Georgia es un país único en el mundo del ajedrez.
Desde hace décadas, jugadoras de ajedrez de alto nivel
han salido de esa región del sur del Cáucaso. La
explicación está en un gran trabajo de entrenamiento y
formación, y en la fama que adquirieron jugadoras como
Gaprindashvili o Choburdanidze, auténticas heroínas
nacionales. Pero, ¿por qué tantas mujeres se dedican
al ajedrez en Georgia?, en el resto del planeta ocurre
justo lo contrario, pero a orillas del mar Negro el
ajedrez es jugado casi por igual por hombres y mujeres.
Una de las razones que ha podido influir en este hecho
es una curiosa tradición popular del país: cuando una
mujer se casa en su dote siempre va incluido un juego de
ajedrez, por lo que es muy habitual que la mayoría de
mujeres sepan jugar al ajedrez.
Tal vez sólo China aporta más jugadoras que Georgia en
la actualidad, aunque sólo sea por masificación debido
a los altamente poblado que se encuentra este país. Me
vienen a la cabeza nombres como las mencionadas
ex-campeonas del mundo Nona Gaprindashvili y Maia
Chiburdanidze, u otras ajedrecistas que han estado en la
élite del ajedrez femenino, como Nana Alexandria, Nana
Ioseliani, Ketevan Arakhamia (campeona del mundo junior
en 1989 y 1990), Nino Khurtsidze (campeona del mundo
junior en 1993) o Nana Dzagnidze (campeona del mundo
junior en 2003).
Nana Dzagnidze acaba de participar en el reciente Open
de Gibraltar, dónde ha cosechado una gran actuación
finalizando en 5º lugar y superando a un alto número
de fuertes GM. Además nos dejó esta gran partida en la
que derrotó al talentoso Francisco Vallejo, tal vez la
mejor partida a nivel táctico de todo el torneo. El
open de Gibraltar ha resultado interesante de cara al
ajedrez femenino, ya que muchas ajedrecistas acudieron
al peñón para competir de tú a tú con los Ivanchuk,
Short y compañía. Sólo compitiendo con los mejores
del mundo se conseguirá que el ajedrez femenino pueda
progresar y acortar las distancias con el masculino.
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