La verdad es que sólo ver la foto ya causa una gran
sorpresa. Ver a una niña o a un niño jugando al
ajedrez como si fuese un jugador veterano siempre parece
cosa de ciencia ficción. Éste es un juego que requiere
años de preparación y de ir acumulando experiencia,
por eso el caso de Jutta Hempel, al igual que el de
otros niños prodigio, es sorprendente.
Jutta conoció el ajedrez con sólo 3 años, y lo hizo
viendo una partida que disputaban otras personas,
partida que más tarde reprodujo de memoria, para
sorpresa de todos (esto recuerda la experiencia de otros
niño prodigio como José
Raúl Capablanca
o Arturito
Pomar).
Pronto comenzó a jugar y consiguió seguir dejando
boquiabierto a todo el que la observaba. Al poco tiempo
empezó a competir en torneos juveniles en su ciudad,
Flensburg, donde no encontró rival.
Su fama se extendió como un reguero de pólvora y por
ello fue reclamada para dar sesiones de partidas simultáneas,
llegando a dar una de ellas en un programa de televisión.
También llegó a dar simultáneas a la ciega, lo que
nos da una idea de su capacidad cerebral, en realidad
estos niños prodigio pueden dedicarse a la tarea
intelectual que deseen, tarea que dominarán sin
demasiadas complicaciones. Su participación en torneos
fue reducida, aunque se prodigó más en la disputa de
partidas por correspondencia, disciplina en la que logró
grandes resultados ante experimentados maestros. También
resulta sorprendente su destreza para las partidas blitz,
donde demostró una gran destreza, de hecho se comentaba
de ella que su juego bajaba cuando las partidas se
disputaban a un tiempo mayor.
A la edad de 9 años, Jutta abandonó el ajedrez por
completo, tal vez sus padres comprendieron que no se podía
someter a una niña a una vida de total dedicación a
este deporte, se sentían como si le estuviesen robando
la infancia. De hecho este es el gran dilema moral que
existe con los niños prodigio, por un lado se quiere
estimular su faceta intelectual, cosa totalmente lógica,
pero esto puede interferir en el desarrollo de su
infancia, época esencial en la vida de cualquier ser
humano. Cualquier niño que ha pasado una infancia
anormal suele manifestar problemas cuando llega a la
edad adulta. Encontrar el equilibrio parece la solución
lógica, aunque ese equilibrio debe de ser complicado de
lograr. En todo caso, nada más se volvió a saber de
las andanzas de Jutta Hempel en el tablero, una mente
maravillosa que prefirió desviarse por otros caminos
lejos del mundo del ajedrez. |