Pero el prometedor Richard no se dejó atrapar por la
desilusión y obtuvo el triunfo en sus dos siguientes
actuaciones, eso sí, ante rivales de nivel más bajo
que los que se encontró en su debut. De este modo Reti
se fue asentando en los duros torneos europeos y empezó
a encadenar una buena actuación tras otra. Pero algo
más que sus resultados llamó la atención de los
entendidos, sobre todo sorprendía la originalidad de su juego. Reti tenía ideas innovadoras,
algunas totalmente novedosas y llenas de personalidad,
lo que supuso una nueva ruta que siguieron los jugadores
que estaban alineados del lado de los hipermoder- nos.
Poco a poco fue dando forma a esas ideas y creando unos
postulados que reflejaban su forma de entender el
ajedrez.
Reti innovó desde la primera jugada. Lo habitual era
abrir el juego con e4 o d4, pero Reti decidió desechar ambos movimientos
porque según su opinión esos peones se convertirán en el objetivo
principal de
nuestro rival y a las negras no les costaría demasiado igualar. Para Reti
lo mejor es abrir la partida con 1.Cf3, con esta jugada
se presiona el centro y se evita que las negras jueguen
e5... sencillo e innovador. La siguiente idea era
presionar sobre d4 situando un alfil en b2 o
también presionar sobre e4 situando un alfil en g2 en
fianchetto. Las ideas
hipermodernas aparecen claramente reflejadas en esta apertura:
presión sobre el centro con las piezas menores y no con
los peones. Por esto entró en conflicto con Tarrasch,
que lideraba la escuela clásica y defendía que un
centro sólido sólo se puede construir con peones.
Reti mantuvo una gran amistad con Gyula Breyer, una de
las cabezas visibles de la escuela
hipermoderna, en largas tertulias
intercambiaron ideas sobre los postulados que
revolucionaron el mundo del ajedrez. Si uno se pone a pensar en los jugadores que cambiaron o
trataron de cambiar la forma de jugar al ajedrez de su
época, le
pueden venir a la cabeza nombres como Philidor, Steinitz,
Tarrasch, Nimzowitsch o el propio Reti. Jugadores
que trataron de ir más allá y buscaron dar una serie
de principios que sirvieran para mejorar las ideas
ya establecidas en el ajedrez... pioneros que tienen su
justo sitio en la historia del ajedrez.
Tal vez Reti era demasiado estricto e inmovilista en sus
ideas, para él el plan dentro de una partida debía de
nacer de un pensamiento profundo y riguroso, basado en
el cumplimiento de unas normas inamovibles. En eso tal
vez se equivocaba, nunca se deben cortar las alas a la
imaginación, algo que Reti acotaba en sus principios.
Reti no hubiese comprendido la forma de jugar de Tahl,
sus sacrificios buscando algo más que una variante,
buscando intimidar y desconcertar al rival. Este
inmovilismo resta fuerza a las ideas de Reti, si bien
demostró un gran conocimiento del juego y sus
postulados sirvieron para que el ajedrez progresase. De todas
formas Reti siempre confesó encontrarse más cerca de
los románticos que de los posicionales (encabezados por
Steinitz) y recomendaba aprender táctica a través de
las partidas de Adolf Anderssen.
Reti y Tarrasch se olvidaron del componente humano
dentro del ajedrez y se limitaron a analizarlo como si
de una ciencia se tratase. Pero ante un tablero se
sientan dos seres humanos, con sus debilidades y
fortalezas. Durante una partida podrán experimentar
miedo, euforia, desconfianza, nervios, y por supuesto
notarán el cansancio mental y físico. Todos estos factores
influyen y pueden condicionar nuestra forma de jugar, el
jugador que tenga desarrollada una gran intuición se
podrá aprovechar de los nervios de un rival en el apuro
de tiempo o del miedo a la derrota. Tal vez el camino correcto sea asimilar ambas fórmulas.
Es indispensable conocer los principios fundamentales
del ajedrez para ser un jugador fuerte, pero también saber
aprovechar los factores externos, lo que seguro se
traducirá en más victorias.
La carrera de Reti continuó por
un camino de cierta irregularidad, una trayectoria
salpicada de triunfos importantes mezclada con
actuaciones algo decepcionantes. Y es que Reti tenía
fama de esforzarse realmente cuando se enfrentaba a los
grandes (Capablanca, Alekhine, Rubinstein...), para
relajarse cuando jugaba con jugadores más modestos, lo
que le restaba competitividad. Muy recordada es la
partida en que derrotó a Capablanca en New York (1924),
poniendo fin a la racha triunfal del cubano que no
perdía una partida desde hacía 10 años. Victorias en
torneos como Göteborg
(1920), tal vez la más brillante
de su carrera, certifican el talento de Reti. Podéis
consultar su trayectoria en: (Palmarés
de Reti). Tal vez nos queda la espina
clavada de no haberle visto en lucha directa por el
campeonato del mundo, algo que le ocurrió a otros
brillantes jugadores (Rubinstein o Nimzowitsch, por
ejemplo). Por sus ideas innovadoras y la fuerza de su
juego tal vez se mereció esa oportunidad, pero eran
tiempos donde el campeón del mundo ejercía un poder
despótico desde su trono y se limitaba a escoger el
rival contra el que pondría en juego su corona, algo a
todas luces injusto ya que no siempre fueron los más
fuertes los elegidos.
Reti también fue un formidable jugador a la ciega,
llegando a dar simultáneas contra más de 20 rivales, de
hecho llegó a ostentar el record de la especialidad,
consiguiendo que auténticas multitudes de aficionados
acudieran a sus exhibiciones. Conozcamos más en profundidad el record que logró en Sao Paulo y de paso
aprendamos cono era una de estas maratonianas y duras
sesiones, todos los detalles en: (Record
de Reti a la ciega).
Tampoco podemos olvidar la capacidad de Reti para la
composición de estudios artísticos, campo donde sobresalió
brillantemente, sobre todo con sus composiciones sobre finales de peones o de piezas
menores. Sus conocimientos sobre finales de partida eran
excepcionales, con algunas ideas de su propia cosecha
que hoy en día se siguen a rajatabla. Sus estudios,
llenos de ideas originales, son reproducidos con deleite
por jugadores y aficionados.
Nadie puede poner en duda que Reti fue un jugador brillante,
un apasionado del ajedrez que disfrutaba sentado frente
a un tablero y que aportó mucho al juego. Pero no menos
cierto es que jugaba con grandes
restricciones impuestas por sus propias ideas, puede ser
que si
hubiese jugado de forma menos encorsetada su palmarés
sería todavía más amplio. Creo, y es sólo mi
opinión, que puso una cerca a su talento, que
desde entonces se quedó preso y sólo emergió muy
de vez en cuando (echen un vistazo a sus partidas y
encontraran varias joyas).
Lamentablemente, Richard Reti falleció con sólo 40
años, víctima de la escarlatina, justo cuando había
entrado en una actividad febril en el tablero, participando en
multitud de torneos. La fatalidad quiso que en unos meses dicha enfermedad le
fuera consumiendo, terminando con uno de los grandes
nombres de la historia del ajedrez.
Terminemos con un privilegio del ajedrez, recordar a sus
más antiguos jugadores a través de sus más brillantes
creaciones:
Javier
Cordero Fernández
(2
Octubre 2010)
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