Este
relato no parece guardar ninguna relación con el
ajedrez... o al menos eso parece. Para comprenderlo todo
es necesario situarnos: estamos en tiempos oscuros para
el mundo y más en concreto para Europa. La II Guerra
Mundial ha estallado y el destino de la humanidad está
en juego. Miles de soldados combaten en distintos
frentes a nivel mundial y el avance nazi parece
imparable...
Entre las filas aliadas apareció un oficial al que
nadie conocía y que estaba especializado en misiones
peligrosas. Su nombre: Teniente Cartier. Pero ese
anonimato no duró demasiado porque el teniente era muy
conocido en otro mundo, el mundo del ajedrez. Este
misterioso personaje no era otro que Xavielly
Tartakower, uno de los jugadores más fuertes del
planeta, famoso por su talento en el tablero y por sus
agudos escritos sobre diversos temas del juego.
'Teniente Cartier' era el pseudónimo que Tartakower
usaba en sus misiones y que hizo extensible al tiempo
que duró la guerra. Tartakower ya había combatido en
la I Guerra Mundial enrolado en las filas del ejército
austriaco. Durante dicha contienda fue herido en dos
ocasiones (una de ellas por un balazo en el abdomen)
logrando recuperarse en ambos casos. Cuando estalló la
II Guerra Mundial, Tartakower sintió la necesidad, a
pesar de superar los 50 años, de volver a tomar partido
en una contienda, ante las atrocidades que estaban
perpetrando los nazis.
Por ello, Tartakower, de origen polaco, decidió
combatir en las filas del ejército francés. Cuando
Francia cayó de forma vertiginosa en manos de los
nazis, el teniente Cartier decidió encaminar sus pasos
a Inglaterra para continuar la lucha, y desde allí
comenzó a colaborar con la Resistencia francesa. Salir
de Francia no fue tarea sencilla y para ello se vio en
la obligación de emprender un largo viaje hasta Omán
(situado en el suroeste de Asia), desde donde zarpó a
bordo de un acorazado con destino al viejo imperio británico.
Como es lógico, y al igual que hicieron la mayoría de
maestros, Tartakower había dejado de participar en
torneos durante la guerra. A pesar de ello se conservan
varias partidas suyas disputadas durante la contienda
mundial, siempre a nivel de café o exhibición, que
iremos viendo a la par que vayamos conociendo la
historia de 'doble personalidad' del teniente Tartakower.
Pasemos sin más a ver una de dichas partidas, en la que
el teniente Cartier dio torre de ventaja a su rival y
aun así le derrotó a base de golpes tácticos:
Teniente
Cartier - Cuningham
Partida
con ventaja (Torre de a1), Año 1943
1.e4
e5 2.f4 exf4 3.Cf3 Ae7 4.Ac4 Ah4+ 5.g3 fxg3
6.0–0 gxh2+ 7.Rh1 Ae7 8.Axf7+ Rxf7 9.Ce5+ Re8
10.Dh5+ g6 11.Cxg6 Cf6 12.Txf6 Axf6 13.Ce5+ Re7
14.Df7+ Rd6 15.Cc4+ Rc5 16.Dd5+ Rb4 17.a3+ Ra4
18.b3++ 1–0
Después
de 7...Ae7
Después de 11...Cf6
|
Como es bien sabido, Tartakower fue una persona polifacética,
capaz de destacar en distintas disciplinas. Sus andaduras
en el tablero son de sobra conocidas,
pero también destacó como periodista, escritor
(haciendo guiones de cine), poeta (de hecho se conservan
alguno de sus poemas), abogado (estudió leyes en la
ciudad de Viena)... y por supuesto, soldado.
Pero continuemos con las andanzas del intrépido
teniente Cartier. Como ya he mencionado, a Tartakower...
upps, al teniente Cartier se le encomendaban misiones
peligrosas, muchas de las cuales le llevaron a lanzarse
en paracaídas tras las líneas enemigas, siempre con el
máximo secretismo. La mayoría de estas misiones
estaban relacionadas con el servicio de inteligencia,
por lo que no es mucho lo que se conoce sobre sus
actividades durante la guerra.
Tartakower hablaba de forma correcta ruso, alemán y
francés, algo que fue de vital importancia en las
misiones que le fueron encomendadas. Durante esos años
sirvió a las órdenes de Charles de Gaulle y de Winston
Churchill, llegando a trabar una gran amistad con el
primero.
'Curiosamente' el teniente Cartier jugaba al ajedrez de
maravilla, y sorprendidos se quedaban sus rivales cuando
este soldado realizaba tan brillantes jugadas. Veamos a
continuación una partida disputada durante unas simultáneas,
una muestra más de lo que Tartakower era capaz de hacer
en un tablero:
Teniente
Cartier - Sugden, W. G.
Simultáneas.
Southwark 1943
1.e4
Cf6 2.e5 Cd5 3.c4 Cb6 4.d4 d5 5.c5 C6d7 6.e6
fxe6 7.Ad3 Cf6 8.Cf3 g6 9.h4 Ag7 10.Ce5 Cbd7
11.Cf3 0–0 12.Cg5 Cb8 13.h5 Ce4 14.Cxh7 Cxf2
15.Cxf8 Cxd1 16.Cxg6 Axd4 17.Rxd1 Cd7 18.h6 Cf6
19.Cc3 Ad7 20.Ag5 Rf7 21.h7 Rg7 22.h8=D+ Dxh8
23.Txh8 Txh8 24.Cxh8 Rxh8 25.Rd2 1–0
Después
de 14...Cxf2
|
Durante la II Guerra Mundial todo valía para intentar
desnivelar la balanza del destino final de la lucha.
