Vayamos atrás en el tiempo, estamos en el verano de
1972 y Spassky y Fischer juegan un match para dirimir
quien será el campeón del mundo de ajedrez.
Esta partida es la sexta disputada en el encuentro y
supuso la confirmación de la remontada que permitiría
a Fischer proclamarse CAMPEÓN DEL MUNDO. Fischer remata
el juego de forma brillante, encontrando una combinación
que dinamita la posición. Ambos están igualados en
cuanto a material, pero un simple vistazo permite ver
que todas las fichas del norteamericano están
dispuestas para el ataque, mientras las de Spassky se
limitan a tareas defensivas.
Sobre este enfrentamiento se han escrito miles de artículos.
En plena guerra fría, el match cobró tintes políticos
y la expectación generada fue inusitada, se enfrentaban
dos formas antagonistas de entender la vida. Las
autoridades soviéticas reunieron a todos sus
ex-campeones para que asesorasen a Boris Spassky,
dejaron claro que se lo tomaban como un asunto de
estado.
Hay
que recordar que Fischer nunca había conseguido ganar
una partida a Boris Spassky y que el soviético era el
vigente campeón del mundo. Como no podía ser de otra
manera el match
comenzó de forma polémica, Fischer no se presentó a
la segunda partida por desavenencias con la organización
y se le dio la partida por perdida. La segunda también
se la apuntó Spassky, pero a Bobby se le veía muy
tranquilo y confiado... y no era para menos, tras la décima
partida Fischer ganaba por 6'5-3'5. Esto se convirtió
en una losa demasiado pesada para Spassky que se vio
incapaz de remontar el marcador. Esta derrota supuso el
fin del interminable dominio soviético en el ajedrez.
Para
la historia ha quedado el recuerdo de Fischer y el paso
a un segundo plano de Spassky, algo no muy justo porque
se menosprecia a un excelente jugador como fue Boris.
Podéis leer su biografía y carrera en el siguiente
enlace: Boris
Spassky, desde Rusia con amor.
Y por supuesto, también uno de Fischer: Bobby
Fischer, el Mozart del ajedrez. |