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Esteban Canal era como un dinosaurio en el ajedrez de
mediados de siglo, una especie en peligro de extinción
de la que sólo quedaba un individuo. Esa especie era
'Los caballeros románticos', jugadores que daban gran
importancia al honor y a la buena educación, y que
cuando se sentaban ante un tablero sólo les importaba
la creación de belleza.
'El último mohicano del ajedrez romántico' legó esta
miniatura maravillosa para la posteridad. El sacrificio
de las torres, seguido de la entrega de la dama, que
abrió un canal mortal en el enroque negro, dan a esta
partida el rango de Inmortal. La pega es que fue jugada
en una sesión de simultaneas, por lo que el rival no
era un jugador profesional. Por esta razón fue
bautizada como 'La pequeña inmortal'... no
importa, esta es una de las partidas más bellas jamás
jugadas y fue creada por uno de los últimos caballeros
del tablero. |