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Curiosidades - Bloque 27


Que la posteridad los juzgue...

Caricatura de Tarrasch con el dedo en alto, enseñando una lección (está apoyado sobre unos libros)

           Nos encontramos en la lejana Rusia, en los últimos años de los zares, en concreto en 1914. En San Petersburgo se organizó un gran torneo, al que acudieron varios de los jugadores más fuertes del planeta atraídos por los suculentos premios que se ofrecían. El torneo fue ganado de forma brillante por Emanuel Lasker, tras una fase preliminar dominada por Capablanca. 

           Sin embargo, la polémica llegó cuando se concedieron los premios de belleza. Durante el torneo se jugó la maravillosa partida Nimzowitsch - Tarrasch, que sorprendentemente sólo recibió el 2º premio. El primer premio recayó en la partida Capablanca - Bernstein, que sin duda es otra joya, pero no del altísimo nivel de la disputada por Tarrasch. Cuando Tarrasch recibió la noticia, montó en cólera e hizo unas declaraciones que quedarían grabadas en la historia de este deporte: "Los jueces concedieron el 2º premio a mi partida. No estaría bien formular aquí mi crítica y me contentaré con indicar los nombres de los jueces para que la posteridad pueda juzgarlos: fueron los señores Burn, Pollner y Znosko Borovsky".


Siempre competitivo, siempre malhumorado

Foto de Bobby Fischer

           Nos encontramos en la Olimpiada de Leipzig de 1960. El duelo, en plena guerra fría, entre Estados Unidos y la URSS era prometedor y se mantuvo igualado hasta unas pocas rondas antes del final. En la octava ronda, Argentina se cruzó con Estados Unidos en un match de gran importancia. En el tablero 1 se enfrentaban Bobby Fischer y Miguel Najdorf, y se llegó a la siguiente posición aparentemente favorable para Fischer (que conducía las blancas):

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           Esa posición coincidía con el momento de aplazar la partida y Fischer miró con sorpresa a su rival al ver que sellaba una nueva jugada y no abandonaba. Najdorf pensaba que estaba perdido, pero durante  toda su carrera se mostró siempre muy combativo y siguió al pie de la letra una frase de Tartakower: "Nadie ha ganado nunca una partida abandonando". El resto del equipo argentino analizó el final durante un buen rato y comentaron a Najdorf que no tenía ninguna posibilidad. Sin embargo, Najdorf no lo veía tan claro y durante la madrugada volvió a analizar la posición, sin encontrar una línea ganadora para las blancas, por más que buscaba, las negras siempre se salvaban.

            Al día siguiente Najdorf entró en la sala de juego y oyó como Fischer comentaba a Bisguier: "Esto está ganado". Pero no todos estaban de acuerdo, Botvinnik se acercó a Najdorf y le comentó: "He estado analizando su partida y engaña bastante la posición, en realidad no es tan fácil". Najdorf y Fischer se pusieron a jugar y con el paso de las jugadas el estadounidense empezó a darse cuenta de que la victoria era imposible de lograr. Tras varias escaramuzas se llegó a la siguiente posición:

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            Tras Tg4+ las negras tienen una posición de jaque continuo y Fischer lo sabía, por lo que la ira pasó a dominar su cuerpo y de un manotazo tiró todas las piezas al suelo. Fischer se levantó de la silla y se fue sin proponer tablas y sin firmar las planillas. Según las leyes de la FIDE ese comportamiento significaba que Fischer perdía la partida... siempre que Najdorf reclamara. Najdorf consultó con el resto de su equipo y se tomó la decisión de no reclamar y fijar el resultado como tablas, justificando esta decisión en la nobleza deportiva... un bonito gesto que Fischer agradeció al día siguiente.


Enrique VIII

Cuadro de Enrique VIII

          Enrique VIII es uno de los monarcas más conocidos de la historia. Famoso por romper con Roma, algo por lo que fue excolmulgado por el Papa Clemente VII, se declaró jefe supremo de la Iglesia anglicana. Pero tal vez sea más conocido por haber tenido 6 esposas y por su ansia constante de tener un hijo varón, lo que le llevó a ajusticiar a dos de ellas (Ana Bolena y Catalina Howard) y divorciarse de otras dos (Catalina de Aragón y Ana de Heves).

          Está más que documentado que fue un gran aficionado al ajedrez, tal como lo fueron otros muchos reyes de la época. Lo que ya no es tan normal es el número de juegos de ajedrez que poseía. Se hizo el siguiente inventario:

- Caja negra con piezas de ajedrez de hueso

- Dos tableros de latón.

- Bolsa de terciopelo verde con piezas de ajedrez

- Tablero de ajedrez dorado con sus piezas de ajedrez.

- Dos tableros de hueso incrustados de plata, con sus respectivas piezas.

- Dos maletas de cuero negro con piezas y tableros.

- Cuatro tableros de hueso con sus respectivas piezas.

- Tablero de ajedrez con piezas de distinto tipo.

- Dos tablero de hueso en blanco y negro.

- Caja negra con piezas de hueso.


 

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