Estamos en el otoño de 1970, por lo tanto el carnaval
había quedado muy lejos. De todas formas, Kupreichik decidió
disfrazarse de mago e invertir los papeles por un día.
Mikhail Tahl, el Mago de Riga, recibió una dosis de su
propia medicina y sufrió el mismo tipo de combinaciones
con las que él solía 'martirizar' a sus rivales. Por
una vez, Tahl supo lo que se sentía cuando te asestan
un golpe tras otro y te toca defenderte de forma
desesperada. Es curioso, pero Tahl ha sufrido sus
derrotas más duras y numerosas ante rivales de corte
táctico, demostrando que en casa del herrero suele
haber cuchillos de palo.
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