Emanuel Lasker nació en Berlinchen (provincia prusiana
de Brandenburgo, Alemania), el 24 de diciembre de 1868.
Falleció en New York (Estados Unidos), el 11 de Enero
de 1941.
Lasker era de ascendencia judía, no en vano su padre
era ministro de la sinagoga de su ciudad natal. Desde niño
destacó por su inteligencia, a los 5 años ya sorprendía
a sus profesoras al demostrar ciertos conocimientos
sobre matemáticas. Su padre le envío a estudiar a Berlín
donde le adelantaron dos cursos al ver su potencial,
esta brillantez en la niñez es bastante común entre
los ajedrecistas más destacados. Fue durante esa época
cuando aprendió a jugar al ajedrez, con su hermano como
improvisado maestro. Pronto comenzó a sorprender a
todos por su juego y sus comentarios sobre otras
partidas. Y como todo en él era precoz, a pesar de su
juventud decidió que el ajedrez sería la forma en que
se ganaría la vida, las razones fueron simples: tenía
más posibilidades de hacerse rico y podría viajar por
todo el mundo.
Los comienzos fueron extremadamente duros, las
dificultades económicas hicieron que pasase por
situaciones realmente desesperadas. En ese tiempo vivía
con su hermano Berthold y debido al poco dinero con el
que contaban solo disponían de un traje para los dos.
Cuando uno de los hermanos salía de casa el otro tenía
que quedarse recluido, no era cuestión de salir desnudo
a la calle...
Pero Lasker supo sobreponerse a estas dificultades y
pronto comenzó a obtener triunfos por toda Alemania,
ganando un dinero que alivió su delicada situación
financiera. Más tarde se desplazó a Inglaterra donde
continuó con su serie de éxitos y reconocimientos. En
1893 cruzó el Atlántico en busca de los maestros
estadounidenses, allí disputó varios matches en los
que salió vencedor sin demasiadas dificultades. Sus
victorias le hicieron creer que estaba preparado para
retar a Steinitz por el campeonato del mundo.
Lasker lanzó un desafío oficial a Steinitz, tenía
como aval sus victorias en los encuentros de Inglaterra
y América, aunque salvando a Blackburne sus rivales no
habían sido muy fuertes (English, Bird, Von Bardeleben,
Miniati, Golmayo...). Steinitz aceptó el reto del alemán
porque, como confesó, admiraba su juego y el austriaco
siempre fue un luchador que nunca se acobardó ante
nadie.
El match se jugó en New York, Philadelphia y Montreal,
en 1894, estaba estipulado que el ganador se embolsaría
2.500 dólares y el perdedor sólo 750. Tras unos
inicios muy igualados, Lasker consiguió imponer su
mejor juego venciendo 5 partidas seguidas y aunque
Steinitz luchó aguerridamente hasta el final nada pudo
hacer para retener su corona. El resultado final fue
12-7 (10 victorias para Lasker, 5 para Steinitz y 4
tablas).
Lasker había dejado en la cuneta al pionero que instauró
un nuevo estilo en el ajedrez. De hecho, el alemán había
asimilado las enseñanzas de Steinitz pero de una forma
más flexible, ya que no renunciaba al ajedrez
combinativo, algo que la escuela clásica repudiaba.
Lasker acumulaba pequeñas ventajas y las utilizaba para
realizar bellas combinaciones en el final de la partida.
De todas formas el estilo del alemán es algo complicado
de analizar, ya que según sus palabras: "no
siempre hay que hacer la mejor jugada, sino que hay que
hacer la mejor jugada para cada adversario", es
decir, dependiendo del rival, Lasker variaba su estilo.
Reti siempre comentaba que Lasker hacía malas jugadas a
propósito para desconcertar a sus rivales, está claro
que unía a su juego sus conocimientos filosóficos y
psicológicos.
A pesar de esta victoria, Lasker recibió críticas al
no ser considerado lo suficientemente fuerte para
ostentar un título tan importante (principalmente del
malhumorado Tarrasch). No consiguió reivindicarse en el
Torneo de Hastings (donde acudieron los mejores
jugadores de la época), pero se encargó de acallar a
los descontentos venciendo en el importante Torneo de
San Petersburgo, en 1895 (contra los 5 primeros de
Hastings, menos Tarrasch) y en Nurenberg.
