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Mejores partidas

Una lluvia de monedas de oro

Dibujo de un cofre repleto de monedas de oro

Levitsky, Stepan - Marshall, Frank James

Breslau 1912

1.d4 e6 2.e4 d5 3.Cc3 c5 4.Cf3 Cc6 5.exd5 exd5 6.Ae2 Cf6 7.0–0 Ae7 8.Ag5 0–0 9.dxc5 Ae6 10.Cd4 Axc5 11.Cxe6 fxe6 12.Ag4 Dd6 13.Ah3 Tae8 14.Dd2 Ab4 15.Axf6 Txf6 16.Tad1 Dc5 17.De2 Axc3 18.bxc3 Dxc3 19.Txd5 Cd4 20.Dh5 Tef8 21.Te5 Th6 22.Dg5 Txh3 23.Tc5 Dg3 0–1

    

Después de 22.Dg5                    Posición final     

 

           A principios del siglo XX todavía se recordaba con añoranza la época romántica y el público siempre ardía en deseos de ver partidas con golpes tácticos y bellas combinaciones. Los tiempos donde se premiaba la belleza y se abucheaba a los jugadores cobardes habían quedado atrás, pero todavía se sabía reconocer una gran partida allí donde se produjese.

           Esto ocurrió con la última jugada de Marshall en esta partida, sin duda una de las más sensacionales de la historia del ajedrez. Situar la dama al alcance de dos peones enemigos es algo irrepetible y rebosante de genialidad. Marshall había calculado con exactitud, cualquier jugada de las blancas sólo conducirá a una rápida victoria para las negras.

             La posición final es realmente curiosa, con la dama y la torre situadas 'sobre' el enroque, todo gracias a la fértil imaginación de un jugador que siempre se movió a la perfección en las dificultades tácticas.

Viñeta de Andrés Guadalupe (Ajedrez con humor) que representa la partida como una obra de arte

             Por aquel entonces Breslau ya pertenecía a Polonia y no a Alemania, por lo que Levitsky jugaba entre su público, que le apoyaba en todo momento. A pesar de ello, cuando Marshall hizo su último movimiento el publico reaccionó con entusiasmo. Tras unos instantes de silencio, los aficionados polacos se pusieron en pie y brindaron una gran ovación al estadounidense, rindiéndole un curioso homenaje al empezar a lanzar monedas de oro sobre el tablero (rublos de oro y marcos y coronas austriacas). Por tanto,  Marshall, además de haber creado una partida que transcendería la barrera del tiempo, se embolsó una considerable suma de dinero. Esta historia es totalmente verídica, ya que fue confirmada por Marshall en su libro autobiográfico "My fifty years of chess".

            Sin ningún género de duda estamos ante una de las jugadas más geniales de la historia del ajedrez, Marshall tenía  otras opciones que conducían a la victoria, pero eligió la más bella siguiendo fielmente al instinto artístico que llevaba fuertemente arraigado en su interior. Marshall era un artista y como tal veía el ajedrez como un deporte en el que la belleza siempre está presente... sólo hay que buscarla, aunque sea tan complicado encontrarla.

Curiosamente, una foto de la partida ha llegado hasta nuestros días

  

 

 

 

 

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