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Injusta justicia

Estatua de la dama de la justicia, con su espada y su balanza, aunque en este caso no es justicia ciega ya que no lleva los ojos vendados

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          En 1971 el Open de Berga estaba más que asentado en el panorama nacional, por lo que gran cantidad de jugadores titulados acudían en busca de sus jugosos premios. Joaquim Travesset, el protagonista de esta historia, no estaba entre la nómina de maestros y, siendo consciente de que no podría aspirar a los primeros puestos, centró parte de sus fuerzas en jugar partidas que escondiesen algún ataque brillante que le permitiese optar al premio de belleza... lo que consiguió en las dos primeras rondas al lograr dos victorias que finalmente presentó a concurso.

          Este tipo de torneos eran conocidos como vacacionales, ya que su situación en lugares turísticos y su larga duración hacía que algunos de los participantes utilizasen sus vacaciones para poder jugarlos. Joaquim viajó a Berga con toda su familia para seguir apoyando un torneo en el que ya había participado, junto a su suegro Ángel Ribera (subcampeón de España en 1958), cuando era una competición más modesta, logrando el segundo puesto en 1965.

Familia Travesset en Berga, acompañados por Ángel Ribera y su esposa

          Los premios de belleza de Berga tuvieron gran fama, ya que como galardón se entregaba un cuadro, de motivo ajedrecístico, del pintor Fernández De Soto. Este tipo de premios siempre representan un interesante incentivo para jugadores que se hayan quedado sin opciones en el torneo, lo que aumenta la combatividad en las últimas rondas. Recordemos, a continuación, alguna de las partidas premiadas en Berga con el paso de los años (no olvidemos que fue el Open más antiguo de España):

          En la primera ronda Joaquim se enfrentó al manresano Antoni Farré y puso en juego una idea de David Bronstein en la que el soviético había realizado un sacrificio de dama en una variante de la India de rey. El riesgo tuvo recompensa al obtener una elaborada victoria en la que sus piezas menores revolotearon por el tablero creando constantes problemas a las blancas: ver partida. La idea provenía de otra partida, por lo que perdía gran parte de sus oportunidades para optar al premio de belleza.

Farré (izquierda) - Travesset (derecha). Al lado, Domenech vs Ingelmo

          La otra partida presentada a concurso por Travesset fue una victoria ante el alemán Georg Eppinger, una posición bien trabajada que desembocó en un ataque brillante que desarboló a su rival a pesar de los apuros de tiempo en los que se realizaron las últimas jugadas: ver partida. En total se presentaron 4 partidas para aspirar al premio de belleza, las dos que acabamos de ver más Jiménez-Ferrer y Jordá-Harmeier. Decidir qué partida merece un premio de belleza no es sencillo. No sólo se ha de tener en cuenta la vistosidad de las combinaciones, también se toma en consideración la originalidad, la exactitud del plan seguido y la falta de errores, lo que convierte la decisión en algo complicado y subjetivo.

          La partida Jiménez-Ferrer quedó descartada porque contenía errores de bulto: cuando comenzaron las hostilidades Pepita Ferrer había tenido opciones de lograr posiciones igualadas con facilidad. La partida Travesset-Eppinger era una firme candidata: remate brillante y ausencia de errores, de hecho fue publicada en el nº 6 de la revista Jaque, de Noviembre de 1971, y también en el Butlletí d’Escacs nº 31 de la Federació Catalana d’Escacs, de Diciembre de 1971. La partida Jordá-Harmeier es más difícil de juzgar ya que la posición era realmente complicada, aunque parece que también contenía errores por ambos bandos. Esta partida también apareció en el Butlletí d’Escacs nº 31 de la Federació Catalana d’Escacs.

          Con estos datos, la difícil decisión debía ser tomada por el Director del torneo, el doctor Joaquim Font... que se vio superado por la situación y decidió delegar su tarea en Joan Torquet (secretario de la Federación catalana) y Eduardo Pérez (dos veces subcampeón de Cataluña), que asistían al torneo como espectadores. Esta resolución parece cuanto menos irregular, ya que se dejó la decisión en manos de dos personas ajenas al torneo. Además, había un conflicto de intereses bastante evidente: la mayor parte de integrantes de la Federación catalana procedía del Club Congrés, al que pertenecía Antoni Jordá, uno de los implicados en el premio de belleza.

          Ante la sospecha de una decisión parcial, Joaquim decidió pedir su opinión sobre las 3 partidas a Juan Manuel Bellón, con el que jugó en una de las rondas y cuyo criterio, como gran jugador táctico y campeón nacional, se antojaba muy importante. Rápidamente desechó la partida Jiménez-Ferrer ya que contenía demasiados errores. De la partida Jordá-Hermeier comentó que el comienzo era exacto al de otra partida disputada años atrás, aunque no recordaba el nombre de los contendientes. Además, encontró varios errores por parte de ambos jugadores, por lo que consideró que no era merecedora del premio de belleza.

Vista de la sala de juego con el cuadro de De Soto. Travesset juega con Bellón

          La sorpresa recorrió veloz la sala de juego cuando los jueces concedieron el premio a Antoni Jordá por su partida ante Hermeier. Esta decisión levantó una gran polvareda y rápidamente se presentaron varias reclamaciones al Director del torneo, entre ellas las de Bellón, Perdigó (fuerte jugador que contaba con triunfos ante Medina y Pomar), Ángel Ribera y otros jugadores. Tras largas deliberaciones se decidió no cambiar la decisión, aunque se improvisó un 2º premio, una especie de diploma, para la partida Travesset-Eppinger. Joaquim Travesset se negó a recoger el premio y otros jugadores, como muestra de solidaridad, se negaron a recoger los premios en metálico que habían ganado. Esta negativa fue interpretada por los representantes del Ayuntamiento como un desprecio y se amenazó con tomar represalias contra los implicados, lo que en aquella época era más que una seria amenaza... finalmente las aguas se calmaron y volvieron a su cauce.

          A continuación, con sólo descargaros un archivo pgn, podéis ver las 4 partidas aspirantes al premio de belleza analizadas, lo que os permitirá juzgar por vosotros mismos quién debió llevarse el primer premio:

          Y esta es la historia de un premio de belleza en la que la Dama de la Justicia se quitó la venda que debía llevar en los ojos, objeto que siempre debe ser la prueba de su imparcialidad.

Javier Cordero Fernández

(24 Octubre 2016, fotografías archivo Joaquim Travesset)

 

 

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