En Londres 1922, torneo donde Capablanca venció por
delante de Alekhine, el vigente campeón del mundo
expuso sus condiciones para poner en juego su corona.
Unas exigencias verdaderamente desproporcionadas que
ponían muy complicadas las cosas a la mayoría de
aspirantes. Las condiciones fueron firmadas por
Bogoljubow, Alekhine y Vidmar, y fueron las siguientes:
1- Ganará el encuentro el jugador que primero venza en 6 partidas. Las tablas no cuentan.
2- Se jugará 6 días a la semana. Todos los días 5 horas seguidas. Cada jugador tiene el derecho de exigir tres días libres durante el encuentro.
3- El tiempo de juego será de 40 jugadas en 2h 30m.
4- Si la partida termina antes de las 5 horas de juego, la siguiente no comenzará hasta el otro día.
5- El campeón del mundo está obligado a defender su título dentro del año en que haya aceptado el desafío.
6- El campeón del mundo puede no defender su título si los fondos reunidos no alcanzan la suma de 10.000
dólares, sin contar los gastos de estancia y de viaje de los adversarios.
7- De los 10.000 dólares, el campeón recibirá el 20%, y del resto, el vencedor el 60% y el vencido el 40%.
8- El campeón del mundo tendrá derecho a fijar el día del comienzo del encuentro, así como las horas de juego.
9- Si el campeón del mundo acepta el desafío, el aspirante deberá hacer una entrega de 500
dólares.
10- 3 meses antes del encuentro, el aspirante entregará otros 500
dólares, al igual que el campeón del mundo; los fiadores del aspirante deben entregar 3.000
dólares. Si el resto del total, hasta los 10.000 dólares, no es entregado, lo más tarde, antes de 24 horas del comienzo del encuentro, los dos jugadores se retirarán y los 3.000
dólares serán repartidos como sigue: 60% para el campeón del mundo y el 40% para el aspirante.
11- El jugador que gane el título de campeón del mundo deberá defenderlo bajo las condiciones citadas.
Eran tiempos donde la FIDE no regía el campeonato del
mundo, quedando éste en manos de los designios del
campeón, lo que propició un descontrol total. El
campeonato del mundo estaba en manos de los caprichos del
campeón de ese momento, lo que no resultó nada
positivo para el ajedrez. Alekhine aceptó las
condiciones de Capblanca y consiguió, a duras penas, reunir el dinero
exigido, convirtiéndose en el aspirante.
El destino se volvería en contra de Capablanca, ya que
fue derrotado por Alekhine en Buenos Aires. Más
adelante el ruso exigió a
Capablanca las mismas condiciones que éste había
exigido con anterioridad, mientras propuso unas condiciones más
benévolas a otros rivales, como Bogoljubow. Capablanca
nunca consiguió reunir el dinero exigido y aunque lo
hubiese hecho, dudo mucho que Alekhine hubiese aceptado
su reto. Así era el ajedrez de aquella época, ni mejor
ni peor, sólo distinto, ya que las cosas no han
cambiado demasiado, ahora el campeonato del mundo
depende de los caprichos, a veces incomprensibles, de la
FIDE.
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