Todas las potencias investigaban buscando avances tecnológicos
que aplicar a su maquinaria bélica, el espionaje y
contraespionaje era algo cotidiano e incluso se
realizaban investigaciones médicas que tenían como
propósito futuras acciones para diezmar al enemigo. Uno
de las grandes problemas al que ambos bandos se
enfrentaban era el envío de mensajes en el frente, los
cuales eran fácilmente interceptados por el enemigo.
Por este motivo se hizo necesario cifrar cada comunicación
con complicados códigos. Los nazis crearon una máquina
para codificar los mensajes que fue bautizada como 'Enigma',
un artefacto que se convertiría en sumamente importante
en el devenir de la contienda.
Colaborando
a descifrar el enigma
Ríos de tinta han corrido para escribir sobre la máquina
'Enigma', una creación nazi que fue tildada de
infalible. Los servicios de inteligencia habían
demostrado su agilidad a la hora de descifrar códigos,
por lo que se hizo necesario crear un sistema que
burlase al enemigo. Tanto aliados como nazis crearon máquinas
del mismo tipo, aunque 'Enigma' (que fue creada una década
antes de la Guerra) era la más eficiente. Estas nuevas
máquinas fueron revolucionarias porque cambiaban su código
a diario, por lo que no había tiempo material para
descifrarlo.
Para empezar a comprender su funcionamiento, lo primero
es resaltar que 'Enigma' creaba un código absolutamente
aleatorio e incomprensible que sólo podía ser
descifrado por aquella persona que dispusiese del manual
correspondiente. Dicho código no cambiaba las palabras
completas de cada mensaje, lo que hacía era cambiar
cada letra del texto, por lo que el resultado era un
galimatías incomprensible. Este 'engendro diabólico'
contaba con varios engranajes que permitían cambiar su
configuración continuamente, lo que añadía dificultad
a los descifradores aliados. Además, cada mes se
cambiaba el manual que se entregaba a los técnicos, con
la intención de no repetir códigos. Por todo esto,
'Enigma' fue considerada una máquina de códigos
inviolable e infalible.
Operadores
alemanes manejando a 'Enigma'
Pero los aliados no se rindieron tan fácilmente al desánimo
y tras capturar un submarino alemán consiguieron
hacerse con una de las máquinas 'Enigma'. Fue entonces
cuando pusieron en marcha toda una operación de
investigación para la cual reclutaron a matemáticos,
criptógrafos, jugadores de ajedrez y de bridge e
incluso aficionados a los crucigramas. Fue aquí donde
el teniente Cartier volvió a entrar en juego, ayudando,
junto a otros ajedrecistas notables como Harry Golombek
y Conel Hugh Alexander, en las tareas de descifrado. El
trabajo fue muy laborioso, investigando miles de
mensajes interceptados, buscando coincidencias entre
ellos o con las batallas que ya se habían librado.
Tanto trabajo dio sus frutos y en 1944 los misterios de
'Enigma' fueron desentrañados. El primer mensaje
interceptado, una vez conocidos los códigos, fue un
plan de los alemanes para bombardear la ciudad inglesa
de Coventry. Se especula, ya que es un dato que no se
puede probar, con que Churchil decidió no hacer caso
del mensaje por motivos estratégicos y por tanto la
ciudad fue arrasada. El mandatario inglés no quería
descubrir tan pronto la carta sobre el conocimiento del
funcionamiento de 'Enigma' y poder seguir descifrando
mensajes sin que su enemigo se diese cuenta.
Pero retomemos el ajedrez en esta historia, dejando atrás
momentos tan trágicos, y veamos una partida que el
teniente Cartier jugó durante aquella época, eso si,
en consulta con otro ajedrecista, pero con un remate
brillante:
Tartakower
y P. H. Hazzard - J. C. Waterman y R. G. Gray
Partida
en consulta. Horsington 1944
1.e4
e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.Cg5 d5 5.exd5 Ca5 6.d3
h6 7.Cf3 e4 8.De2 Cxc4 9.dxc4 Ac5 10.Cfd2 0–0
11.Cb3 Ag4 12.Df1 Ad6 13.h3 Ah5 14.g4 Ag6 15.Ae3
Te8 16.Cc3 Ab4 17.0–0–0 Axc3 18.bxc3 a5
19.De2 Cd7 20.h4 Ce5 21.Cd2 Dd6 22.Rb2 a4 23.Ra1
Da6 24.Thg1 Da5 25.Ad4 Cf3 26.Cxf3 exf3 27.Dxf3
Axc2 28.g5 Axd1 29.Dxd1 Ta6 30.gxh6 Tg6 31.h5
Txh6 32.Axg7 1–0
Después
de 27...Axc2
|
El descubrimiento de los misterios de 'Enigma' supuso un
duro golpe para los alemanes, que vieron como su derrota
se acercaba con rapidez. Para muchos historiadores este
hecho fue trascendental para la consecución de la
victoria de las tropas aliadas. Tras la guerra la vida
de nuestro teniente volvió a la normalidad. Tras haber
combatido al lado del general De Gaulle, a ambos les unía
una gran amistad, por lo que éste le ofreció un
importante puesto en su gabinete, pero Tartalkower lo
rechazó con las siguientes palabras: "Yo soy
maestro de ajedrez, escritor y periodista, pero no político".
Y cumpliendo su palabra, Tartakower retomó su gran pasión,
que no era otra que mover caballos y alfiles a lo largo
y ancho de un tablero de ajedrez, volviendo a la disputa
de torneos internacionales y a sus publicaciones en
distintos medios especializados... algo que la historia
de nuestro deporte siempre ha agradecido profundamente.
Javier
Cordero Fernández
(14
Octubre 2011) |