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Un paso adelante

Maurice Ashley. Sólo se ve su cara por detras de un tablero de ajedrez

Maurice Ashley logró, en 1999, ser el 1er GM afroamericano

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

          Hay acontecimientos que no deben pasar desapercibidos y han de ser recordados con el paso del tiempo. Curiosamente el ajedrez se puede asociar a muchos de esos acontecimientos, muchos de ellos solidarios, debido a la buena imagen que proyecta y a las similitudes que tiene con la vida real. En esta ocasión vamos a conocer una historia que representó un importante paso simbólico en la lucha por la igualdad entre razas en Estados Unidos.

           El ajedrez nunca ha sido popular entre la población afroamericana por motivos culturales, lo cual no quiere decir que no estén de sobra capacitados para poder practicarlo. Así lo demostró Maurice Ashley al lograr, en 1999, ser el primer GM afroamericano... y es que en el ajedrez no importa el color de la piel, ni ser hombre o mujer, todos lo pueden practicar y tratar de llegar a las cumbres más altas.

          La llegada de los africanos a América se produjo en el siglo XVI, pero no fue un desembarco deseado, sino por la fuerza tras ser secuestrados en sus países de origen. Los responsables de este acto horrible fueron los europeos que tenían colonias al otro lado del Atlántico, que les llevaron allí como esclavos condenándoles a una vida de duro trabajo, siempre privados de libertad. En esta situación estuvieron durante varios siglos, para recibir la libertad (los que vivían en Norteamérica), entre comillas, tras la guerra de secesión. En muchas ocasiones esta libertad fue ficticia, ya que fueron perseguidos y, durante muchas décadas, no tuvieron los mismos derechos que el resto de sus compatriotas. Muchos personajes han luchado por sus derechos con ardor, pero incluso hoy en día encontramos casos gravísimos de xenofobia. Por eso, la historia de Maurice Ashley cobra más importancia que la de otros Grandes maestros.

Maurice Ashley posando ante el tablero

Maurice Ashley, durante el comienzo de su carrera

            Maurice Ashley nació el 6 de Marzo de 1966, en Saint Andrew (Jamaica). Aprendió a jugar al ajedrez a los 9 años, enseñado por su hermano. El ajedrez le fascinó como no lo hizo ningún otro juego y se dedicó a él en cuerpo y alma, hasta el punto de que cuando no encontraba un rival al que enfrentarse jugaba a solas en el patio de su hogar. A los 12 años la familia al completo se trasladó a Estados Unidos y allí pudo conocer el ajedrez de una forma más seria, descubriendo que existían multitud de libros sobre el juego y pudiendo competir durante su época escolar.

            Tras varios éxitos a nivel de instituto, Maurice comenzó a meditar seriamente la posibilidad de dedicarse profesionalmente al ajedrez, por lo que comenzó a participar en torneos de más nivel a lo largo de todo el país. Los resultados fueron llegando y en 1993 obtuvo el título de Maestro Internacional, algo que ya representó un hito histórico, ya que también fue el primer afroamericano que lo conseguía.

            Estados Unidos no es un paraíso para el ajedrez, apenas se disputan torneos importantes y no es fácil ganarse la vida en el tablero. Además la competencia es durísima, desde los últimos años de existencia de la URSS muchos jugadores soviéticos decidieron emigrar a Estados Unidos, lo que hizo que los torneos, en los que en muchas ocasiones no había premios muy importantes, tuviesen una competencia feroz. En ese clima Ashley fue peleando por cada norma de GM, con resultados irregulares, salpicados de alguna gran actuación, como el torneo de New York de 1994 (2º, con 6'5 de 9, por delante de Ehlvest, Fedorowicz o Waitzkin).

            Ashley había logrado lo más difícil, labrarse una reputación en la complicada jungla del ajedrez. Gracias a ello empezó a colaborar en distintos medios de ajedrez como comentarista de distintos acontecimientos, como el duelo por el campeonato del mundo PCA disputado entre Kasparov y Anand, o los enfrentamientos entre Kasparov y Deep Blue.

            En 1997 cruzó el Atlántico para participar en los torneos europeos, teniendo buenas actuaciones en la mayoría de sus comparecencias. Ashley estaba en el mejor momento de su carrera y la experiencia europea fue muy beneficiosa para su juego. Tras su regreso a suelo americano sus resultados mejoraron notablemente. En 1999 ya contaba con 2 normas de GM y sólo necesitaba una más para hacerse con el título. En Marzo fue invitado a un torneo internacional en Manhattan, donde tendría que enfrentarse a una dura competencia compuesta de GM's y MI's. Tras un comienzo dubitativo, Maurice enlazó varias victorias seguidas y llegó a la penúltima ronda con 5 puntos en 7 partidas. La norma de GM estaba fijada en 6 puntos, por lo que le podrían servir dos tablas... algo que seguramente fue desechado porque en la última partida se tenía que enfrentar a Timoshenko, líder del torneo. Su rival en la penúltima ronda fue el MI rumano Adrian Negulescu y, como no podía ser de otra forma, Ashley comenzó la partida muy nervioso presionado por todo lo que había en juego y la importancia que tenía el título no sólo para él, sino para toda un colectivo que luchaba por sus derechos desde hace décadas. Tras la apertura Ashley se tranquilizó y desplegó su mejor ajedrez para terminar alzándose con la victoria y con el título de GM. A continuación pueden ver la partida y la tabla del torneo:

Maurice Ashley explicando algo en un tablero de ajedrez

            Maurice Ashley había logrado el título más prestigioso que puede conseguir un ajedrecista, pero el logro fue más importante de lo que pueda parecer. La noticia apareció en los medios de comunicación más importantes de Estados Unidos y muchas personalidades afroamericanas le llamaron para felicitarle en los días siguientes. No era para menos, Ashley había triunfado en un deporte tradicionalmente reservado para los jugadores de raza blanca. Desde los tiempos de Theophilus Thompson, jugador afroamericano del siglo XIX que demostró ser brillante en el tablero y tuvo grandes dificultades para jugar al ajedrez por el color de su piel, no había habido ningún jugador destacable. Por eso fue un hito tan importante, un paso más para normalizar una situación históricamente plagada de injusticias.

