Hay partidas que van más allá de una lucha en un tablero. Los duelos entre Topalov y Kramnik han alcanzado esta categoría, son partidas llenas de tensión donde no se especula con el resultado y donde el recuerdo y el rencor están muy presentes.

            A lo largo de la historia del ajedrez hemos visto multitud de casos similares, jugadores que tras un altercado se vuelven enemigos irreconciliables, convirtiendo cada partida que jugaban en batallas a vida o muerte. Podemos citar rivalidades como la Tarrasch y Lasker, Capablanca y Alekhine, Bronstein y Botvinnik o Kasparov y Karpov.

            El campeonato del mundo del año 2006 se convirtió en uno de los más polémicos de la historia y también en uno de los más bochornosos que se recuerdan. El comportamiento de ambos jugadores no estuvo a la altura de un juego de caballeros como es el ajedrez. Además, todo este asunto hizo un daño irreparable al mundo del ajedrez, por fin se consiguió que los medios de comunicación prestasen atención a nuestro juego, pero lamentablemente sólo se buscaba ahondar en el morbo y en las rencillas entre los dos jugadores.

            Desde entonces cada partida que disputan se ha convertido en una lucha sin piedad a la búsqueda de la victoria para cerrar viejas heridas. Topalov salió muy perjudicado de este asunto, se le prohibió disputar el campeonato del mundo de Ciudad de México y desde entonces no ha logrado encontrarse con su mejor ajedrez. Imagino que su motivación al enfrentarse a Kramnik es infinita, de ahí la partida tan agresiva que jugó hoy en Wijk aan Zee. Sin más preámbulos veamos la partida:

            Topalov destaca por asumir muchos riesgos con relativa frecuencia. Hoy era un día para jugarse el todo por el todo y eligió una variante con muchas complicaciones. Para complicar más las cosas realizó un sacrificio de pieza en la jugada 11 que no permitió el enroque de las negras. Kramnik no se siente a gusto en estas situaciones, las posiciones enrevesadas no son su fuerte y se vio desbordado por el empuje del búlgaro. El segundo sacrificio es una auténtica sorpresa, Topalov había recuperado la ficha entregada y la posición parecía de igualdad... en ese momento llegó una jugada inesperada, las blancas entregan su dama por un caballo y una torre logrando como contraprestación dos peones doblados muy peligrosos. Topalov jugó el final con precisión y se llevó un merecido y emocionante triunfo.

            Tal vez no deja de ser una simple victoria en una partida, en un torneo donde Topalov estaba rindiendo a un bajo nivel, pero está claro que va más allá, es una revancha muy esperada y que deja un dulce regusto para Topalov.

            Se puede decir que ha sido el triunfo del juego arriesgado ante el juego tranquilo, dos formas de ver el ajedrez que llevan enfrentadas desde hace siglos. Kramnik se caracteriza por no correr ningún riesgo, suele jugar con calma y cuando el rival se quiere dar cuenta ya tiene un peón de más y un final ganador. De cara al aficionado este estilo puede llegar a ser aburrido, por eso agradecemos poder disfrutar de partidas de ataque como esta.

Javier Cordero Fernández

(22 Enero 2008)