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Esta victoria supuso algo más para Bernstein, fue una
venganza, una reivindicación. Ossip
Bernstein
tenía 72 años cuando acudió a Montevideo y una larga
carrera en el tablero a sus espaldas. Najdorf mostró públicamente
su total desacuerdo con la inclusión de un jugador de
edad tan avanzada, pero la organización no varió su
decisión inicial y permitió jugar a Bernstein.
Bernstein, herido profundamente en su orgullo, dio esta
auténtica lección de juego táctico a su rival,
firmando dos combinaciones sensacionales, justo cuando
Najdorf atacaba, que dieron un vuelco radical a la
partida. Además, Bernstein terminó el torneo en
segunda posición, a sólo medio punto del ganador,
Letelier, empatado con el rival que le menospreció.
Toda una lección, impuesta por un hombre que estaba en
el final de su vida. |