Vallejo salió mal parado de la apertura, no jugó con
precisión y Gelfand tenía algo de ventaja. Había que
hacer algo o se entraría en un final irremediablemente
perdido. Por eso Vallejo decidió hacer lo que hizo,
cambiar el rumbo de la partida arriesgando al máximo...
de todos modos la partida estaba muy complicada. Sabía
que la única forma de arrancar algo era complicar la
posición y así lo hizo.
Hay que darse cuenta de una cosa: el golpe psicológico
que supuso esta combinación, yo creo que Gelfand
desconfiaba de la jugada de Vallejo y por eso trató de
simplificar la posición. Seguro que se encontraba
temeroso ante lo que se le podía venir encima... y en
eso también consiste el ajedrez táctico, complicar la
posición y desconcertar al rival... si no que le
pregunten a los rivales de Mikhail Tahl, muchos de sus
sacrificios eran dudosos, pero hay que sentarse delante
del tablero y capear el aluvión que se te viene encima.
Creo que los aficionados han disfrutado, han puesto los
ojos como platos y se han enganchado a la partida dejándose
los ojos en la pantalla. Es fácil decir que se han
cometido errores... gracias a los programas que todos
tenemos en casa, pero hay que estar allí, en el
escenario del torneo, con la presión del reloj, la
tensión de estar disputando el torneo más prestigioso
del planeta. Entonces tal vez comprenderíamos la
dificultad de jugar una partida así. La facilidad de
poder consultar un programa nos ha hecho olvidar lo
complicado que es este juego, las infinitas variantes
que se pueden jugar y lo sencillo que es cometer un
error, incluso a en los torneos de más alto nivel.
Yo recomiendo a los aficionados que no utilicen los
programas cuando vean partidas por internet. Al hacerlo
no nos esforzaremos en calcular nada de lo que vemos en
el tablero y de ese modo simplemente estaremos atentos a
lo que nos diga Rybka o Fritz. Creo que se puede
disfrutar más tratando de calcular por nuestra cuenta,
a veces sin saber quien tiene ventaja, pero sintiéndonos
genial cada vez que acertamos algún movimiento, en
definitiva, disfrutando del ajedrez.
Esto es un deporte, a veces se arriesga y otras no, por
eso Vallejo se merece nuestro reconocimiento, por ser
valiente en un escenario tan complicado, con todas las
miradas puestas en él. El medio punto logrado es un
justo premio a la osadía.
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