Alma
de campesino, espíritu de ajedrecista
( Autor :
Javier Cordero Fernández -
© Ajedrez
de ataque )
Hay
historias que simplemente tienen que ser contadas, y la de
Julio Granda es una de ellas. Procedente de Perú, Granda
llegó a Europa (a finales de los 80) como un auténtico
ciclón, dispuesto a barrerlo todo a su paso. Con un
ajedrez distinto, con jugadas que brotaban de su cabeza y
no de libros de aperturas, consiguió sorprender a
aficionados y entendidos en un mundo tan competitivo como
la élite del ajedrez.
El rasgo principal que ha caracterizado la carrera de
Julio Granda, y que causa sorpresa y admiración, es su
gran nivel de juego a pesar de su escasa preparación. Y
es que Julio Granda ha reconocido en varias ocasiones que
no lee libros de ajedrez, de hecho sólo uno ha pasado por
sus manos: el tercer tomo del 'Tratado general de ajedrez'
de Grau. Lo único que hacía para prepararse era leer el
Informator y alguna revista de ajedrez para estar atento a
las novedades, algo sin duda insuficiente para el
entrenamiento de un gran maestro. Además, no estudiaba
las partidas de sus rivales antes de los torneos, lo que
confiere todavía más dificultad al no saber lo que le
espera en cada partida.
Granda suplió estas carencias con una comprensión del
juego fuera de lo común y al alcance de muy pocos. En
muchas ocasiones improvisaba en plena apertura al no
conocer las líneas que se estaban jugando, y lo solía
hacer con gran acierto, sumiendo en grandes problemas a
sus rivales. Su capacidad para encontrar las jugadas más
difíciles siempre ha resultado sorprendente, algo que no
ha dejado indiferente a nadie. Viktor Korchnoi llegó a
declarar: "Hay cosas en el ajedrez que nunca he
conseguido comprender. Existen ajedrecistas que
tienen un gran concepto sobre el juego, sin realizar el
mínimo trabajo de estudio. Son tres los que he visto en
toda mi vida: El agricultor peruano Julio Granda, Kiril
Georgiev y el labrador ruso Ratmir Kholmov”.
Ya conocemos el aspecto más sobresaliente del juego de
Granda, veamos a continuación unos retazos sobre su
carrera, lo que nos servirá para comprender el por qué
del título de este artículo:
Sus
comienzos y la llegada a Europa
Julio
Granda, en los primeros compases de su carrera
Los comienzos de Julio Granda fueron realmente
prometedores. En su niñez se valoró su inteligencia como
fuera de lo común y pronto el pequeño Julio entró en
contacto con el ajedrez, algo que ocurrió cuando tenía 5
años y teniendo como improvisado maestro a su padre. Con
gran rapidez comenzó a progresar y sólo un año
después, con 6 años, dio una sesión de partidas
simultáneas en su ciudad de origen, Camaná, donde logró
un resultado sorprendente: obtuvo la victoria en todas las
partidas salvo una en la que entabló.
Los resultados en el tablero también llegaron con gran
rapidez, ya que Granda logró el título de campeón del
mundo infantil en 1980. A mediados de esa misma década,
una vez adquirida cierta madurez ajedrecística, sus
resultados comenzaron a mejorar y empezó a frecuentar la
parte alta de la tabla en los torneos sudamericanos. Estos
buenos augurios se confirmaron con un 4º puesto en el
Interzonal de Zagreb ante rivales de la talla de
Polugaevsky, Korchnoi, Seirawan, Ehlvest o Miles. A los 19
años ya había logrado el título de Gran Maestro, cosa
que hoy en día no tiene el mérito que tenía en el
pasado, debido a la gran proliferación de torneos y la
ayuda de las computadoras en la preparación de cada
ajedrecista.
