Venciendo
a Robespierre el terrible
El ajedrez cuenta con multitud de historias que giran
alrededor de una partida y un personaje histórico.
Muchas de ellas no son más que leyendas, tramas inventadas que siempre dejan un resquicio de
verosimilitud, una pequeña ventana que puede hacer
creer al lector que la historia pudo ocurrir en
realidad. No se puede negar que son historias
interesantes y curiosas que dan aún más lustre a todo
el universo que rodea al juego. El avispado lector
deducirá si la siguiente historia, con el terrible Robespierre como protagonista, es cierta o sólo una
invención de una creativa mente.
Maximilien Robespierre fue uno de los líderes de la
Revolución francesa, llegando a tener una gran cuota de
poder en este país durante la época conocida como
"El terror". Robespierre, como la mayoría de
intelectuales franceses de aquellos tiempos, era un gran
aficionado al ajedrez. Y como no podía ser de otra
forma solía jugar en el Cafe de La Régence,
algo que ya hacía antes de la Revolución y siguió
haciendo después de ésta. Es bien sabido que por La
Régence pasaron las personalidades francesas más
célebres, desde Napoleón Bonaparte hasta Rousseau o
Diderot.
Cuenta esta historia que estando Robespierre sentado
ante una mesa de La Régence, apareció un apuesto joven
que se le acercó y pidió jugar una partida de ajedrez. Robespierre gustaba de aceptar cualquier reto y más en aquella época donde inspiraba total
terror por su privilegiada posición social. Por tanto,
dispusieron un tablero y unas piezas, y comenzaron a
jugar. Para sorpresa del magistrado, el joven le venció
brillantemente en la primera partida... y también en la segunda.
Estupefacto, y admirado a la vez, ante el juego de su rival, Robespierre le preguntó,
suspicaz, qué era lo que venía buscando en realidad. El joven le enseñó una orden
sin firmar en la que se ordenaba la liberación de un preso que iba a ser
ejecutado, orden no válida ante la ausente firma de
la autoridad. El joven le rogó que firmase la orden y
salvase a ese hombre de una muerte segura. Robespierre,
complacido por la audacia y osadía de su rival, aceptó salvando al desgraciado. El joven se levantó para irse, pero Robespierre le detuvo:
"Pero, ¿Quién eres tú, ciudadano?". "¿Yo?... soy su esposa. Gracias y adiós".
Hasta nuestros días ha llegado una partida jugada por
Robespierre, la cual, como siempre en estos casos, hay
que juzgar con cautela ya que resulta complicado poder
comprobar su autenticidad:
Conde
Betrothed - Robespierre, Maximilien
Paris
1.e4
e6 2.d4 d5 3.Cc3 Cf6 4.Ad3 Ab4 5.Ag5 dxe4 6.Axe4
c5 7.Cf3 cxd4 8.Cxd4 Axc3+ 9.bxc3 Da5 10.Axf6
Dxc3+ 11.Dd2 Dxa1+ 12.Re2 Dxh1 13.Cc6 Cxc6
14.Axc6+ Ad7 15.Dd6 gxf6 16.Axd7+ Rd8 17.Ac6+
Rc8 18.Dd7+ Rb8 19.Dxb7++ 1–0
Después
de 10...Dxc3+
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