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EL ELEFANTE DE MARFIL

(Versión extendida)

Portada del libro

( Autor : Javier Cordero Fernández - © Ajedrez de ataque )

NOTA: En este artículo se desvelan partes importantes de la trama. Si tiene pensado leer esta novela, no siga leyendo.

          Aunque la historia de esta novela se desarrolla en el siglo XVIII, la trama gira alrededor de algo ocurrido 5 siglos atrás. En el año 1248 Fernando III reconquistaba Sevilla para el bando cristiano, hasta aquí nos mantenemos dentro de la realidad. No es difícil imaginar la tristeza que tuvo que embargar a la población árabe que se vio obligado a abandonar una ciudad en la que llevaban siglos. Pero había un símbolo en la ciudad del que no podían desprenderse: La Giralda, una obra demasiado bella como para que cayese en manos de los españoles. Al firmar la paz los árabes mostraron su desazón a los españoles y el hijo de Fernando III, Alfonso (Alfonso X el sabio) se compadeció del enemigo y les propuso jugarse la Giralda de un modo curioso: jugando al ajedrez.

La Giralda

La Giralda, Sevilla

          Los jugadores que se deberían enfrentar en tan trascendental duelo fueron Alfonso X y Axafat (gobernador musulmán de Sevilla). Sería vencedor el que obtuviese tres triunfos, las partidas deberían jugarse por correspondencia. Si el duelo se prolongaba excesivamente en el tiempo sus descendientes deberían continuarlo hasta llegar al número de victorias estipulado. Todas las normas de este duelo quedaron redactadas en unas capitulaciones que serían custodiadas por los caballeros de la Orden de San Juan de Acre. Los caballeros de la Orden de Calatrava opinaban que esta idea era disparatada y decidieron boicotear la apuesta oponiéndose a su propio rey. Alrededor de esas capitulaciones girará toda la trama, ya que con el paso de los años se perdieron y sólo allí estaba recogido el resultado de las partidas; según los cristianos empate 2-2 y según los árabes 3-2 a su favor, por lo que la Giralda volvería a ser musulmana.

          La pista principal para la búsqueda de las capitulaciones se encuentra en la Catedral de Sevilla, en concreto en su piedra postrera, donde hay representada una escena en la que se aprecia a un rey cristiano jugando una partida de ajedrez con un árabe. En el tablero se puede apreciar la siguiente posición con la anotación Rd2++:

NOTACIÓN FEN: rn3r2/pbppq1p1/1p2pN2/8/3P2NP/6P1/PPPKBP1R/R5k1 b - - 0 18

          A cualquier aficionado al ajedrez le tiene que sonar esta posición, de hecho no me hizo falta ni echar una ojeada al diagrama, al leer Rd2++ fue sencillo deducir que la partida era Edward Lasker - Thomas, jugada en 1912. Un homenaje a una de las partidas más bellas jamás jugada, con una persecución al rey negro que rememora la edad de oro de del ajedrez (época romántica) y que finaliza con un mate muy curioso dado por el propio rey blanco. Bien, no olviden esa posición, será clave en el devenir de la trama y la autora hará que cuadre de una forma muy curiosa.

Catedral de Sevilla

La catedral de Sevilla

          El protagonista inicial, León de Montenegro, adscrito a la Orden de San Juan de Acre, dedicará su vida a la búsqueda de las capitulaciones. Los miembros de esa Orden tienen fe ciega en que el encuentro está empatado, por lo que durante siglos han dedicado sus vidas enteras al ajedrez tratando de preparar a un jugador que tenga la fuerza suficiente para disputar la última partida. León es el elegido para este fin, es el jugador más sobresaliente y está estrechamente ligado a la causa... además tiene en su poder un elefante de marfil (caballo en el ajedrez árabe), pieza que falta en el ajedrez que se utilizará para la partida y que es condición indispensable para demostrar que son descendientes de los jugadores que iniciaron la apuesta y, por tanto, sus legítimos sucesores en el tablero. Por el mismo motivo, su rival árabe tendrá que poseer un elefante de ébano.

           Esta partida sólo se podrá disputar si se encuentran las capitulaciones, por lo que ese será el destino de la vida de León... una búsqueda que resultará infructuosa y que se verá obligado a trasladar a su hijo, Abel, para que éste la continúe. Pero no será Abel el encargado de lograrlo, tras una vida dedicada a otras luchas (como preparar la primera constitución que quitó poder a los despóticos reyes) legó esa responsabilidad a su hija, Guiomar (que en árabe significa guerrera fuerte), que fue la única que logró descifrar el mensaje oculto en la posición de la partida Lasker-Thomas.

