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Mejores partidas

El arte de Misha era inagotable

Tablero de ajedrez gigante hecho de plantas, a la luz del ocaso. Por el tablero deambula un pavo real

     Tahl, Mikhail - Ripley, J. M.

Liverpool 1974

1.e4 c5 2.Cf3 d6 3.d4 cxd4 4.Cxd4 Cf6 5.Cc3 Cc6 6.Ag5 e6 7.Dd2 a6 8.0–0–0 Ad7 9.f3 Ae7 10.h4 Tc8 11.g4 Dc7 12.Ae3 Cxd4 13.Axd4 e5 14.Ae3 Ac6 15.g5 Cd7 16.h5 b5 17.Ah3 b4 18.Cd5 Axd5 19.exd5 Tb8 20.g6 fxg6 21.hxg6 h6 22.Rb1 a5 23.f4 Af6 24.Thf1 Tf8 25.Ae6 Cb6 26.fxe5 Cc4 27.exf6 Cxd2+ 28.Axd2 Tb7 29.Axh6 gxh6 30.g7 Dc4 31.gxf8=D+ Rxf8 32.Tg1 Tf7 33.Tg4 1–0

    

Después de 26...Cc4                Después de 28...Tb7

 

Partida disputada en unas simultáneas

 

         No importa si la partida se jugaba en un torneo, en un campeonato o en unas simultáneas, cuando a Misha se le encendía la bombilla de la genialidad se convertía en una fuerza de la naturaleza imparable. Nadie en la historia del ajedrez ha logrado combinar como él, con golpes tan inesperados y complejos, por eso sus partidas son referencia en cuanto a ajedrez táctico y será recordado por todo aficionado que se acerque al ajedrez en cualquier época.

Mikhail Tahl en 1974

         En días en los que se está jugando un campeonato del mundo muy descafeinado, aunque lleno de emoción, es bueno entretenernos con maravillas como ésta. El juego de Tahl siempre es como un golpe de aire fresco, reproducir sus jugadas es divertido y suele dejar con la boca abierta, generando el anhelo de poder realizar alguna combinación parecida al menos una vez en nuestra vida... de ilusiones también se vive.

  

 

 

 

 

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