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La joya desconocida

Cuadro "La partida de ajedrez" de Vieira da Silva. Partida entre dos jugadores. Lo peculiar es que todo el cuadro está hecho de casillas, incluso los jugadores.

Panke - Kranenberg

Schmollenhagen 1941

1.d4 Cf6 2.Cc3 e6 3.e4 b6 4.f4 Ab7 5.Ad3 d6 6.Cf3 Ae7 7.e5 dxe5 8.fxe5 Cfd7 9.0–0 c5 10.Ce4 cxd4 11.Cd6+ Axd6 12.exd6 e5 13.Cxd4 exd4 14.De2+ Rf8 15.Txf7+ Rxf7 16.Ac4+ Rf8 17.Ag5 Cf6 18.Tf1 Cbd7 19.De6 De8 20.Txf6+ Cxf6 21.Dxf6+ gxf6 22.Ah6++ 1–0

 

       

Después de 12....e5                 Después de 14...Rf8                 Después de 19...De8

 

          El ajedrez tiene varias características que lo diferencian del resto de deportes. Una de ellas es que cualquier jugador, aunque sea totalmente desconocido, puede alcanzar la gloria y cierta celebridad jugando una gran partida. Si las jugadas tienen la suficiente brillantez, podrán aparecer en algún libro, sin importar el nombre del ajedrecista, lo que perpetuará su creación y permitirá que sea conocida por los aficionados de distintas épocas. 

           Este es el caso de esta partida, en la que ninguno de los dos contendientes es conocido, de hecho sólo quedaron registrados sus apellidos. Sin embargo, poco importa su origen, el ataque es brillante y estético, basado en la pésima situación del rey en el centro y el incordio que supone el peón de d6. Los golpes son asestados en el momento justo y en el lugar apropiado, sin dar un sólo respiro al rival, toda una demostración de cómo atacar con energía.

 

 

 

 

 

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