           Los integrantes de estas 3 generaciones se dedicaron a buscar las capitulaciones, en algún caso sin mucho ímpetu, y cada uno de ellos desarrolló su propia historia... 3 novelas dentro de la misma novela, con la entrada de nuevos personajes y una misma causa. Relatar los sucesos de cada una de ellas, con sus historias de amor, traiciones y venganzas sería demasiado largo, así que me limitaré a relatar el desenlace final.

Interior de la catedral de Sevilla

Interior de la catedral de Sevilla

           Como ya he dicho, Guiomar fue la encargada de encontrar las capitulaciones y de jugar la última y decisiva partida. Todo un guiño de Nerea Riesco a la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer, no hace demasiado sería impensable que la protagonista decisiva de una novela fuese una mujer y más si el ajedrez andaba por medio. Realmente no creo que en un deporte como el ajedrez importe demasiado el sexo al que pertenece cada jugador, lo importante es la mente que posea, que puede ser brillante tanto en un hombre como en una mujer.

           ¿Dónde se encontraban las capitulaciones?... la pista de la piedra postrera con la partida era la clave, por lo que había que buscar en la catedral. Todo fue encajando como un buen rompecabezas: en cada esquina de la catedral había una representación de una torre (como en un tablero de ajedrez) y lo que es más importante, la catedral al completo es un enorme tablero de ajedrez con 64 casillas, las cuales están delimitadas por las columnas del templo. Una vez descubierto esto no había más que ir a la casilla d2 (por la el mate de Edward Lasker: Rd2++) y buscar allí las capitulaciones. En ellas estaba marcado el resultado de la apuesta: 2-2, al que se llegó de la siguiente manera:

  • Rd2++       Victoria cristiana

  • Ca4++       Victoria cristiana

  • Txf1++      Victoria árabe

  • e2+           Victoria árabe

           La suerte estaba echada, Guiomar era la poseedora del elefante de marfil y sería la encargada de jugar la gran partida... algo para lo que había sido preparada desde los 7 años. En juego un monumento de una belleza excepcional: La Giralda. Se había estipulado que si la quinta partida finalizaba en tablas, no se disputaría ninguna partida más y los reyes deberían llegar a un acuerdo.

           La partida se disputó en un sala donde sólo se encontraban los dos jugadores, que soportaban sobre sus espaldas el peso de los siglos de una lucha sin cuartel. Todo transcurrió con normalidad hasta que el jugador árabe cometió un error y Guiomar se quedó con una posición ventajosa. Fue en ese momento cuando su cerebro se iluminó y las nubes se dispersaron pudiendo ver la situación con claridad... ¿por qué tenía que haber un vencedor y un vencido en esta historia?, la Giralda era un símbolo de una época donde los árabes y los cristianos convivieron en la misma ciudad y así debería seguir siendo. A partir de ese momento jugó sólo en busca de unas tablas y las consiguió al desembocar en una posición de jaque perpetuo que pueden ver a continuación (las blancas las conducía Guiomar):

NOTACIÓN FEN: 2k5/pp2n2Q/8/P2p4/6q1/P1p5/2P2PKP/5R2 w - - 0 22

           Está posición también me resultó familiar, aunque en esta ocasión no fui capaz de situar la partida. Tras buscarla en una base de datos descubrí que se trataba una partida entre Bobby Fischer y Mikhail Tahl, disputada en unas Olimpiadas y que ya había publicado en esta web. La pueden ver en: Fischer - Tahl. Un bonito final donde la protagonista decidió estar por encima de disputas entre reyes y asuntos eclesiásticos y tomó una decisión solidaria.

           Esta es una historia donde todo gira en torno al ajedrez y Nerea Riesco se encarga de mostrar algunas de las cualidades por las que este juego ha atraído a alguna de las personalidades más brillantes de la historia. También me ha gustado el tono irónico que la autora usa para denunciar las injusticias sociales que se vivían hace siglos, algunas de las cuales siguen tristemente vigentes. En definitiva, esta no es una novela que el aficionado al ajedrez deba leer por el ajedrez, tiene más cosas interesantes que la hacen recomendable y que le dan un puesto destacado en la sección de 'Ajedrez en la literatura'.

 

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