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                      Alfred de Musset fue un poeta que alcanzó gran fama en
                      Francia durante la primera mitad del siglo XIX. Su estilo
                      fresco y original tuvo una gran aceptación, además fue
                      muy reconocido por su esfuerzo en huir de composiciones
                      realizadas por otros, de hecho odiaba el plagio (mal lo
                      hubiese pasado en los tiempos actuales, donde cualquiera
                      roba el trabajo de quien sea con total impunidad) hasta el punto de
                      escribir:  "El plagio es peor que la muerte.
                      Mi vaso no es grande, pero yo bebo de mi propia copa".
                      De Musset fue una persona apasionada, lo que le llevó a
                      dedicarse al fascinante mundo de las letras a pesar de
                      haber cursado estudios de Medicina y Derecho. Acudía con
                      frecuencia a la casa de Victor Hugo, genio de las letras
                      (su obra "Los Miserables" es altamente
                      recomendable) con el que trabó una gran amistad. Sin embargo,
                      su vida entraría en una espiral de decadencia tras un
                      rechazo amoroso del que fue incapaz de recuperarse,
                      cayendo en un desmedido consumo de alcohol que le llevó a
                      arruinar su vida.
                        
          
                      Era un entusiasta aficionado al ajedrez y, como muchos
                      otros artistas franceses, acudía con asiduidad al Café
                      de la Régence. Incluso plasmó esa pasión
                      componiendo algún problema, como el que pueden ver a
                      continuación (Ver
                      problema) que llegó a ser publicado en la
                      revista La Régence. Durante sus dos últimos años de
                      vida acudía al café a diario, aunque se encontraba
                      completamente deteriorado por el abuso del alcohol y del
                      tabaco, hasta el punto de que le temblaba
                      incontrolablemente el pulso cada
                      vez que movía una pieza. En el ajedrez buscó un refugio
                      desde el que intentar huir de sus fantasmas, juego que
                      compartió esta función con la absenta, bebida de la que
                      abusaba y que le destrozó hasta acabar con su vida en
                      1857, cuando sólo tenía 47 años.           
                      Esta partida fue jugada en La Régence durante la estancia
                      del fortísimo maestro Serafino Dubois en la ciudad, a la
                      que llegó para probar su fuerza con los maestros más
                      fuertes de Europa, ya que hasta entonces se había
                      mantenido recluido en su país, Italia.
                       Javier
                      Cordero Fernández 
                      (25
                      Noviembre 2014)  |