Julio
Granda charlando con el legendario Miguel Najdorf,
Barcelona (1989)
Tras estos éxitos iniciales Granda probó suerte en los
torneos de España, al igual que hicieron otros muchos
maestros, atraído por la gran cantidad de open que se
organizaban. No fueron tiempos sencillos, Granda no
contaba con el apoyo económico de su país y vivía de
los premios que ganaba en los torneos, una situación nada
deseable, siempre viviendo al filo de la navaja. Las
malas costumbres se repiten y hoy en día otros jugadores
peruanos, como los hermanos Cori, se encuentran en la
misma situación sin el apoyo de su propio país.
Pero Granda no sólo pensaba en el ajedrez. Su otra gran
pasión era cultivar la tierra, por lo que entre torneo y
torneo regresaba a Camaná buscando retomar su vida
tranquila, cultivando sus árboles frutales y cuidando de
sus gallinas. Granda se estaba convirtiendo en un ídolo
en su país y era muy respetado en el mundo entero, pero
donde realmente alcanzaba la plenitud personal era cuando
retornaba a casa, huyendo del estrés de los torneos y
haciendo lo que más le gustaba. Esto es realmente
sorprendente y poco habitual, los ajedrecistas de élite
dedican al ajedrez muchas horas al día, pero Julio apenas
se preparaba, no estudiaba el juego de sus rivales y
vivía la vida a su manera, ajeno a la velocidad a la
que giraba el mundo.
A comienzos de los 90 sus resultados empiezan a ser
sobresalientes, obteniendo el primer puesto en varios
torneos españoles y sudamericanos, lo que le abrió la
puerta de los grandes torneos europeos. Y Granda, lejos de
defraudar, sorprendió a todos con su juego y resultados.
Muy recordadas son sus actuaciones en el Memorial Donner
que se disputaba en Amsterdam, donde se codeó con los
más fuertes jugadores del mundo obteniendo el primer
puesto en las ediciones de 1995 y 1996. Estas actuaciones
fueron sobresalientes, ante jugadores de la talla de
Vassily Ivanchuk, Gata Kamsky, Alexei Shirov, Jan Timman,
Judit Polgar o Alexander Morozevich: Memorial
Donner 1995 y Memorial
Donner 1996. Y todo esto lo logró pasando
gran parte de su tiempo en su localidad de origen,
apartado del ajedrez y cultivando la tierra que le vio
nacer. Un caso extraordinario y casi único dentro del
ajedrez profesional.
Si uno echa un vistazo a sus partidas encontrará un
estilo muy peculiar y distinto al resto. Bien es cierto
que su juego es meramente posicional, pero está lleno de
jugadas sutiles que muestran una profundidad de
pensamiento al alcance de muy pocos. Sus partidas pueden
recordar, guardando las distancias, a las de Capablanca,
ya que en ambos casos el ajedrez fluye de forma natural,
como si encontrar jugadas fuertes fuese una tarea
sencilla... cuando realmente es lo más complicado dentro
de un tablero. También hay que decir que su corta
preparación teórica ha propiciado la llegada de muchas
derrotas al salir inferior de la apertura, lo que tal vez
frenó sus resultados en algunos torneos importantes.
Julio
Granda en el año 96
A finales del 97 y en el 98 Granda no tenía su mente
centrada en el tablero. La política llamó a su puerta y
Granda decidió atender la llamada presentándose a las
elecciones municipales de Camaná, enrolado en el partido
opositor al que ostentaba el poder en Perú. Esta nueva
actividad absorbió su energía y su tiempo, por lo que
sus resultados ajedrecísticos se resintieron de forma
notable. La experiencia resultó ser negativa y hasta
traumática, ya que antes de las elecciones Julio
desapareció durante 4 días. Son pocos los que dudan que
fue secuestrado, ya que cuando apareció de nuevo tenía
signos de haber sido golpeado e incluso drogado (según la
versión de sus familiares).
