La danza del elefante
Eduard Gufeld Gufeld se quedó perplejo al reproducir las jugadas que le habían regalado, algo comprensible porque este es, sin duda, uno de los estudios más bellos que se han compuesto. Parece cosa de brujería que las blancas amenacen mate sólo con el alfil y ninguna de las numerosas piezas negras lo pueda evitar. Ese mismo día, Gufeld se lo enseñó a Karpov y Kasparov, y ambos se quedaron atónitos ante los precisos movimientos del alfil. En aquella época nadie ha reclamado la autoría de esta joya. Otra versión nos cuenta una historia similar. En este caso un camionero soviético, que también quiso mantenerse en el anonimato, decidió compartir esta joya con el gran ídolo de la época: Mikhail Tahl. Para ello, llamó por teléfono a Misha y le comunicó la posición de las piezas, despidiéndose sin identificarse... Sin embargo, con el paso de los años el misterio fue desvelado y por fin se conoció el autor y la fecha de publicación del estudio: Gijs Van Breukelen, en el año 1990. Tal vez fue creado años antes de su publicación y circuló por los medios ajedrecísticos con rapidez, aunque de forma anónima (lo que a su vez se puede deber a que Van Breukelen no es un compositor muy conocido). Las historias que circulaban a su alrededor eran falsas, algo que a veces ocurre en un mundo tan extenso y longevo como es el ajedrez.
Posición final. ¡¡Magia!!, la numerosa caballería negra no puede hacer nada por defender a su Rey |