            Tras el título de GM su ambición disminuyó, algo que le ocurre a la gran mayoría de  jugadores que obtienen tan codiciado galardón. Recibió invitaciones de varios torneos, inclusive una para el torneo de Wijk aan Zee 'B', pero sus resultados fueron bajando paulatinamente. A partir de 2001 sus apariciones en torneos fueron cada vez más esporádicas, para dejar de competir a partir de 2003.

          Ashley se había convertido en un personaje importante y conocido, algo que aprovechó para promocionar el ajedrez a distintos niveles. Destacable fue su trabajo con jóvenes marginales a través del ajedrez, algo que hoy en día se ha llevado a cabo en distintos lugares con gran éxito. Y es que los valores que aporta el ajedrez son más que evidentes: ayuda al que lo practica a ser una persona más reflexiva y tranquila, y enseña que cada decisión que tomamos tiene unas consecuencias (algo que ocurre en cada jugada de una partida), lo que puede representar una valiosa lección para personas con problemas que han tenido una vida difícil.

            En los últimos años Maurice Ashley ha emprendido varias cruzadas en pro del ajedrez. Ha escrito varios artículos en los que trata de mostrar las múltiples conexiones del ajedrez con la vida, en los que recomienda aprovechar todo lo aprendido dentro del tablero para aplicarlo a distintos aspectos de los negocios o de otros deportes. También se ha adscrito a la lucha para acabar con las tablas rápidas, a pesar de reconocer que las ha hecho en varias ocasiones a lo largo de su carrera. Lleva años sugiriendo la prohibición de solicitar tablas antes de la jugada 30 o incluso modificar el reglamento y que el empate no pueda ser un resultado en una partida de ajedrez.

             Aunque su gran propósito es difundir el ajedrez por Estados Unidos, crear escuelas de ajedrez y llevar este deporte a los más jóvenes. Para ello no ha dudado en relacionar el ajedrez con disciplinas sorprendentes, como las artes marciales, explicando que en ambos deportes hay que tener una gran concentración y equilibrio, ya que cualquier error cometido te puede conducir al desastre. También ha escrito sobre la conexión entre el ajedrez y el Hip Hop, que no es otra que la creatividad, el lado artístico de ambas disciplinas. Mantuvo contactos con Will Smith (que juega al ajedrez, y según Ashley lo hace bastante bien) y con el rapero GZA, que estaba interesado en el ajedrez, algo que se vio plasmado en unos de sus discos:

Carátula del disco titulado Grandes Maestros. Se ve a los dos raperos, a dos jugadores de ajedrez y varias fichas de ajedrez

            Sin duda Maurice Ashley ha conseguido dar un punto de vista sobre el ajedrez distinto e interesante, lo que vuelve a demostrar que este deporte se amolda a multitud de aspectos de la vida, por muy dispares que nos puedan parecer.

            El camino recorrido por Maurice no fue sencillo. Procedente de una familia humilde, pasó su adolescencia en Brooklyn, algo que marcó su carácter y su forma de encarar la vida... y por supuesto su forma de jugar al ajedrez, que en el fondo no es más que una prolongación de nuestra personalidad. Criarse en la calle endurece el carácter, algo que se vio reflejado en su estilo en el tablero. Para Ashley el ajedrez es como una lucha cuerpo a cuerpo, siempre se mostró como un combatiente del tablero, por lo que no nos puede sorprender su visión del juego: "El ajedrez no es ningún ejercicio esotérico ni nada de eso. ¡Es la guerra! Y yo Intento machacarte a ti. Voy a por tus piezas para derrotarlas. Mi objetivo es romper tu mente. Quiero acabar con tu espíritu, con todo. Muchos piensan que el ajedrez es lento y aburrido... nada de eso, es tremendo. Es actividad, actividad, actividad, hay peligro a la vuelta de cada esquina".

             Ashley nunca ocultó su preferencia por el juego de ataque, siendo su jugador favorito Mikhail Tahl, al que describe de una forma curiosa: "Tahl podría haber crecido en Brooklyn. Su estilo era radicalmente caótico. Intentaba jugar al ajedrez como si se encontrara en medio de un huracán. Sus oponentes se quedaban confundidos ante todo lo que les lanzaba, incluyendo las cosas del fregadero. No jugaba al ajedrez de manera perfecta y tampoco lo procuraba. Sólo buscaba follón. Su idea era clara: voy a lanzarte mis piezas, algunas de ellas morirán, pero no importa. Al fin y al cabo se trata de dejar indefenso al rey, darle mate y romperle el cuello".

            Esta es la historia de un curioso jugador, distinto a la mayoría y con una concepción del juego muy original. Sus logros supusieron mucho para una raza acostumbrada a ser maltratada y minusvalorada, todos los pasos encaminados a terminar con cualquier tipo de desigualdad deben ser bienvenidos, y en este caso el instrumento que sirvió para ello fue el ajedrez. Vayamos echando el telón y qué mejor forma de hacerlo que con unas partidas brillantemente jugadas por Maurice Ashley:

Javier Cordero Fernández

(29 Agosto 2011)

 

Ashley - Weeramantry,  New York  1991

Ashley - Kempinsky,  Bas Wiessee  1997

Ashley - Held,  Budapest  1997

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