Tras este desagradable incidente Julio Granda decidió
abandonar la política y volver a sus labores de
agricultor, dejando de lado también el ajedrez. Esta
experiencia tan traumática le marcó profundamente y le
cambió como persona, llegando a especularse con ciertos
problemas mentales que fueron apareciendo con el tiempo.
De esta forma fueron pasando los años y daba la
impresión de que Julio no regresaría al mundo del
ajedrez profesional. Pero en el año 2002 sorprendió a
todos participando en un torneo en Arequipa donde obtuvo
el primer puesto al ganar todas las partidas, eso si, ante
rivales de poco nivel.
Ese mismo año regresó a los torneos fuertes y lo hizo
como un terremoto, logrando la victoria en el campeonato
de su país, con 12 puntos en 13 partidas, y en el
memorial Capablanca. Estos resultados resultan
sorprendentes tras 5 años retirado de los tableros.
Pronto pudo comprobar que su juego no era tan fuerte como
a mediados de los 90, el paso del tiempo y la dura
experiencia vivida le habían afectado. De todas formas su
palmarés siguió engordando con varios triunfos más,
pero las puertas de los torneos verdaderamente
importantes, que antes se habían abierto de par en par,
ahora permanecían cerradas para el peruano.
Hagamos un alto en esta historia para llamar la atención
sobre las actuaciones de Granda en el campeonato de su
país. No sólo su victoria de 2002 fue contundente,
siempre que participó en el campeonato peruano obtuvo el
primer puesto con una gran diferencia de puntos sobre el
resto. Podéis consultar todas estas participaciones en: Julio
Granda en el Campeonato de Perú.
Julio
Granda en la actualidad
En 2006 Granda decidió fijar su residencia en España, en
concreto en Salamanca, y desde entonces la mayoría de
torneos que juega son abiertos que se disputan en este
país. Durante estos últimos años ha sumado un gran
número de torneos a su palmarés, algunos al otro lado
del Atlántico y la mayoría en torneos de rápidas en
España. Lograr tantos triunfos en torneos abiertos no es
sencillo, la competencia es feroz y son muchos los grandes
maestros curtidos en mil batallas que compiten en los
torneos españoles (como Strikovic, Mirzoev, Bruzón,
Korneev o Spragget, por citar unos pocos). La gran ventaja
de esta decisión es que en España se pueden jugar
torneos prácticamente todas las semanas.
Incluso hoy en día Julio se distingue del resto de sus
rivales: no usa programas de ajedrez en su entrenamiento,
de los que huye como si fuesen entes demoníacos. En su
opinión, bastante acertada por cierto, la influencia de
los programas ha perfeccionado el juego pero lo ha hecho
menos brillante y original. Esto diferencia su juego del
resto, el cual parece más natural, aunque también le
lleva a complicarse en muchas partidas desde la apertura
ante rivales mejor preparados.
He tenido la oportunidad de ver a Julio Granda en varios
torneos en directo y siempre me ha sorprendido la
tranquilidad que irradia frente al tablero, parece
impasible ante lo que le rodea y transmite ese
sosiego a su juego. La duda que queda en el aire es saber
hasta dónde podría haber llegado de haberse preparado
como otros maestros hicieron, pregunta que ya no puede
tener respuesta, por lo que nunca se sabrá cual podría
haber sido su techo.
Esta es la historia de un ajedrecista brillante, con una
mente privilegiada que le permite jugar al ajedrez de
forma natural y única... y que le permitió vivir la vida
a su manera, huyendo del rumbo que le marcaba la sociedad,
siempre en busca de su propia y personal felicidad, la
cual encontraba rodeado de sus árboles frutales
disfrutando con lo que más le gustaba: LA TIERRA.
Javier
Cordero Fernández
(23
Noviembre 2011)
Thorsteins
- Granda, Río de Janeiro 1982
Granda
- Lutz, Río de Janeiro 1982
Granda
- Dorfman, La Habana 1988
Granda
- Amura, Buenos Aires 1991
Granda
- Kamsky, Amsterdam 1996
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