David
Ionovich Bronstein nació el 19 de Febrero de 1924, en
Belaia Tserkov (Ucrania). Falleció el 5 de Diciembre de
2006, en Minsk (Bielorrusia).
En este artículo no vamos a hablar de un ser humano común,
sino de un hechicero que realiza sus conjuros dentro de
un tablero, uno de esos seres especiales cuya imaginación
siempre está en funcionamiento y es capaz de volar más
alto que la del resto de los mortales.
Bronstein
aprendió a jugar al ajedrez a los 6 años, enseñado
por su abuelo. Su progresión fue sorprendentemente rápida,
por lo que pronto se le auguró un prometedor futuro en
el ajedrez. El encargado de moldear su juego y enseñarle
el concepto de la disciplina fue el GM Alexander
Konstantinopolsky. Con 13 años logró vencer en varios
torneos juveniles, ante rivales de mayor edad que él,
lo que le confirmaba como un diamante en bruto a la
espera de ser pulido.
Tan
buenos augurios se fueron cumpliendo en un plazo más
bien corto, con sólo 16 años logró ser segundo en el
Campeonato de Ucrania (por detrás de Boleslavsky). Este
resultado le sirvió para obtener el título de Gran
Maestro, lo que le convirtió en el jugador soviético más
joven en recibir ese galardón. Este dato tal vez no
impresione al lector, hoy en día existen jugadores que
con 13 ó 14 años obtienen dicho título, pero
Bronstein no contaba con la inestimable ayuda de los
programas de ajedrez y además tuvo que competir en las
duros torneos soviéticos, lo que da más valor a su
gesta.
Durante
su juventud estudió cientos de partidas de la época
romántica. Esto influyó mucho en su estilo de juego,
admiraba las combinaciones que realizaban los románticos
y la utilización de aperturas arriesgadas por parte de
estos. Siempre trató de emular sus gestas y buscó ser
original en su juego. Creo que nadie pude negar que logró
estar a la altura de los grandes jugadores del Siglo
XIX.
Después
de estos éxitos iniciales, sólo un torneo se le
resiste: el Campeonato de la URSS. Cualquier aficionado
al ajedrez conoce la dura competencia que existía en
este torneo, el número de grandes jugadores que competían
bajo bandera soviética era muy alto y todos ansiaban
incluir este título en su palmarés. Durante varios
campeonatos Bronstein obtuvo malos resultados, por lo
que en 1945 se preparó a conciencia para intentar
terminar en una buena posición... que al final fue el
3er lugar, su mejor resultado hasta ese momento. Pero el
talento siempre da sus frutos, que suelen ser
muy dulces, y en 1948 consiguió el ansiado título de
campeón de la URSS. Victoria que volvió a repetir al año
siguiente, empatado con Smyslov y Botvinnik.
Al
igual que muchos jugadores de gran talento (Blackburne,
Marshall, Rubinstein, Keres,...), Bronstein no consiguió
proclamarse campeón del mundo, algo que termina
marcando la carrera de cualquier jugador. En 1951 se
quedó muy cerca de lograrlo... tanto, que se le bautizó
como 'campeón de medio mundo'. Esta historia comenzó
con su victoria en el torneo de candidatos de 1950, el
primero que se disputaba (de forma oficial) en la
historia. Su juego fue brillante y sólo Boleslavsky
estuvo a su altura, quedando ambos empatados en la
tabla. Se había estipulado la disputa de un match de
desempate, en el que obtendría el triunfo el jugador
que lograse tres victorias. La igualdad siguió presente
y se llegó a la decimocuarta partida con 2 victorias
para cada jugador, pero en esa última partida
Boleslavsky se pasó de revoluciones y realizó un
sacrificio de dama incorrecto que finalizó con victoria
para Bronstein. Devik había ganado el derecho a retar
al vigente campeón, Mikhail Botvinnik. Podéis ver los
resultados de este apasionante torneo de candidatos en:
(Budapest
1950).
Bronstein
había llegado al lugar soñado por todo jugador de
ajedrez y además lo hacía enfrentándose a su gran
enemigo, con el que había mantenido ciertas
desavenencias en el pasado. Bronstein era una persona
amable que siempre se mostraba de buen humor, pero no
existe nadie se puede librar de tener su propio némesis.
El
invierno de 1951 estaba dando sus últimos coletazos y a
Moscú llegaron dos jugadores de ajedrez, cuyo concepto
del juego era completamente opuesto, que lucharían por
la corona mundial. Se enfrentaban dos maneras diferentes
de entender la vida: a través de la imaginación (Bronstein)
y a través del pragmatismo llevado al extremo (Botvinnik).
