El mundo del ajedrez cuenta con una ingente masa de
aficionados que a diferencia de otros deportes, ansía
competir y jugar... y eso había que aprovecharlo. Los
torneos abiertos fueron una gran solución en muchos
aspectos. De repente, los
aficionados podían
participar en torneos internacionales e incluso llegar a
jugar contra Grandes Maestros. Los profesionales tenían
más torneos donde elegir y los jugadores que no podían
dedicar toda su vida al ajedrez podían competir con
regularidad, algo que antes les estaba vedado.
Los torneos abiertos cambiaron totalmente el panorama
del ajedrez. Los maestros ya no competían con 7 u 8
rivales, lo hacían contra decenas y sabían que
tendrían que afrontar la competición de otra manera.
El sistema suizo lo trastoca todo, durante las primeras
rondas los jugadores más fuertes se enfrentarán,
habitualmente, a rivales de menos entidad, en ocasiones
aficionados. Esto hace que realmente compitan a nivel
'de maestro' en menos rondas que en un torneo cerrado, handicap
que condiciona su estrategia: cualquier derrota es muy
complicada de enderezar, ya que no hay margen para la
reacción, por lo que deben conseguir un alto número
de triunfos para aspirar a los primeros puestos.
Nombres, que serán muy familiares para los
más veteranos, como los de Olaf Ulvestad, Jaan Eslon,
Zenón Franco, Orestes Rodríguez u Óscar Castro
(fallecido de forma trágica en 2014 tras sufrir un infarto al corazón mientras
estaba siendo atracado en Medellín),
recorrieron la geografía española persiguiendo una
utopía: ganarse la vida con el ajedrez sin estar en la
élite. Y esta utopía sería perseguida por decenas de
maestros años después, muchos de ellos llegados del
este tras las escisiones de la Unión Soviética y
Yugoslavia. A esta cohorte de maestros extranjeros hay
que sumar el grueso de la tropa, que estaba compuesto
por los maestros españoles, también obligados a pasar
por una vida en constante movimiento, de torneo en
torneo, de partida en partida.
A continuación pueden consultar el palmarés de los
primeros Open que aparecieron en España, durante muchos
años se jugaron a ritmo clásico, pero luego, con el
cambio de siglo, empezaron a proliferar los Abiertos de
rápidas.
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