Amos Burn no se podía separar de su pipa y menos aun
cuando se sentaba frente a un tablero de ajedrez, ya que
para poder concentrarse al máximo necesitaba
imperiosamente fumar. Para su desgracia, en esta partida
ocurrieron varios hechos que perturbaron su hábito y
su forma de jugar al ajedrez... mal momento para jugar
despistado, ya que enfrente tenía un rival explosivo,
famoso por sus sorprendentes combinaciones y por
lanzarse al ataque en cuanto veía la más mínima
debilidad.
Durante las primeras jugadas Burn empezó a desquiciarse
ya que no encontraba su tabaco por ningún lado, con lo
que resultaba imposible que preparase su ansiada
pipa. Por el momento la partida se encontraba en plena
apertura, por lo que la situación no era muy problemática
para el jugador inglés, que jugaba de memoria... aunque
las cosas no tardarían demasiado en empeorar (si algo
puede salir mal, seguro que saldrá mal).
Amos
Burn
Burn se había levantado con el pie izquierdo y lo
siguiente que le ocurrió es no encontrar por ningún
lado el limpiador del tubo de la pipa, algo necesario
para poder usarla. Por más que buscaba entre sus
bolsillos, nada encontraba. Esto le empezó a poner
nervioso y comenzó a prestar poca atención a la
partida, de haberlo hecho nunca hubiese permitido que se
llegase al cambio de peones de la decimosegunda jugada,
con la consiguiente apertura de la columna h, que se
convirtió en una autopista que llevaba hasta su rey.
Pero no acabó ahí la cosa. Tras encontrar todos los
objetos perdidos y conseguir llenar la pipa de tabaco,
se dispuso a buscar las cerillas y, por supuesto, tardó
otro buen rato en encontrarlos. Las jugadas iban
pasando, ya que Marshall jugaba a toda velocidad viendo
el despiste de su adversario y advirtiendo que ya estaba
a punto de finalizar la complicada operación 'encendido
de pipa'. Cuando vi por primera vez la posición de la
jugada 13, se me ocurrió en el acto Axg6, clavando el
alfil y teniendo un peligroso ataque por la columna
abierta. Burn, un jugador muy fuerte defensivamente, ni
se enteró del peligro. Simplemente estaba ausente y sólo
tenía en su mente su dichosa pipa. Los nervios le
estaban acosando y cuando intentó encender la pipa se
quemó los dedos con la cerilla... ¡que desastre!
Cuando por fin logró encender su pipa, algo que logró
en la jugada 16, ya era demasiado tarde, la combinación
ideada por Marshall era imposible de detener y recibió
mate en dos jugadas.
Esta es la historia de la partida más angustiosa que
Amos Burn disputó en su vida, en la que fue barrido del
tablero casi sin darse cuenta de lo que ocurría a su
alrededor... ¡dichoso tabaco! |