El pasado jueves 9 de Septiembre falleció el GM Bent
Larsen, un jugador que siempre tuvo una visión propia
del ajedrez y se mantuvo fiel a su modo de jugar durante
toda su vida. Con Larsen perdemos otro lazo que nos unía
a una época gloriosa del ajedrez, años donde hubo una
gran proliferación de jugadores talentosos y
luchadores, años donde lo más importante era la
victoria, años donde se investigaba gracias únicamente
a la capacidad de cada jugador y donde este deporte
progresó imparablemente.
Larsen siempre fue un jugador especial. Nunca tuvo
entrenador ni ayudantes, algo impensable en la época
donde le tocó jugar, en la que cada jugador de élite
contaba con un auténtico séquito a su disposición en
cada torneo. También es recordado por utilizar
aperturas en desuso, sobre todo gambitos que
fueron utilizados en otras épocas y que el trató de
revitalizar... por esto fue bautizado como 'el romántico
sin esperanza'.
Como jugador lo ganó todo, salvo el campeonato del
mundo (el gran lunar de su carrera). Su palmarés está
repleto de victorias, pero a la hora de luchar por el
torno mundial se encontró con los rocosos jugadores
soviéticos y más adelante con el fenomenal talento de
Bobby Fischer. Como persona era muy apreciado por
rivales y aficionados, que pudieron disfrutar de su
talento durante muchas décadas, porque Larsen estuvo
jugando torneos hasta unos meses antes de su
fallecimiento.
Con Larsen se va uno de los grandes personajes de este
deporte, un jugador que amaba el ajedrez, que disfrutaba
investigando nuevas líneas y que era capaz de crear
belleza en un tablero como un artista lo hace en un
lienzo, un talento desbordante que merece un hueco en el
Olimpo del ajedrez. Para recordarle más en profundidad
no dejen de leer:
Bent
Larsen, el romántico sin esperanza
Su
mejor partida:
Larsen
- Petrosian, Santa Mónica 1966 |