El match fue vibrante y lleno de alternativas, una lucha
sin cuartel donde no se hacían prisioneros. El comienzo
resultó igualado, tendencia que se mantendría durante
todo el encuentro, ya que ninguno de los contendientes
llegó a tener nunca una ventaja superior a un punto. El
tramo final estuvo marcado por la emoción, Bronstein
ganaba por 11'5-10'5 y sólo faltaban dos partidas.
Botvinnik demostró su madera de campeón al vencer en
la penúltima con blancas, aprovechando un final en el
que contaba con la pareja de alfiles. Por lo que se había
llegado a la última partida con el marcador empatado y
las piezas blancas para Bonstein. A Devik sólo le valía
la victoria, ya que estaba estipulado que en caso de
empate a puntos el campeón retendría su corona. La
definitiva y esperada partida terminó en unas
decepcionante tablas en tan sólo 22 movimientos,
Bronstein jugó de forma extraña y bastante
sospechosa... (Ver
tabla).
Mucho
se ha comentado sobre esta última partida, parece ser
que está probado que Bronstein recibió ciertas
presiones para no vencer a Botvinnik, gran protegido del
régimen comunista. Siempre que se le ha preguntado a
este respecto, Bronstein se ha mostrado enigmático sin
dejar claro que estas acusaciones sean falsas... aunque
también parece que en la intimidad reconoció que no
fue presionado para perder la última partida.
Bronstein
no dio muestras de verse afectado por esta derrota,
legando a manifestar en varias ocasiones su falta de
interés por ser campeón del mundo. Devik no soportaba
el mundo de burocracia y política que rodeaba a dicho título,
por lo que se mostró más interesado por otros
apartados del ajedrez. Lo que si ansiaba era derrotar a
Botvinnik, según Bronstein el campeón se tenía en
demasiada estima y David quería demostrar que sus ideas
innovadoras se impondrían a la prepotencia del campeón.
Para
muchos, Bronstein era el mejor jugador del momento y su
juego así lo atestiguaba. Aún así no consiguió
triunfar en los dos torneos de candidatos que siguieron
al de 1950, en uno finalizó 2º y en el otro 3º. El
interzonal de 1958 se presentaba como una de sus últimas
oportunidades, Bronstein llegó a la última ronda entre
los puestos que daban plaza para el torneos de
candidatos, pero perdió incomprensiblemente con el
filipino Cardoso y se quedó sin dicha plaza. Esta
derrota resultó un duro golpe para Bronstein, algo que
marcó un punto de inflexión en su carrera, ya que sus
resultados comenzaron a empeorar. A pesar de ello
consiguió ganar algún torneo, aunque no de gran
relevancia. (Ver
Palmarés).
La
explicación de estos malos resultados es sencilla:
Brosntein deseaba aportar algo más al ajedrez. En sus
partidas ya no busca el resultado, quiere alcanzar la
belleza con sus jugadas y sólo le preocupa la armonía
de sus combinaciones. En su afán de innovación
comienza a utilizar aperturas en desuso y busca nuevas
variantes inexploradas hasta el momento. Sus partidas
significaron un progreso en la teoría de la época, lo
que hizo que fuesen reproducidas por los aficionados con
verdadero entusiasmo. A este respecto el campeón del
mundo Petrosian definió la aportación de Bronstein de
la siguiente manera: "Los jugadores jóvenes creen
que el ajedrez moderno empezó con cosas tales como el
Informator, pero los jugadores de mi generación sabemos
que empezó con Bronstein".
Bronstein
también buscó nuevas fórmulas para el formato de los
torneos, no le gustaba el estilo lento con el que se
jugaba y trató de cambiarlo. Sus ideas innovadoras se
aplicaron en algunos eventos como la Copa de la URSS,
reformas que consistían en dar un tiempo diferente según
el número de jugadas transcurridas. Sugirió que para
las primeras 45 jugadas se dispusiese de 2h 45m, después
1h para los siguientes 20 movimientos y por último 1h
para finalizar la partida. Con esto se buscaba que las
partidas fueran más dinámicas y entretenidas. Devik
fue un auténtico visionario, ya que hoy en día se
utilizan controles de tiempo similares.
Bronstein
también trató de cambiar la forma de jugar de los
aficionados, defendía que para que cualquier jugador
pudiese progresar en su juego debía jugar partidas a 20
minutos y no partidas de varias horas donde nuestra
capacidad se estanca.