La oportunidad definitiva de demostrar su potencial le
llegó en un nuevo match por el campeonato del mundo, su
rival sería un viejo conocido... de nuevo se enfrentaría
a Wilhelm Steinitz, que había ganado este derecho en el
mencionado torneo de San Petersburgo. El austriaco había
agotado sus últimas energías en tierras rusas y llegó
al match muy justo de fuerzas, no hay que olvidar que
tenía 60 años. Como era de esperar el joven Lasker
venció cómodamente, el resultado final fue 12'5-4'5
(10 victorias, 2 derrotas y 5 tablas). Era el canto del
cisne para un gran campeón como lo fue Steinitz, un último
coletazo en el que fallaron las fuerzas, pero que resultó
un bonito homenaje a un gran luchador.
Una vez retenida su corona, Lasker dejó aparcado el
ajedrez y se dedicó a terminar sus estudios de Matemáticas
y Filosofía, doctorándose en la Universidad de
Erlangen en 1900. De hecho Lasker daba más importancia
a sus conocimientos en estos dos campos que al ajedrez,
éste último lo utilizaba principalmente para ganarse
la vida. A lo largo de su carrera hubo largas épocas
donde abandonó el ajedrez y se dedicó de lleno a estas
dos materias.
Durante el periodo de espera para poner en juego su título
mundial no disputó demasiados torneos, aunque en los
que participó lo hizo con bastante éxito. El nuevo
rival escogido por Lasker fue el estadounidense Marshall,
un joven jugador con espíritu romántico y gran fama
adquirida en la arena de los torneos europeos. El
encuentro tuvo lugar en el año 1907 y fue un verdadero
paseo para el campeón. Tras un comienzo arrollador
terminó imponiéndose por 9'5-3'5 (8 victorias, 7
tablas y 0 derrotas).
Al año siguiente un nuevo rival llamó a su puerta
dispuesto a arrebatarle el cetro de Rey del ajedrez. Y
esta vez Lasker no se podía negar, el jugador que lanzó
el guante al campeón fue Siegbert Tarrasch, persona con
quien mantenía una manifiesta enemistad. Ambos
jugadores divergían en cuanto a su concepción del
ajedrez, algo demostrado en varios escritos en los que
se habían cruzado palabras cargadas de ironía y
desprecio.
Tarrasch no ocultaba su odio hacia Lasker, algo que
preocupaba a la organización del match, que tomó la
decisión de organizar una reunión para tratar de
reconciliarles. En dicha reunión Lasker esperaba
sentado en un salón junto al director del encuentro,
cuando Tarrasch apareció en el umbral de la puerta,
hizo una reverencia y dijo "Para usted Señor
Lasker, sólo tengo dos palabras: ¡Jaque mate!",
hizo otra reverencia y se fue. Con esto daba a entender
que el encuentro sería una lucha sin tregua. Como
veremos, Lasker se tomó cumplida revancha a esta
ofensa, que no dejaba de ser una forma de tratar de
desconcertar al campeón antes de la primera partida.
El duelo con Tarrasch fue seguido con gran interés por
los aficionados, para muchos de éstos el mejor jugador
del mundo era Tarrasch (de hecho le bautizaron como el 'campeón
del mundo de torneos') y veían el encuentro como la
gran posibilidad de demostrar la supremacía del
aspirante. Lasker comenzó ganando las dos primeras
partidas y llegó a adquirir una ventaja de 5-1 que supo
administrar hasta el final. Tarrasch tuvo momentos donde
resucitaba cual ave fénix, pero la distancia en el
marcador era demasiado grande y Emanuel retuvo el título
con un resultado final de 10'5-5'5 (8 victorias, 5
tablas y 3 derrotas).
Tras esporádicas apariciones de Lasker en algún torneo,
el francés Janowski tanteó al campeón del mundo para
la disputa de un match en que pusiese en juego su
corona, bajo el patrocinio de su mecenas Leo Nardus.
Lasker estaba negociando su match contra Schlechter, por
lo que les sugirió esperar un par de años para
organizar el encuentro. Janowski no quiso esperar tanto
y siguió ofreciendo el mismo match, aunque no fuese
valedero para el Campeonato del mundo, por lo que Lasker
aceptó. El encuentro, de carácter amistoso (en muchos
libros aparece como Campeonato del mundo), se celebró en París, en 1909,
y Lasker venció con
pasmosa facilidad: 8-2 (7 victorias, 2 tablas y 1
derrota).
El único rival que consiguió plantar cara a Lasker en
un match por el Campeonato del Mundo fue Carl Schlechter.
De hecho, Schlechter puede presumir de no haber sido
derrotado, el match terminó en empate: 5-5 (1 victoria
para cada uno y 8 tablas). El encuentro tuvo lugar en
Viena y Berlín en el año 1910. Como se esperaba, por
el estilo de ambos contendientes, la igualdad predominó
en el encuentro, con muchas partidas que finalizaron en
tablas. Se llegó a la última partida con empate en el
marcador, pero Schlechter necesitaba imperiosamente la
victoria ya que el empate daba el título al campeón
vigente. Dicha partida fue espectacular, Schlechter
olvidó su estilo conservador y se lanzó al ataque
utilizando hasta el último peón, Lasker se defendió
con orden y precisión y consiguió forzar las tablas
que le permitían retener el título. Tras el match,
Schlechter fue bautizado como "Campeón de medio
Mundo".
