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El teniente Cartier, la guerra desde el tablero

Dibujo del mismo soldado de la II Guerra Mundial en cuatro posiciones de lucha: disparando, corriendo, lanzando una granada y en el suelo.

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

            Este relato no parece guardar ninguna relación con el ajedrez... o al menos eso parece. Para comprenderlo todo es necesario situarnos: estamos en tiempos oscuros para el mundo y más en concreto para Europa. La II Guerra Mundial ha estallado y el destino de la humanidad está en juego. Miles de soldados combaten en distintos frentes a nivel mundial y el avance nazi parece imparable...

             Entre las filas aliadas apareció un oficial al que nadie conocía y que estaba especializado en misiones peligrosas. Su nombre: Teniente Cartier. Pero ese anonimato no duró demasiado porque el teniente era muy conocido en otro mundo, el mundo del ajedrez. Este misterioso personaje no era otro que Xavielly Tartakower, uno de los jugadores más fuertes del planeta, famoso por su talento en el tablero y por sus agudos escritos sobre diversos temas del juego.

Fotografía retrato de Tartakower en su juventud

             'Teniente Cartier' era el pseudónimo que Tartakower usaba en sus misiones y que hizo extensible al tiempo que duró la guerra. Tartakower ya había combatido en la I Guerra Mundial enrolado en las filas del ejército austriaco. Durante dicha contienda fue herido en dos ocasiones (una de ellas por un balazo en el abdomen) logrando recuperarse en ambos casos. Cuando estalló la II Guerra Mundial, Tartakower sintió la necesidad, a pesar de superar los 50 años, de volver a tomar partido en una contienda, ante las atrocidades que estaban perpetrando los nazis.

             Por ello, Tartakower, de origen polaco, decidió combatir en las filas del ejército francés. Cuando Francia cayó de forma vertiginosa en manos de los nazis, el teniente Cartier decidió encaminar sus pasos a Inglaterra para continuar la lucha, y desde allí comenzó a colaborar con la Resistencia francesa. Salir de Francia no fue tarea sencilla y para ello se vio en la obligación de emprender un largo viaje hasta Omán (situado en el suroeste de Asia), desde donde zarpó a bordo de un acorazado con destino al viejo imperio británico.

              Como es lógico, y al igual que hicieron la mayoría de maestros, Tartakower había dejado de participar en torneos durante la guerra. A pesar de ello se conservan varias partidas suyas disputadas durante la contienda mundial, siempre a nivel de café o exhibición, que iremos viendo a la par que vayamos conociendo la historia de 'doble personalidad' del teniente Tartakower. Pasemos sin más a ver una de dichas partidas, en la que el teniente Cartier dio torre de ventaja a su rival y aun así le derrotó a base de golpes tácticos:

Teniente Cartier - Cuningham

Partida con ventaja (Torre de a1), Año 1943

1.e4 e5 2.f4 exf4 3.Cf3 Ae7 4.Ac4 Ah4+ 5.g3 fxg3 6.0–0 gxh2+ 7.Rh1 Ae7 8.Axf7+ Rxf7 9.Ce5+ Re8 10.Dh5+ g6 11.Cxg6 Cf6 12.Txf6 Axf6 13.Ce5+ Re7 14.Df7+ Rd6 15.Cc4+ Rc5 16.Dd5+ Rb4 17.a3+ Ra4 18.b3++ 1–0

    

Después de 7...Ae7                  Después de 11...Cf6

           Como es bien sabido, Tartakower fue una persona polifacética, capaz de destacar en distintas disciplinas. Sus andaduras en el tablero son de sobra conocidas, pero también destacó como periodista, escritor (haciendo guiones de cine), poeta (de hecho se conservan alguno de sus poemas), abogado (estudió leyes en la ciudad de Viena)... y por supuesto, soldado.

           Pero continuemos con las andanzas del intrépido teniente Cartier. Como ya he mencionado, a Tartakower... upps, al teniente Cartier se le encomendaban misiones peligrosas, muchas de las cuales le llevaron a lanzarse en paracaídas tras las líneas enemigas, siempre con el máximo secretismo. La mayoría de estas misiones estaban relacionadas con el servicio de inteligencia, por lo que no es mucho lo que se conoce sobre sus actividades durante la guerra.

Decenas de paracaidistas lánzandose en territorio enemigo

           Tartakower hablaba de forma correcta ruso, alemán y francés, algo que fue de vital importancia en las misiones que le fueron encomendadas. Durante esos años sirvió a las órdenes de Charles de Gaulle y de Winston Churchill, llegando a trabar una gran amistad con el primero.

            'Curiosamente' el teniente Cartier jugaba al ajedrez de maravilla, y sorprendidos se quedaban sus rivales cuando este soldado realizaba tan brillantes jugadas. Veamos a continuación una partida disputada durante unas simultáneas, una muestra más de lo que Tartakower era capaz de hacer en un tablero:

Teniente Cartier - Sugden, W. G.

