Inicio  |  La Diosa Caissa  |                                                                                                E-mail  |  Correo interno  |

 

Unas décadas atrás esta partida hubiese supuesto una lluvia de monedas de oro

Cientos de monedas de oro

Rossolimo, Nicolas - Reissmann, Paul

Puerto Rico 1967

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ac4 Ac5 4.c3 Cf6 5.d4 exd4 6.cxd4 Ab4+ 7.Ad2 Axd2+ 8.Cbxd2 d5 9.exd5 Cxd5 10.Db3 Cce7 11.0–0 c6 12.Tfe1 0–0 13.a4 b6 14.Ce5 Ab7 15.a5 Tc8 16.Ce4 Dc7 17.a6 Aa8 18.Dh3 Cf4 19.Dg4 Ced5 20.Ta3 Ce6 21.Axd5 cxd5 22.Cf6+ Rh8 23.Dg6 Dc2 24.Th3 1–0

Después de 22...Rh8

 

Frank James Marshall

            Las similitudes de esta partida con la joya Lewitzky-Marshall son más que evidentes. En ambas la dama se coloca al alcance de dos peones enemigos, una jugada que nos muestra la gran belleza del ajedrez, donde la imaginación no conoce límites y permite crear movimientos insospechados. Seguro que Rossolimo hubiese agradecido que el tablero se hubiese llenado de monedas de oro, tal y como le ocurrió a Marshall en 1912.

            Sin duda, esta partida merece un mayor reconocimiento, parece que todos los laureles se los llevó Marshall y ninguno quedó para Rossolimo. Si uno echa un vistazo a alguna otra de sus partidas, como su victoria ante Romanenko, comprenderá el calado real de su talento y de su fuerza combinativa. Y es que el ajedrez es así, un deporte donde la belleza se puede crear en cualquier rincón del tablero.

  

 

 

 

 

© Ajedrez de ataque. Todos los derechos reservados

Volver