Lasker también fue pionero en otros aspectos: fue el
primer ajedrecista en exigir altas sumas de dinero por
participar en exhibiciones, match o torneos (como más
tarde haría Bobby Fischer). El campeón tenía miedo a
terminar sus días como Steinitz, que tras haberlo sido
todo en el mundo del ajedrez acabó viviendo de la
caridad. Trató de que los Maestros fuesen tratados como
la parte fundamental del ajedrez (razón no le faltaba)
y que acorde a esto se les pagase lo que merecían.
El tiempo pasó y llegó el turno para el aspirante
David Janowski, tal y como habían apalabrado en 1908. Lasker recibió alguna crítica por su bajada de
rendimiento en el último match, por lo que quiso
redimirse ante la afición en este nuevo encuentro, que tuvo lugar en Berlín en 1910.
Janowski había repetido por activa y por pasiva que su
nivel de juego en el match amistoso que les enfrentó, no había sido el real...
sin embargo, Lasker se encargó de demostrar lo
contrario volviendo a vencer con gran facilidad: 9'5-1'5 (8 victorias, 3
tablas y 1 derrota). Janowski tuvo muchas partidas a su
favor, pero debido a su pobre preparación en los
finales no consiguió rematarlas. Esta claro que el
estilo agresivo y de ataque de Janowski no servía para
vencer al pragmático Lasker.
El siguiente hecho reseñable en su carrera fue el
Torneo de San Petersburgo de 1914, el club de ajedrez de
dicha ciudad disponía de un presupuesto muy alto e
invitó a los maestros más fuertes del planeta. El
torneo constó de 2 fases, la primera era clasificatoria
y la segunda un torneo final partiendo de los puntos
logrados en la fase anterior. La primera parte del
torneo fue liderada por Capablanca, que terminó con
punto y medio de ventaja sobre el segundo. Para el
torneo final se clasificaron los 5 primeros y fue allí
donde Lasker demostró su grandeza, fue limando poco a
poco la ventaja de Capablanca hasta llegar a la partida
que les enfrentaba. Lasker jugó con gran precisión y
se apuntó la victoria, lo que le catapultaría al
triunfo final en el torneo. Este torneo entró en la
historia del ajedrez porque los 5 primeros clasificados
recibieron el título de Gran Maestro, entregado por el
Zar (era la primera vez que se entregaba dicho título
en toda la historia). Como es lógico, este evento
fue seguido en todo el mundo y una multitud de
periodistas viajó a la ciudad rusa para escribir las crónicas
in situ. Podéis consultar los resultados en: (San
Petersburgo 1914). Además
ocurrió otro hecho importante para el ajedrez, Lasker y
Capablanca firmaron la paz tras sus disputas por las
negociaciones por el match del Campeonato del Mundo.
Toda historia tiene su fin y el reinado de Lasker lo
tuvo en el año1921, aunque con el mejor sucesor
posible: el cubano José Raúl Capablanca.
Tras 3 negociaciones fallidas, por las diferencias en
las condiciones impuestas por Lasker, llegó la I Guerra
Mundial por lo que el match se tuvo que posponer una vez
más. Cuando se fijó una fecha definitiva, habían
pasado 11 años desde que Lasker había defendido su
título por última vez, era el momento de volver al
tablero para pelear hasta la extenuación. El lugar
elegido fue la patria del aspirante: La Habana. En este
largo periodo de tiempo Lasker había vencido en varios
torneos, por lo que la opinión general es que las
fuerzas estaban muy equilibradas. El match comenzó con
igualdad, con varias partidas en tablas, pero poco a
poco las fuerzas fueron fallando al campeón del mundo,
que terminó siendo superado por el juego, que rayaba la
perfección, de Capablanca. Aunque no puede servir de
excusa, Lasker comentó que se había visto muy afectado
por el húmedo clima cubano, lo que había ido limando
sus fuerzas poco a poco. El resultado final del match
fue 9-5 (4 victorias de José Raúl y 10 tablas).
Tras las desavenencias iniciales entre los dos
jugadores, Lasker supo reconocer su derrota y alabó el
juego de su rival en una revista holandesa para la que
escribía.
