A veces parece que en el ajedrez de élite actual está
todo estudiado y perfeccionado, que el excesivo
conocimiento de las aperturas vuelve las partidas
insulsas y sin chispa. Esto es cierto a medias, el
ajedrez da para mucho más de lo que aparenta, tal y
como han demostrado esta tarde Morozevich y Grischuk. Lo
que falta en el ajedrez actual es actitud y ganas de
pelear por las victorias, el miedo manda; miedo al
error, miedo a que cualquiera desde su casa desnude
dichos errores con los dichosos programas, miedo a no
tener la iniciativa y ser barrido del tablero... pero
hay jugadores que son un ejemplo como deportistas,
personalmente Morozevich tiene todo mi respeto, siempre
aprieta, complica las posiciones y nunca sale pensando
en empatar sin lucha. Podrá cometer fallos, pero
habitualmente se mete en posiciones difíciles donde es
imposible calcularlo todo. Los aficionados al ajedrez le
agradecemos esta forma de jugar, seguir sus partidas es
entretenido e instructivo y nos recuerda que el ajedrez
es jugado por humanos y el error es inherente a éstos...
yo nunca sigo las partidas ayudado de un programa, esto
hace trabajar a mi cerebro y me hace apreciar el
esfuerzo y la calidad de estos jugadores, os aconsejo
que lo hagáis así, disfrutaréis más.
Alexander
Morozevich en su partida contra Carlsen
En el Memorial Tahl se están viendo partidas luchadas,
sorpresas y buen ajedrez... parece que el espíritu de
Misha pulula por la sala contagiando sus ganas a los
participantes... y no olvidemos que aquí están la
mayoría de los 10 primeros del ranking FIDE. Me encanta
ver a un Kramnik tan combativo, como lo lleva siendo
desde hacer un par de años (qué jugador perdió el
ajedrez durante más de una década por su falta de
ganas de competir) o como están sufriendo los
considerados (de forma justa) mejores del mundo Carlsen
y Aronian. El rumbo del torneo es imprevisible, aunque
parece que Morozevich está muy fuerte (ayer me pareció
que tenía ventaja ante Carlsen) y creo que esa es mi
apuesta.
Esta partida no tiene desperdicio. Posición extraña de
las blancas, que se quedan sin enroque, de forma
voluntaria, pero con huecos peligrosos por los que
atacar en el ala de rey. Al seguir la partida en directo
parecía lógica Ag6 y luego sacrificar como un loco en
h6, tal como hizo Grischuk. Pero Morozevich está de
dulce, aguantó el ataque y lanzó un contragolpe
demoledor, con entrega de calidad incluida. Hay que
decir que, como casi siempre, Grischuk jugó con apuros
de tiempo buena parte de la partida. En definitiva,
estamos ante una de esas partidas que, pese a ser muy
larga, te mantiene anclado ante la pantalla del
ordenador calculando como un loco y pasando un rato
entretenido. Sólo me resta dar las gracias a Grischuk y
Morozevich por recordarnos lo DIVERTIDO QUE ES EL
AJEDREZ. |