El caballo es la pieza más estética del ajedrez, sus
movimientos enrevesados, en ocasiones inesperados, le
dan un componente estético superior al resto de piezas.
Pero lo que consiguió Kamsky en esta partida, a través
de una entrega de calidad, es de lo más curioso que he
visto sobre un tablero. La mole de 3 peones pasados, al
que se unieron los dos caballos negros y que se puede
ver desde la jugada 25, es una de las formaciones más
contundentes y bonitas que recuerdo. Una partida
preciosa para reproducir, una más de un Kamsky que este
año se está mostrando más creativo que nunca. |