En
determinadas ocasiones nuestras piezas pueden estar
atascadas en una posición. ¿Qué hacer? ¿Por dónde
seguir? Muchas veces nos tendremos que conformar con
defendemos y tratar de salvar los muebles, pero otras se
podrán utilizar recursos conocidos... ese es el caso
del ataque de las minorías, algo que jamás se nos
ocurriría hacer si no lo conocemos de antemano.
El ataque de las minorías se puede llevar a cabo cuando
en uno de los dos flancos contamos con menos peones que
nuestro rival. En ese caso lanzaremos nuestros peones
contra los del rival, a pesar de que la lógica nos
dicte lo contrario, para intercambiarlos. De este modo
lo que se logra es romper la posición y abrir huecos
que activen a nuestras piezas más pasivas. Se suele
usar en posiciones cerradas donde existe poca
maniobrabilidad para las piezas, sobre todo cuando los
peones centrales se bloquean entre si y no es posible
cambiarlos. Bien, lo habitual es cambiar varios peones y
que nuestro rival se quede con un peón pasado (ya que
tenía superioridad de peones en ese lado), pero dicho
peón pasado será habitualmente débil ya que estará
muy retrasado y podrá ser atacado con facilidad. Esas
son las dos ventajas que se obtienen: espacio para
nuestras piezas y la posibilidad de que el peón pasado
del rival sea débil y atacable.
Este ataque se empezó a usar en la época de Tarrasch,
aunque el alemán decía que era un recurso inútil e
ineficaz. El tiempo ha quitado la razón a Tarrasch, ya
que ha sido usado con un gran resultado en muchas
partidas y se sigue utilizando en la actualidad.
En muchas posiciones, tras realizar el ataque de minorías
es habitual que el peón de más del rival en ese flanco
se quede aislado, lo que podemos aprovechar para
atacarlo y ganar de este modo la iniciativa. Esto no
garantiza ninguna ganancia, pero siempre es mejor que
nuestras piezas estén en posiciones atacantes y las del
rival en posiciones pasivas.
Ésta, como casi todas las maniobras en ajedrez, se debe
realizar cuando nuestro desarrollo no sea mucho peor que
el de nuestro rival. Si estamos peor que nuestro
adversario puede resultar peligroso y
contraproducente... esto es lógico, si hemos salido mal
de la apertura lo lógico es buscar recolocar nuestras
piezas tratando de igualar la situación y no lanzarnos
a la aventura buscando atacar cuando no podemos hacerlo.
Miguel
Najdorf - Erich Eliskases
Mar
del Plata 1947
Las negras se han centrado en evitar la ruptura en e4,
por lo que las blancas se ven obligadas a buscar otros
horizontes: 24.b5
axb5 25.axb5 cxb5 una vez hechos todos los cambios,
las blancas, de repente, son más activas y presionan en
puntos más importantes (como d5) 26.Tc5
Las blancas han conseguido cambiar la tendencia de la
partida, tienen una mejor estructura de peones y sus
piezas son más activas. Najdorf supo exprimir al máximo
estas ventajas para terminar apuntándose el triunfo:
Pueden ver la partida completa en: (Najdorf
- Eliskases).
Bozic,
Alexander - Ugrinovic, Dragan
Yugoslavia
1970
15.b5 axb5
16.axb5 las blancas van a conseguir una pequeña
debilidad dejando un peón retrasado en c6, sin embargo
lograrán las tablas atacando por el otro flanco 16...Cxc3
17.Dxc3 Ag4 18.Axg6 Axf3 19.gxf3 hxg6 20.Tfc1 Dg5+
21.Rf1 Te6 22.bxc6 bxc6 23.Tb6 Dh5 24.Rg2 Dg5+ ½–½. Podéis
ver la partida completa en: (Bozic
- Ugrinovic).
Por cierto, la mejor manera de contestar a un ataque de
minorías es atacar por el flanco contrario, mientras
nuestro rival se centra en un flanco nosotros tratamos
de sacar ventaja en el lado opuesto, donde habrá menos
vigilancia.
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