La primera
vez que Bronstein se decidió a probar la fuerza del
silicio fue en 1963. Recibió la invitación del
Instituto de Matemáticas de Moscú para enfrentarse a
la computadora soviética M20. Esta máquina se haría
famosa en el año 1966 al jugar contra la computadora
estadounidense IBM 7090, un duelo en plena guerra fría
en el que la M-20 soviética logró el triunfo por 3-1.
La forma en que los programadores 'abordaron' a Devik fue
cuanto menos curiosa:
-
Oiga, gran maestro, somos unos admiradores de usted y
quisiéramos consultarle algo muy importante. ¿Podría
dedicarnos un par de horas?
-
Les agradezco la atención, pero estoy muy ocupado y no
puedo atenderles. Lo siento.
-
¡Qué lastima! Confiábamos tanto en usted... queríamos
que nos prestase su valiosa ayuda en la verificación de
una variante.
-
Me invitan, por ventura, a una sesión de simultáneas
para ayudarles a resolver una variante. ¿Quiénes son
ustedes?
-
Programadores. Hemos adiestrado un autómata en el juego
del ajedrez, y nos ha ganado a todos. Sin embargo, no se
nos permite incluirlo en un torneo de ajedrecistas
vivientes. El jefe de nuestra sección dice: ¡Eso no es
más que un cuento! Creeré que puede jugar al ajedrez
cuando gane a los maestros.
-
De acuerdo; jugaré con el autómata, y díganle que le
doy una dama de ventaja.
Bronstein jugó esa partida y la perdió; dar la dama de
ventaja fue, sin duda, excesivo. Entre las risas de los
programadores, pidió una partida de revancha, pero en
esta ocasión sin ningún tipo de ventaja... las risas se
tornaron en caras de preocupación y en admiración por el
ser de carne y hueso. La verdad es que la partida no tiene
desperdicio y la historia que la rodea tampoco.
Durante la segunda partida todo transcurrió con
normalidad, siguiendo la teoría, hasta que Devik
complicó la posición en la jugada 9 buscando actividad
para sus piezas a cambio de entregar una de sus torres. La
jugada 13.Dc4 rompió los planes de la máquina, que
agotó su tiempo e incluso el de Bronstein calculando su
respuesta. El jefe de los programadores quiso aplazar el
encuentro, pero Devik, temiendo una artimaña, protestó:
¡Un momento, por favor! ¡Doy mate en 10 jugadas si hago
14.Cxg5+!
Se tomó la decisión de escribir la jugada de Bronstein
en un papel y guardarla en un sobre, como si de una
partida aplazada se tratase, y que la computadora
'trabajase' durante la noche. A las 7:30 del día
siguiente Devik recibió una llamada del jefe de
programadores: "Le felicito por su victoria. Pero
no olvide que sin la dama le ganaré siempre, ni tampoco
que hemos empatado a uno". Bronstein había
derrotado a su rival inhumano en 14 jugadas.
Hay que
decir que ésta fue una de las primeras computadoras de
la historia y su nivel no era muy alto, para nada
comparable a la extraordinaria fuerza que muestran los
programas hoy en día. De todas formas, Bronstein
demostró que con imaginación y talento se podía
derrotar a estos 'monstruos' de forma contundente... y
bella.
|