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El niño prodigio se hizo mayor

Samuel Reshevsky en una de sus famosas simultaneas

Reshevsky, Samuel - Alterman, Boris

Holon Open, Tel Aviv 1986

1.d4 d5 2.Cf3 Cf6 3.c4 c6 4.e3 Ag4 5.Cc3 e6 6.h3 Ah5 7.Ae2 Cbd7 8.Db3 Db6 9.0–0 Ae7 10.Dd1 0–0 11.b3 Tfd8 12.c5 Da5 13.Ab2 b6 14.cxb6 axb6 15.a3 Da7 16.g4 Ag6 17.Ch4 Db8 18.Cxg6 hxg6 19.Af3 e5 20.dxe5 Cxe5 21.Ag2 Ce8 22.Dc2 Af6 23.g5 Ae7 24.Tfd1 Cd7 25.h4 Cc5 26.b4 Ce6 27.b5 d4 28.exd4 Cxd4 29.De4 Ac5 30.bxc6 Cc7 31.Ce2 Te8 32.Txd4 Txe4 33.Txe4 Dd8 34.Cc3 Dd2 35.Te2 Df4 36.Ce4 Te8 37.Tae1 Txe4 38.Axe4 Dxh4 39.Ae5 Dxg5+ 40.Ag2 Ce6 41.c7 Cxc7 42.Axc7 Dh4 43.Ad8 g5 44.Ae7 Ad4 45.Td1 Dg4 46.Rf1 f6 47.Ad5+ Rh8 48.Td3 Ae5 49.Ae4 f5 50.Ag2 1–0

Después de 31...Te8

Reshevsly en el final de su carrera, tras muchos años y miles de partidas disputadas

            Toda una vida dedicada al ajedrez, desde su más tierna infancia hasta su venerable vejez. Y es que como bien es sabido Reshevsky fue un niño prodigio realmente prodigioso, deleitó y asombró con su juego cuando apenas sobresalía su nariz por encima de la mesa de juego. Un genio y un jugador díscolo que siempre despreció la teoría y se dedicó a jugar según le dictaba su talento, uno de esos casos que jamás volverán a repetirse porque el ajedrez camina hacia jugadores guiados por el chip y el silicio, artilugios que aplastan despiadadamente el talento y la creatividad, características indispensables en cualquier arte.

           La verdad es que resulta extraño que Reshevsky continuase jugando al ajedrez hasta el final de sus días. En su niñez se vio obligado a jugar miles de partidas, con la evidente saturación que ello debe producir, por eso choca que cuando abandonó la niñez continuase jugando y se lanzase a la arena del ajedrez profesional. La explicación parece clara: un profundo amor por este juego.

 

 

 

 

 

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