Jugando
en el tablero de la vida
F. J. Pérez vs
Eugenio Salomon, Torneo internacional de Gijón 1947
El segundo libro en el que aparecerá mi nombre, en este caso como
coautor junto a Eugenio Salomon Rugarcía, verá la luz el 22 de
abril de 2022: Jugando en el tablero de la vida, la biografía del
propio Eugenio, un ajedrecista español al que la vida
sacudió con fuerza tantas veces, que fue incapaz de poder
desarrollar la prometedora carrera que tenía ante sí cuando
jugaba de tú a tú con los Pomar, Fuentes o Francisco José
Pérez en el Madrid de los cuarenta. Sus andanzas en el tablero le llevaron
por distintos países, donde siempre se las ingenió para
adaptarse con rapidez y seguir siendo un jugador extremadamente
competitivo. En ocasiones las piezas de ajedrez se llenaron de
polvo por la falta de uso, pero Eugenio, irremediablemente
atraído por el embrujo del tablero, siempre terminó regresando
al ajedrez aunque hubiese pasado más de una década por medio.
Pero este libro no trata sólo de ajedrez, entre sus páginas se
encuentra un tesoro celosamente guardado: una historia repleta
de vivencias y enseñanzas de vida, de sobresaltos y angustias
generados por guerras y conflictos, de viajes dejando todo
atrás y constantes renacimientos en tierras lejanas. E incluso
va más allá, mucho más allá, permitiéndonos retroceder en
el tiempo para conocer a Robert y Max Salomon, padre y tío de
Eugenio, cuyas convulsas vidas podrían servir para filmar varias
películas. No creo que haya muchos ajedrecistas españoles
con una biografía tan interesante, variada y apasionante como
la de Eugenio Salomon. Quién de una oportunidad a este libro
disfrutará con el discurrir de sus páginas y le aseguro que
encontrará auténticas enseñanzas que le ayudarán a no
quebrarse ante las dificultades y a afrontar la vida con
determinación.
Robert
y Max Salomon
Escribir este libro junto a Eugenio ha sido como caminar a
su lado recorriendo su vida: he conocido una felicidad rota
por la crudeza de una
guerra civil que nunca debió ocurrir, el hambre y la
incertidumbre de una posguerra y el dolor que produce tener que
abandonar el país que te vio nacer. Junto a Eugenio he vivido
la revolución cubana y su complicada atmósfera, he aprendido la importancia del trabajo duro y todo
lo grato que ello esconde, he podido percibir el temor a la falta de
libertad y una nueva puesta en marcha buscando un aire más
libre y un horizonte más despejado. Y finalmente he podido, por
fin, observar como una vida de constante movimiento se
convertía en un remanso de paz familiar... al fin y al cabo,
¿no es lo que la mayoría buscamos?
Javier
Cordero Fernández
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