Simultáneas. Southwark 1943

1.e4 Cf6 2.e5 Cd5 3.c4 Cb6 4.d4 d5 5.c5 C6d7 6.e6 fxe6 7.Ad3 Cf6 8.Cf3 g6 9.h4 Ag7 10.Ce5 Cbd7 11.Cf3 0–0 12.Cg5 Cb8 13.h5 Ce4 14.Cxh7 Cxf2 15.Cxf8 Cxd1 16.Cxg6 Axd4 17.Rxd1 Cd7 18.h6 Cf6 19.Cc3 Ad7 20.Ag5 Rf7 21.h7 Rg7 22.h8=D+ Dxh8 23.Txh8 Txh8 24.Cxh8 Rxh8 25.Rd2 1–0

Después de 14...Cxf2

           Durante la II Guerra Mundial todo valía para intentar desnivelar la balanza del destino final de la lucha. Todas las potencias investigaban buscando avances tecnológicos que aplicar a su maquinaria bélica, el espionaje y contraespionaje era algo cotidiano e incluso se realizaban investigaciones médicas que tenían como propósito futuras acciones para diezmar al enemigo. Uno de las grandes problemas al que ambos bandos se enfrentaban era el envío de mensajes en el frente, los cuales eran fácilmente interceptados por el enemigo. Por este motivo se hizo necesario cifrar cada comunicación con complicados códigos. Los nazis crearon una máquina para codificar los mensajes que fue bautizada como 'Enigma', un artefacto que se convertiría en sumamente importante en el devenir de la contienda.

Colaborando a descifrar el enigma

           Ríos de tinta han corrido para escribir sobre la máquina 'Enigma', una creación nazi que fue tildada de infalible. Los servicios de inteligencia habían demostrado su agilidad a la hora de descifrar códigos, por lo que se hizo necesario crear un sistema que burlase al enemigo. Tanto aliados como nazis crearon máquinas del mismo tipo, aunque 'Enigma' (que fue creada una década antes de la Guerra) era la más eficiente. Estas nuevas máquinas fueron revolucionarias porque cambiaban su código a diario, por lo que no había tiempo material para descifrarlo.

            Para empezar a comprender su funcionamiento, lo primero es resaltar que 'Enigma' creaba un código absolutamente aleatorio e incomprensible que sólo podía ser descifrado por aquella persona que dispusiese del manual correspondiente. Dicho código no cambiaba las palabras completas de cada mensaje, lo que hacía era cambiar cada letra del texto, por lo que el resultado era un galimatías incomprensible. Este 'engendro diabólico' contaba con varios engranajes que permitían cambiar su configuración continuamente, lo que añadía dificultad a los descifradores aliados. Además, cada mes se cambiaba el manual que se entregaba a los técnicos, con la intención de no repetir códigos. Por todo esto, 'Enigma' fue considerada una máquina de códigos inviolable e infalible.

Operadores alemanes manejando a 'Enigma'

           Pero los aliados no se rindieron tan fácilmente al desánimo y tras capturar un submarino alemán consiguieron hacerse con una de las máquinas 'Enigma'. Fue entonces cuando pusieron en marcha toda una operación de investigación para la cual reclutaron a matemáticos, criptógrafos, jugadores de ajedrez y de bridge e incluso aficionados a los crucigramas. Fue aquí donde el teniente Cartier volvió a entrar en juego, ayudando, junto a otros ajedrecistas notables como Harry Golombek y Conel Hugh Alexander, en las tareas de descifrado. El trabajo fue muy laborioso, investigando miles de mensajes interceptados, buscando coincidencias entre ellos o con las batallas que ya se habían librado. 

           Tanto trabajo dio sus frutos y en 1944 los misterios de 'Enigma' fueron desentrañados. El primer mensaje interceptado, una vez conocidos los códigos, fue un plan de los alemanes para bombardear la ciudad inglesa de Coventry. Se especula, ya que es un dato que no se puede probar, con que Churchil decidió no hacer caso del mensaje por motivos estratégicos y por tanto la ciudad fue arrasada. El mandatario inglés no quería descubrir tan pronto la carta sobre el conocimiento del funcionamiento de 'Enigma' y poder seguir descifrando mensajes sin que su enemigo se diese cuenta.

            Pero retomemos el ajedrez en esta historia, dejando atrás momentos tan trágicos, y veamos una partida que el teniente Cartier jugó durante aquella época, eso si, en consulta con otro ajedrecista, pero con un remate brillante:

Tartakower y P. H. Hazzard - J. C. Waterman y R. G. Gray

Partida en consulta. Horsington 1944

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Cf6 4.Cg5 d5 5.exd5 Ca5 6.d3 h6 7.Cf3 e4 8.De2 Cxc4 9.dxc4 Ac5 10.Cfd2 0–0 11.Cb3 Ag4 12.Df1 Ad6 13.h3 Ah5 14.g4 Ag6 15.Ae3 Te8 16.Cc3 Ab4 17.0–0–0 Axc3 18.bxc3 a5 19.De2 Cd7 20.h4 Ce5 21.Cd2 Dd6 22.Rb2 a4 23.Ra1 Da6 24.Thg1 Da5 25.Ad4 Cf3 26.Cxf3 exf3 27.Dxf3 Axc2 28.g5 Axd1 29.Dxd1 Ta6 30.gxh6 Tg6 31.h5 Txh6 32.Axg7 1–0

Después de 27...Axc2

            El descubrimiento de los misterios de 'Enigma' supuso un duro golpe para los alemanes, que vieron como su derrota se acercaba con rapidez. Para muchos historiadores este hecho fue trascendental para la consecución de la victoria de las tropas aliadas. Tras la guerra la vida de nuestro teniente volvió a la normalidad. Tras haber combatido al lado del general De Gaulle, a ambos les unía una gran amistad, por lo que éste le ofreció un importante puesto en su gabinete, pero Tartalkower lo rechazó con las siguientes palabras: "Yo soy maestro de ajedrez, escritor y periodista, pero no político".

            Y cumpliendo su palabra, Tartakower retomó su gran pasión, que no era otra que mover caballos y alfiles a lo largo y ancho de un tablero de ajedrez, volviendo a la disputa de torneos internacionales y a sus publicaciones en distintos medios especializados... algo que la historia de nuestro deporte siempre ha agradecido profundamente.

Javier Cordero Fernández

(14 Octubre 2011)

 

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