Curiosidades
- Bloque 26
Para
Fischer sólo existía el ajedrez
Año 1958. Bobby Fischer está a punto de participar
en el importante torneo interzonal de Portoroz, pero
antes de acudir a Yugoslavia pasa por Moscú. Allí
Fischer no visita los monumentos de la ciudad, ni se
acerca a la galería Tretiakov, como haría cualquier
otro mortal. Directamente se dirige a un club de
ajedrez de la Avenida Gogol, irremediablemente atraído
por un deporte que necesita como el respirar y que es
el motor de su vida.
Fischer llegó al club a una hora extraña, con la
tarde muy avanzada, y empezó a jugar con todo el que
allí se encontraba... y fue derrotando a todo rival
que aceptó jugar con él, incluso venció a uno de
los maestros de la vieja guardia soviética: Vladimir
Alatortsev. El director del club no daba crédito, un
estadounidense estaba invadiendo (ajedrecísticamente)
el centro de Moscú. Había que salvar el honor de la
nación, por lo que cogió un teléfono y llamó a
Salomon Flohr: "Levántese, Solomon
Mihailovich, la patria le llama"... no se
sabe si Flohr pudo detener la invasión
estadounidense, pero ese día la URSS se tambaleó
ante un vaquero que jugaba al ajedrez siempre en pos
de la victoria.
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Un
poco de soberbia
Viajemos hasta Karlsbad, preciosa ciudad checa que
albergó durante varios años uno de los torneos más
fuertes de principios del siglo XX. Nos encontramos en
1907, la flor y nata del ajedrez mundial se ha dado
cita en la ciudad antes mencionada y pelean en un
largo torneo de 21 rondas (algo típico en aquella época).
Akiba Rubisntein se encuentra en el mejor momento de
su carrera, siendo serio aspirante a la corona
mundial. En Karlsbad confirma esas sensaciones y
despliega un juego imparable, llegando a la última
ronda con un punto de ventaja sobre su inmediato
perseguidor, Geza Maroczy. Unas simples tablas en la
última partida, ante Heinrich Wolf, harían que
Rubinstein se llevase el primer premio en solitario.
Wolf, sabedor de esta circunstancia, le ofreció
tablas a las pocas jugadas de haber comenzado la
partida, las cuales, sorprendentemente, fueron
rechazadas por Rubisntein. Un par de jugadas después
Rubisntein omitió una jugada fortísima y sencilla de
ver, tanto, que resultaba evidente que la había
pasado por alto de forma intencionada. Finalmente la
partida finalizó en tablas al repetir movimientos.
Rubinstein fue preguntado por la jugada omitida, a lo
que respondió: "Con Wolf, yo hago tablas
cuando quiero, no cuando quiere él". Pueden
ver la partida en: Wolf
- Rubinstein.
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Las
'extrañas' peticiones de Bernard Shaw
Bernard Shaw, de origen irlandés, fue un afamado crítico
y escritor, que desarrolló una larga carrera en las
letras culminada con la obtención del premio Nobel de
literatura en 1925 y de ¡un Oscar! en 1938 al mejor
guión. En sus obras se pueden apreciar los ideales de
Shaw, muy crítico con ciertos aspectos de la
sociedad. También defendió la alimentación
vegetariana, aspecto que incluyó en varios de sus
libros, y se involucró en la lucha por la
independencia de Irlanda.
Una noche cenaba Bernard Shaw en un restaurante en el
que tocaba una orquesta como entretenimiento. El
director de la orquesta le reconoció con rapidez y se
acercó a su mesa para saludarle y preguntarle si tenía
alguna petición musical. Bernard respondió con
rapidez: "¿Sabe usted 'tocar' una partida de
ajedrez?"... hay pasiones que no se pueden
abandonar ni durante la cena.
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