanuel Lasker (en 1908). Su relación con el ajedrez fue más allá de la participación en torneos, también fue entrenador y un prolífico escritor, tanto en colaboraciones en revistas de ajedrez (Wiener Schachzeitung y Neues Wiener Abendblatt) como en obras de su puño y letra. Sus escritos tuvieron una gran acogida entre el público debido al fino sentido del humor que siempre mostraba en sus obras.

         Pero pasemos a su fino olfato para tender trampas a la dama rival, instinto que tenía muy desarrollado y que llegó a utilizar en varias ocasiones. Algunas de sus victimas fueron jugadores de la talla de Richard Reti o Sandor Takacs (algo menos conocido), aprendamos cómo se tienden trampas de las que resulta imposible escapar (podéis ver las partidas completas en el visor):

         Krejcik no obtuvo grandes resultados en torneos, pero si nos dejó varias partidas rebosantes de belleza. Su estilo era netamente ofensivo, siempre en busca de complicaciones, siendo en ese momento cuando más a gusto se encontraba. Es de los pocos jugadores que pueden presumir de tener su propia inmortal, una partida llena de golpes tácticos que seguro que le dejó muy satisfecho: Krejcik-Krobot.

         Como amante del ajedrez de ataque que era, creó un gambito, que lleva su nombre, en la defensa francesa: 1.d4 f5 2.g4

         Para completar este artículo podéis ver dos bellas partidas jugadas por 'Depredador', a las que hay que sumar las ya publicadas en 'Ajedrez de ataque':

Javier Cordero Fernández

(1 Julio 2009)

Krejcik - Klar,  Olmutz  1907

Krejcik - Vidmar,  Viena  1906

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