Cuando los jugadores de ajedrez tienen una motivación extra, las partidas mejoran visiblemente. Y es que en Lone Pine se concedían 3 premios de belleza por ronda, lo que hacía que muchos de los participantes se esforzasen en combinar y crear belleza, a veces sin pensar demasiado en el resultado final del torneo. Ese es el ideal romántico, pero al entrar en juego el dinero dicho ideal se derrumba.

            De todas formas, parece que la idea puesta en práctica en Lone Pine es positiva, la calidad de las partidas aumentó y el torneo adquirió fama mundial.