Tras la
pérdida de su corona, Lasker estuvo dos años sin
competir. Su regreso a la competición fue muy exitoso,
logrando varias victorias en grandes torneos como
Märisch-Ostrau o New York, donde estuvieron los
mejores: (New
York 1924).
Resulta impresionante como Lasker se impuso a este grupo
de jugadores (¡¡incluido Capablanca!!), teniendo en
cuenta que ya tenía una edad avanzada. Una hazaña tras
otra que nos muestra a un jugador especial, que siempre
tendrá un lugar reservado en el Olimpo del ajedrez.
Después de este torneo, Lasker tomó la decisión de
retirarse del ajedrez para dedicarse a sus otras
pasiones: la filosofía y las matemáticas. Pero la
llegada al poder en Alemania del nefasto Adolf Hitler
(1933), le obligó a volver a los tableros tras 9 años
retirado. Lasker era judío y por ello le fueron
embargados todos sus bienes y posesiones, esto le hizo
regresar a la pobreza de sus primeros años, por lo que
se vio obligado a jugar torneos para poder subsistir.
Muchos fueron los jugadores perseguidos por el régimen
nazi, por citar algunos: Schlechter, Nimzowitsch,
Rubinstein, Przepiorka (que falleció en un campo de
concentración), Mieses, Colle, Tarrasch... Me parece
increíble que por pertenecer a otra raza, un ser humano
pueda ser denigrado y acosado como un animal. En el caso
de Lasker, los que antes le admiraban pasaron a odiarle,
algo que deja claro lo incongruente de las teorías
nazis.
Su vuelta se
produjo en el Torneo de Zurich de 1934, donde se dieron
cita los mejores jugadores de la época. A
pesar de tener 66 años, mostró un buen nivel de juego,
algo que sorprendió a toda la comunidad ajedrecística.
En la primera ronda se enfrentó a Max Euwe (uno de los
favoritos) y consiguió vencerle con un precioso
sacrificio de Dama, la sala entera se puso en pie y le
tributó una ovación inolvidable (Ver
partida). Siguió logrando
victorias y lideró el torneo durante varias rondas,
pero el cansancio le pasó factura y terminó cediendo
ante el impulso de los maestros más jóvenes, para
acabar en 5º lugar (por delante de Nizowitsch,
Stahlberg, Johner, Bernstein, ...). Resulta increíble
que su mente se mantuviese lo suficientemente lúcida
para jugar partidas al estilo romántico, como la de
Ewue o la que jugó en el Torneo de Moscú ante Pirc (Ver
Partida).
En este último torneo logró ser 3º, otra vez por
delante de muchos grandes jugadores, el público
moscovita le brindó las mejores ovaciones porque su
actuación fue espectacular (a sólo 0'5 puntos del
ganador)... y eso que ya tenía 67 años. La afición
rusa le puso el cariñoso mote de "Starischok",
que significa "el viejecito".
Evidentemente, Lasker renunció a jugar bajo bandera
alemana y tras huir a Londres comenzó a jugar bajo
bandera inglesa, para terminar jugando bajo la bandera
de la URSS.
Su último
torneo lo disputó en Nottingham, en 1936, desplegando
un juego que nada tenía que envidiar del resto de
maestros. Tras esto viajó a los Estados Unidos, donde
pasó los últimos años de su vida. Durante ese tiempo
recibió la visita de jóvenes jugadores, ávidos por
escuchar los consejos de una leyenda viva del ajedrez.
Podéis ver su palmarés completo en el siguiente
enlace. (Palmarés
de Lasker).
Así como el desarrollo de todos los matches por el Cto
del Mundo en: (Matches).
Lasker fue un gran jugador de ataque, por lo que es
frecuente encontrar bellas combinaciones en su partidas.
Pero no sólo ese rasgo define su juego; fue un jugador
muy completo, perfecto dominador del juego posicional y
experto en los finales. Como ya he comentado, aplicaba
la psicología a sus partidas, por lo que muchas de sus
combinaciones respondían más a un pálpito sobre el
estado de ánimo de su rival que a un estilo de juego
romántico.
Durante los
largos periodos en los que abandonó el ajedrez se
dedicó a sus estudios y nos dejó infinidad de libros
sobre diversos temas (incluido el ajedrez). Podéis ver
el amplio legado de Lasker aquí: (Obra
de Lasker).
Sus estadísticas en partidas oficiales son: 309
victorias, 62 derrotas, 167 tablas; promedio 72'9% (el
promedio se saca de sumar victorias y tablas, y
dividirlo por las partidas totales).
Como en los demás artículos, cierro el telón con una
serie de bellas partidas, disfrutad de alguno de los
sacrificios psicológicos del campeón del mundo más
longevo:
Javier
Cordero Fernández
(21
Abril 2005) |