Su
estilo de juego recuerda al de los pioneros de la época
romántica, sus partidas rezumaban creatividad y
reflejan el entusiasmo que Bronstein sentía por el
ajedrez. Además sus resultados demuestran que se puede
jugar al ataque y ser competitivo. Bronstein supo
acallar a aquellos que opinaban que un estilo de juego
romántico sólo podía dar sus frutos en épocas como
el Siglo XIX, donde existían rivales de nivel bajo. Yo
no puedo dejar de admirar a este tipo de jugadores,
capaces de revelarse contra la tendencia de su época y
optar por la búsqueda de la belleza en el tablero, eso
sí, teniendo como fin la victoria, pero llegando a ella
de manera valiente. Por su fino estilo, siempre tratando
que sus partidas tuvieran algo de obra de arte, y sus
aportaciones a la teoría, se puede considerar a
Bronstein como uno de los grandes ajedrecistas de la
historia del ajedrez.
Bronstein
era una persona inteligente, algo que trataba de
trasladar al tablero buscando sorprender a sus rivales.
Sirva de ejemplo la siguiente anécdota que ocurrió en
una partida contra Polugaevsky que tuvo que ser
aplazada, en una posición igualada, al llegar al
control de tiempo. Bronstein sabía que su rival
analizaría varias variantes durante la noche y
encontraría con total seguridad el camino correcto a
seguir, por eso decidió que al reanudar la partida no
haría las jugadas correctas para esa posición. Esto
desconcertó totalmente a Polugaevsky, que vio todo su
trabajo nocturno deshecho. El resultado fue un juego errático
por parte de Lev, que no pudo hacer nada para evitar la
derrota. Esta estrategia fue repetida por Bronstein en
varias ocasiones y con gran éxito.
A
estas alturas del artículo a nadie se le escapa que
nuestro protagonista tenía una mente brillante, unido a
una gran memoria que le permitía recordar partidas,
lugares, torneos y fechas de sus actuaciones. Sorprende
que simplemente echando un vistazo a una posición de
cualquiera de sus partidas, era capaz de decir el rival
contra el que había jugado.
David
también fue un gran escritor, varios de sus libros de
ajedrez se encuentran entre los más vendidos. Su estilo
literario, ameno y entretenido, hace que sus libros
lleguen al público en general e incluso sirvan también
para enriquecer el juego de los jugadores más
experimentados. Destacar títulos como "El
aprendiz de brujo", "Ajedrez en los 80" y
"Ajedrez de torneo". También escribió
cientos de artículos en revistas y periódicos, por lo
que su aportación al ajedrez ha sido amplia y variada.
Podemos decir que se dedicó a este deporte en cuerpo y
alma.
Tal
vez Bronstein se merezca un mayor reconocimiento por
parte del mundo del ajedrez, siempre trató de difundir
la parte más bella del juego y su legado habla por sí
sólo. Es un jugador prácticamente olvidado en la actualidad, si
lo comparamos con otros que han logrado el título de
campeón del mundo y han aportado mucho menos.
Siempre
se mostró partidario de buscar nuevos retos y desafíos,
por lo que en 1963 aceptó enfrentarse a la computadora
M-20, con la idea de ayudar en los progresos de la
informática en el ajedrez. Pueden ver la partida, una
verdadera delicia, en: Bronstein-M20.
Con el paso de los años volvió a
enfrentarse a diversas computadoras, por ejemplo en 1992
lo hizo contra Deep Thought (EEUU), siendo derrotado
holgadamente por 13'5-4'5, aunque Bronstein se
encontraba en el final de su carrera y la fuerza de su
juego había decaído. Podéis ver dos brillantes
victorias de Brosntein frente a estos monstruos de
silicio en el siguiente enlace: (Bronstein
vs Computadoras).
Bronstein
dedicaba las 24 horas del día al ajedrez. Cuentan que
muchos días de la semana apenas dormía porque se
pasaba las noches jugando partidas rápidas hasta altas
horas de la madrugada. Siempre fue un jugador especial
al que fascinaba su profesión, en muchas de sus
partidas, jugando con blancas, tardaba un largo rato en
realizar el primer movimiento, se quedaba mirando
fijamente las piezas como si éstas le hubiesen
embrujado y sólo cuando salía de ese trance realizaba
su jugada (su record está en una partida contra
Boleslavsky, en la que tardó 45 minutos en hacer su
primera jugada).
Tal
vez no haya conseguido mostrar todo lo que ha supuesto
Bronstein para el ajedrez, por lo que puede resultar
interesante conocer la opinión que tenían de él sus
rivales: (Ver
opiniones).
Las
estadísticas totales de Bronstein en competiciones
oficiales son 2590 partidas jugadas con 691 victorias,
295 derrotas y 876 tablas; lo que da un porcentaje de
60'6% (el promedio se saca de sumar victorias y tablas,
y dividirlo por las partidas totales).
A
continuación pueden disfrutar de las maravillosas
combinaciones de Bronstein y de su continua búsqueda de
la belleza, a través de 5 partidas del brujo ucraniano.
Javier
Cordero Fernández
(15
Diciembre 2004) |