La catedral de la localidad de Naunburg (Alemania) es un bello edificio de estilo gótico (del siglo XIII), famoso por las distintas representaciones que aparecen esculpidas en su fachada o en sus columnas y que tratan sobre distintos temas, el ajedrez incluido. Esta es la catedral en cuestión:

           Grabar escenas en la fachada de una catedral es algo habitual, pueden tratarse acontecimientos religiosos, personajes célebres o incluso cosas más extrañas, como el astronauta que fue esculpido en la catedral de Salamanca no hace muchos años. La catedral de Naumburg puede ser incluida en el apartado de casos extraños, ya que en sus paredes exteriores se puede ver una partida de ajedrez disputada por... dos simios, verdaderamente curioso.

          Gracias al ajedrez por correspondencia desde hace muchas décadas se pueden jugar partidas de ajedrez a larga distancia, incluso en sitios situados en las Antípodas. Con la aparición de internet incluso se pueden jugar dichas partidas en tiempo real. Pero todo esto no es comparable a la partida disputada el 9 de junio de 1970, donde los contendientes se encontraban a una distancia cósmica... ya que fue jugada por la tripulación de la nave Soyuz 9 y los integrantes de la base desde donde se controlaba la misión. Veamos una foto de la colosal Soyuz 9:

          Hay que decir que éste era un cohete soviético, la auténtica perla de la URSS en la famosa carrera espacial desarrollada a la par que los Estados Unidos. Sus tripulantes fueron Vitaly Sevastianov y el comandante Andrian Nikolayev. Los dos cosmonautas disputaron una partida de ajedrez por radio contra el general Kamanian y el astronauta Gorbatko. La partida terminó en empate y transcurrió de la siguiente forma:

          Nunca una jugada de ajedrez recorrió tantos miles de kilómetros, ni se acercó tanto a las estrellas del firmamento.

La apertura orangután

         La apertura Orangután es una de las más curiosas del ajedrez, y lo es tanto por su nombre como por su primera jugada (1.b4). Dicho nombre se lo puso Xavielly Tartakower, aunque no fue el primero en utilizarla, ese honor recae en Berthold Englisch, en una partida disputada en 1896.

         El bautismo de esta apertura se produjo durante el torneo de New York de 1924. En una de las rondas a Tartakower le tocaba enfrentarse a Maroczy y unas horas antes del comienzo de la partida visitó el jardín zoológico de New York. Según cuenta el propio Tartakower, consultó con un orangután del zoo si debía jugar 1.b4 o no. Además comentó que el movimiento del peón a b4 y luego a b5 le recordaba a este peludo animal... ¿Abusaría del vino ese día Tartakower?

         Alestier Crowley alcanzó gran fama por su relación con la magia negra y el esoterismo. Novelista, poeta y millonario por herencia, fue un personaje excéntrico y lleno de curiosidades, llegando a denominarse a si mismo como Baphomet, el mago negro.

         Curiosamente también jugó al ajedrez y lo hizo enrolado en el equipo de Cambridge. En uno de los célebres encuentros contra su gran rival, Oxford, Crowley capitaneaba a su equipo, pero fue el único jugador de Cambridge que cayó derrotado en su partida. Rápidamente fue preguntado sobre el motivo por el cual no había usado la magia negra para obtener la victoria. Su respuesta refleja picardía: "Al principio quise ganar sin tener que recurrir a la magia negra, y cuando mi posición era ya muy difícil, caí en unos apuros de reloj tan fuertes que ya no tuve tiempo de aplicarla".