Cuanto más importante es la competición, más difícil
resulta poder arriesgar. Por eso esta partida tiene
doble mérito: lo bello de la combinación y lo
importante del torneo, un interzonal que sólo daba 6
plazas para el torneo de candidatos.
Estamos en la ronda 12, Stein se encuentra en
plena remontada tratando de arreglar su desastroso
comienzo y tiene la oportunidad de vencer a un rival que
le supera en la clasificación. Podéis imaginaros la
tensión que se vivía en este tipo de torneos, allí se
reunían los mejores jugadores del planeta y en esa
época eran muchos (para mi gusto no se ha vuelto a
repetir un grupo de jugadores como la generación que
jugó en los años 60 y 70). Cada partida era una lucha
sin cuartel, un obstáculo difícil de franquear para
cada participante.
No es de extrañar que los jueces dieran el premio de
belleza del torneo a esta partida. El ataque, sacado de
la nada, es contundente y arrasador, con sacrificio de
dama incluido. Hay que tener un instinto muy
desarrollado para idear combinaciones como esta y, por
supuesto, tener una gran capacidad de cálculo de
variantes. Una demostración del poderío de un jugador
que desgraciadamente nos abandonó demasiado pronto. |